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Las relaciones socio ambientales: el objeto de la política ambiental

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Constituye este el tercero y último de tres comentarios que hemos publicado de forma continuada, siendo cada uno de ellos, autónomos en su contenido. El primero ha formulado lo que entendemos como el sesgo estructural de la política ambiental actual. El segundo argumentaba que una de las razones que explican ese sesgo es la falsa creencia que lo que podemos llamar «la naturaleza o «lo natural» consituye el objeto de la politica ambiental. Finalmente esta última contribución introduce un concepto, el de las «relaciones socio ambientales», que entendemos es el genuino objeto y propósito último de la política ambiental.

Una segunda razón, a la ya mencionada en el comentario anterior, que nos lleva a decir que “lo natural” no es el objeto de la política ambiental es de naturaleza pragmática, y tiene que ver con el origen fáctico de la política ambiental, que no son otros que los denominados “problemas ambientales”, algunos elevados a rango de crisis por su gravedad.

El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y destrucción de los sistemas hidrológicos, la contaminación del suelo, la contaminación atmosférica de lo centros urbanos, entre tantos otros, no son problemas “naturales”, en el sentido de que se trate de cuestiones pertenecientes estrictamente a “lo natural”. Se trata más de cuestiones que revelan una nueva “realidad”, una realidad socio-natural, compuesta por relaciones socio naturales.

Este mundo de relaciones socio naturales y su estado, realidad que ha existido desde tiempos lejanos, pero que muy recientemente ha pasado a ser preocupación de una acción pública orientada, es el objeto de la política ambiental.

El estado y evolución de las relaciones socio ambientales debieran ser, por tanto, el horizonte último de la política ambiental, no la naturaleza como tal, sino el cómo nos relacionamos con ella. Esto cambia radicalmente el paradigma de lo que pueden ser los objetivos, la estrategia y más aún la conceptualización del nudo de la política ambiental. Esto supone que cuando vayamos a discutir de los propósitos que nos hacemos respecto del objeto de política, ya no nos referimos más a estados deseables de la naturaleza, el aire, los mares y océanos, o la biodiversidad, sino al estado deseable de las relaciones socio ambientales. ¿Cómo sonaría ese nuevo discurso? Eso veremos más adelante.

Esto supone también que cuando nos planteemos objetivos de política, ya no nos los planteemos necesariamente en términos de estados deseables del medio ambiente, como número de especies en tal riesgo de extinción, o calidad del aire medida en tal parámetro.

Y también supone que debieran cambiar las metodologías y aproximaciones que utilizamos para describir y analizar nuestro objeto de política, hoy día dominados por lenguajes provenientes de las ciencias de la naturaleza y por tan extensas como inútiles descripciones de los elementos naturales que supone cada uno de los problemas ambientales en cuestión.

Entender y conceptualizar las relaciones socio ambientales o socio naturales requiere un esfuerzo conceptual propio, que hasta ahora se ha realizado sólo muy parcialmente, pues convencidos de que el objeto de la política ambiental era básicamente lo natural, las descripciones de los problemas de política constituyen articulaciones muy pobres del alcance socio ambiental de los mismos, predominando una descripción naturalista carente de toda articulación socio ambiental efectiva.

Esto no es de extrañar por la conceptualización que se ha hecho del objeto y consecuentemente del objetivo de la política ambiental. Efectivamente, si el objetivo de la política ambiental se ha entendido como la conservación de la naturaleza en todas sus dimensiones, entonces, su dimensión social, en general se ha limitado a describir y entender cómo el hombre y la sociedad afectan a ese objetivo de conservación.

La sociedad en las descripciones de la problemática ambiental no tiene otro papel que el de ser el factor antrópico de la ecuación, es decir, la sociedad solamente conceptualizada en tanto factor de disrupción de lo natural, no en sus propios términos y alcances. Esto no permite reflexión alguna sobre la naturaleza de las relaciones socio ambientales y sus singularidades.

A pesar de lo inicial que pueda ser esta reflexión, nos atrevemos a avanzar algunas ideas acerca del contenido y alcance de las relaciones socio ambiéntales, en términos de la política ambiental.
Las relaciones socio ambientales que son el objeto de la política ambiental, no son todas las relaciones socio ambiéntales posibles, sino aquellas que, por las razones que sean, se han constituido en un problema de política. Lo que interesa a la política ambiental son las relaciones socio ambiéntales como problemas de política pública. Es decir, como ámbito de intervención pública.

Con esto queremos decir que las relaciones socio ambientales pueden ser un objeto de análisis científico, entendido como el estudio del modo en que el hombre y la sociedad establece las relaciones con la naturaleza a lo largo de la historia. Obviamente ese no es el mismo objeto que el objeto de política de la política ambiental, simplemente porque la totalidad de las relaciones socio ambientales, tampoco pueden ser sujeto de modulación volitiva mediante una política pública o similar. Ellas se podrán estudiar, entender, conceptualizar, pero su evolución excede con mucho a lo que pueda hacer una política pública.

Una vez que estamos al interior de las relaciones socio ambientales que forman parte de un problema ambiental, entonces, podemos decir que el meollo del esfuerzo político constituye en introducir un modelo de gestión “socialmente razonable” de esas relaciones. Es decir, el propósito central de la política ambiental es introducir modelos sociales de gestión eficaces de las relaciones socio ambientales acorde a los valores sociales dominantes.

Entender y conceptualizar las relaciones socio ambientales o socio naturales requiere un esfuerzo conceptual propio, que hasta ahora se ha realizado sólo muy parcialmente, pues convencidos de que el objeto de la política ambiental era básicamente lo natural, las descripciones de los problemas de política constituyen articulaciones muy pobres del alcance socio ambiental de los mismos, predominando una descripción naturalista carente de toda articulación socio ambiental efectiva.

Ahora podemos decir en forma más precisa, que el objeto de política de la política ambiental es la gestión social de las relaciones socio ambiéntales implícitas en los problemas ambientes que enfrenta una sociedad.

Y ahora se puede aclarar como sonaría el discurso alternativo de objetivos de la política ambiental en este nuevo paradigma. Los objetivos de la política ambiental debieran estar referidos a la excelencia esperada de esos sistemas de gestión de relaciones socio ambientales. Es decir, debieran referirse como logros a alcanzar en la gestión o en el desarrollo de los sistemas de gestión en cada uno de lo que son los problemas ambientales que asume como propios.

Los elementos y lógicas de los sistemas de gestión de las relacione socio ambientales de problemas ambientales están ya formalmente establecidos, porque la política ambiental aunque pretenda ser una política de la naturaleza no puede sino ser una de la gestión de relaciones socio ambientales. Estos elementos están constituidos por normas, instituciones, estrategias, instrumentos, organizaciones, estructuras de conocimiento, tecnologías, recursos, y un largo etcétera que conforma la política ambiental real, y por una cierta comprensión de cuál es la mejor articulación entre ellos. Estos sistemas evolucionan y se perfeccionan y son más o menos eficaces en gestionar las relaciones socio ambientales con éxito.

Todo esto permite llevar a cabo una reflexión y un análisis sistemático que permite evaluar, y diagnosticar los sistemas de gestión en los diferentes ámbitos de la política ambiental, de acuerdo a los estándares  que disponemos y de los valores que mostramos, y ello debiera ser la base para la formulación de objetivos concretos para la política ambiental. El principal conocimiento que requiere una política ambiental no es el relativo a los sistemas naturales, sino el de su objeto de política, sólo desde allí puede formularse objetivos y estrategias racionalmente fundadas.

Este punto de partida nos permite introducir otro elemento de importancia. Si es necesario establecer sistemas socialmente validados de gestión de las relaciones socio ambiéntales, es porque estos no emergen de forma espontánea en la gestión social, o si surgen son insuficientes para el alcance de los problemas a enfrentar.

En este caso, a diferencia de otros ámbitos sociales como la economía o las relaciones interpersonales, por señalar dos esferas muy dispares, la sociedad genera mecanismos de gestión, que si requieren una intervención pública lo es en general para evitar distorsiones singulares de lo que se generó espontáneamente y es eficaz como tal. En el caso de las relaciones socio ambientales se trata de generar, en muchos casos ex novo, complejos sistemas de gestión en ámbitos que de no haber tal intervención tendrían unos desempeños caóticos, como lo demuestran mucho de los problemas ambientales actuales.

Esta singularidad está relacionada con el hecho de que los actores sociales no visualizan el coste del uso de la naturaleza, porque muchos de ese coste no lo asumen ellos, sino otros ahora u otros en el futuro. Esto ha permitido una suerte de irresponsabilidad social generalizada respecto de las relaciones socio ambientales. Y la ausencia de estructuras formales de responsabilidad ha impedido la institucionalización de sistemas de gestión, y en parte es lo que sigue sucediendo aún hoy.

Las relaciones socio ambientales están hoy en día extremadamente distribuidas, abarcan innumerables ámbitos de la vida cotidiana, y tienen unos alcances espaciales que permiten decir que todos los habitantes del planeta de alguna forma comparten un sistema común de relaciones socio ambientales, y esa es quizás lo que caracteriza el estadio actual de las relaciones socio ambientales. Nunca antes en la historia de la humanidad las relaciones socio ambientales podían ser caracterizadas como una sola a escala planetaria.

En este contexto parece razonable afirmar que el éxito en el establecimiento de sistemas eficaces de gestión de las relaciones socio ambientales depende del desarrollo de la responsabilidad, vamos a llamarla ambiental, de la responsabilidad ambiental. Es impensable que ese éxito dependa sólo de la incorporación de más y mejores elementos de gestión, que también depende de eso, pero la calidad del sistema de gestión, por su naturaleza distribuida y global, solo puede depender del desarrollo de una “virtud social”, que es la responsabilidad ambiental, virtud que puede y debe ser luego institucionalizada, como de hecho lo es en muchos ámbitos de la acción social.

El incentivo, desarrollo, fortalecimiento, e institucionalización de la responsabilidad ambiental es la estrella polar de este nuevo paradigma de política ambiental. De la misma manera que la estrella polar de la política ambiental convencional es a mas protección ambiental mejor, porque seguir ese rumbo implicaba de cualquier forma el éxito de la política como un todo, en este nuevo paradigma de la política ambiental la estrella polar es: a más responsabilidad ambiental mejor, siendo este el objetivo de los objetivos de la política.

Una vez establecido este paradigma a grandes rasgos podemos preguntarnos cómo está nuestra sociedad en el desarrollo de la responsabilidad ambiental y cuál es el grado de completitud y excelencia de los sistemas de gestión ambiental que se requieren, para a partir de allí construir unos objetivos racionalmente fundados para la política ambiental.

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1 Comentario

Hernán Durán

Rodrigo,
Este tercer trabajo me parece más fácilmente comprensible en la medida en que el objeto de la política tiene que ver con el comportamiento humano a través de las relaciones socio ambientales implícitas.
Aquí te reencuentro más fácilmente como el gran experto que eres en evaluación ambiental estratégica.
Ojalá podamos seguir disfrutando de tu conocimiento.
Felicitaciones.