El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el sustantivo «calamidad» del siguiente modo:
calamidad.
El neologismo «Calamización» en el título de este escrito -usado con confesada intención provocadora en referencia a Calama, la ciudad minera del Norte de Chile-, busca referirse al proceso por el cuál un territorio sufre una dinámica de impactos sociales, ambientales, económicos y culturales, que podrían asemejarse a «desgracias o infortunios que alcancen a muchas personas».
Mi trabajo como facilitador de conversaciones en sistemas complejos me permite navegar libremente en distintos territorios, asumiendo naturalmente un rol que recuerda metafóricamente al de una abeja que vuela de flor en flor, favoreciendo la polinización cruzada. En los últimos años, me ha tocado visitar distintos territorios afectados por la industria minera. Iquique, Tocopilla, Antofagasta, Copiapó, el Valle del Choapa, Andacollo, el cajón de Farellones.
Esto me coloca en una posición privilegiada que me permite conversar con numerosas personas de diverso origen y condición que habitan esos territorios. Al escucharlas con atención y paciencia, es posible percibir ciertos patrones comunes a la dinámica sistémica generada por la presencia de la industria extractiva y sus impactos en la sociedad, tanto a nivel local, como a nivel macro.
Durante la última década, hemos asistido a lo que los economistas –Vergara, Berthelsen, Agosin, Grijalva– llaman el superciclo de los commodities, impulsado por el crecimiento de los gigantes asiáticos. Las estadísticas muestran que durante esos años China construía el equivalente a la cantidad de viviendas de Roma cada dos semanas, y el equivalente a la superficie urbana de España cada año. El crecimiento económico de China influye en el precio del cobre. Un precio del cobre superior al precio de equilibrio aumenta las expectativas de inversión minera, lo que atrae inversión inmobiliaria y en infraestructura, lo que en ausencia de mecanismos de colaboración público-privada de largo plazo genera un crecimiento urbano no planificado, que redunda en una mayor segregación urbana, contribuyendo a deteriorar el tejido social y la cohesión social. Un crecimiento sostenido de una región atrae una mayor inmigración de otras regiones y países, lo que complejiza la diversidad cultural en el territorio, pudiendo llevar a la aparición de dinámicas de discriminación étnica que pueden llegar a tensionar la convivencia intercultural con expresiones de xenofobia (de las cuales los medios solo reflejan las más visibles, tales como grafittis o marchas)
La consolidación de la actividad minera atrae flujos de población flotante en el territorio formada por miles de hombres que viajan semanalmente en avión desde otras regiones para trabajar en elsistema de turnos: 7×7, 4×4, 4×4, 6×2,5×2, 9×3,10×4, 8×4.. Esto es una gran oportunidad de negocio para las lineas aéreas, taxis y transfer, hoteles… Pero también otros negocios crecen al alero de la minería. La alta afluencia de hombres y la cantidad de dinero en efectivo disponible provoca un aumento de la demanda de comercio sexual, y en algunos casos, de locales de expendio de bebidas alcohólicas y tráfico ilícito de estupefacientes. El aumento de dinero disponible en la zona provoca una espiral de inflación local deprecios-costos-salarios que resulta prácticamente incontrolable, generando como consecuencia una economía dual, entre quienes trabajan y disfrutan del poder adquisitivo de los altos sueldos de la minería y el resto de los mortales que trabajan en comercio y servicios. Por ejemplo, los liceos municipales de Antofagasta tienen serias dificultades para atraer a profesores especialistas – por ejemplo, en filosofía o en física- porque las universidades regionales no cubren esos puestos con nuevos egresados y ningún profesor desea irse a vivir a Antofagasta con tal alto costo de vida con sueldo de profesor. -(Aun no existen bonos por vivir en ciudad minera)-. Incluso los jóvenes ven cooptados sus proyectos de vida por la presión de las expectativas familiares. «M’ijo, si quiere ganar plata, búsquese una peguita en la mina, poh!»
Este fenómeno que he denominado calamización no es exclusivo del Norte de Chile. El Alcalde de Lo Barnechea, Felipe Guevara, ya adelantó el riesgo de Calamización del centro de Chile cuando advirtió que el proyecto Andina 244 de Codelco "iba a provocar que Santiago sea Calama en 50 años más".
A nivel macroeconómico, la progresiva dependencia de la exportación de una materia prima, aumentando considerablemente el ingreso de divisas, y perjudicando consecuentemente a la competitividad de resto de exportaciones es conocido por los economistas como el mal holandés o la enfermedad holandesa.
De algún modo, al llegar la minería -pública o privada- a territorios periféricos con mínima presencia del Estado, se da un fenómeno de transferencia implícita de soberanía. Así, las empresas mineras, presionadas a veces por lineamientos de su casa matriz, a veces por la necesidad de la licencia social para operar, y otras veces como reacción a conflictos socioambientales con la comunidad, comienzan a tomar decisiones propias de política pública o incluso generar bienes públicos allá donde el Estado no llega. He visto empresas mineras decidir en qué se van a capacitar los profesores de escuelas municipales, hacia dónde debe orientarse el turismo en un territorio, dónde construir carreteras o hasta donde construir locales parroquiales.
No juzgo estos hechos desde una óptica estatista. Al contrario, creo importante ampliar la responsabilidad pública más allá de monopolio del Estado. Tanto las empresas, como las comunidades y la sociedad civil organizada comparten responsabilidad en la construcción de valor y bienes públicos, tal como propone Francisca Rivero, de la Fundación Avina Chile. Sin embargo, creo importante velar por la transparencia y la legitimidad de los mecanismos de decisión sobre los bienes públicos cuando los toman entidades privados.
Este fenómeno que he denominado calamización no es exclusivo del Norte de Chile. El Alcalde de Lo Barnechea, Felipe Guevara, ya adelantó el riesgo de Calamización del centro de Chile cuando advirtió que el proyecto Andina 244 de Codelco «iba a provocar que Santiago sea Calama en 50 años más«. Fue precisamente el Alcalde de Calama el que en 2012 apoyó y convocó movilizaciones ciudadanas que encendieron las luces de alerta sobre la necesidad de descentralizar y redistribuir los beneficios en los territorios afectados. La iniciativa Calama Plus se activó precisamente a partir de aquel hito. Las últimas noticias del conflicto entre comunidades de Caimanes en el Valle del Choapa y Pelambres refuerzan esta idea de la extensión territorial del fenómeno a distintas regiones.
Y me atrevería a decir que esta dinámica de la minería chilena del cobre es extrapolable, con mas o menos matices, a otras industrias extractivas del continente americano. El investigador peruano Carlos Monge, del Revenue Watch Institute, lo denomina neoextractivismo. Hasta las autoridades públicas más progresistas terminan aceptando e incluso apropiándose de un discurso neoextractivista que justifica la extracción de los recursos naturales no renovables para generar ingresos que financien el gasto público, ya sea para la inversión en infraestructuras, o para gasto social –salud y educación en el mejor de los casos, u otro tipo de subsidios. Así vemos a Maduro en Venezuela y Correa en Ecuador defendiendo la extracción de hidrocarburos, Humala en Perú y Bachelet en Chile defendiendo la extracción de cobre.
A pesar de este sombrío panorama, a veces, puntos de luz inesperados. Comparto aquí el inspirador testimonio de Pablo Valenzuela, quien fue Director Ejecutivo de Casa de la Paz, impulsor del Grupo de Diálogo sobre Minería, Democracia y Desarrollo Sustentable, que están avanzando sistemáticamente en la apertura de espacios auténticos de conversación para avanzar en esta materia.
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pvilloch
Muchas gracias, Pedro Pablo, por tu comentario.
Rodolfo Reygada
Muy buena aproximación y sin duda el enfoque es un aporte importante. Sin embargo, en mi experiencia, no es suficiente el diálogo. Es necesario que existan las voluntades y los mecanismos para poder implementar las soluciones, cambios y acuerdos de beneficio compartido obtenidos en los mismos diálogos. Si no, sería solamente «patear» el problema para más adelante al discutir eternamente las problemáticas ya diagnósticadas y ampliamente conocidas por los afectados.
pvilloch
Gracias, Rodolfo, por tus palabras.
Totalmente de acuerdo. El diálogo es condición necesaria pero no es suficiente por sí solo.
Se requiere responsabilidad, voluntad política, coraje, una sociedad civil organizada con capacidad de incidencia, una institucionalidad sensible, un empresariado consciente…
El camino más largo comienza por un paso.
solopol
Estos temas «puede que ya se sepan», sin embargo no se les ve en discusión, ni se ve a la gente hablar de ellos, tampoco se ve a los expertos escribiendo columnas y explicándolos. Discrepo con la visión de que «esto ya se sabe», si se sabe entonces que se manifieste como saber, que aparezca como tema de interés o conversación, y si no se sabe tanto, entonces bienvenido el tema… ya sea pensar la sociedad desde un nuevo enfoque o divulgar un enfoque poco conocido es valioso, en primer lugar porque para producir cambios tiene que tratarse de una problemática de interés, y porque, por cultura general, es necesario que sepamos un variedad más amplia de temáticas, y sobre todo las recientes. Hace mucho más interesante eel debate público, y más variado y entretenido. Interesante columna, saludos.
Pablo Villoch
Muchas gracias por tu reflexión.
Efectivamente, esa es la intención de esta columna: Abordar desde un enfoque sistémico, crítico y propositivo este fenómeno que muchos perciben de forma fragmentada, nombrarlo con un sustantivo que permita delimitar el concepto, fundamentándolo con ejemplos reales extraídos de la propia experiencia en terreno.
Felipe Symmes
Muy buena columna. También a través de diversos proyectos en los que he participado me he encontrado en las palabras de mis interlocutores con el proceso de “Calamización de Chile”. Agrego que este uso de la palabra derivada de la ciudad de Calama ejemplifica el hecho de la falta de lógica de ciudad, tal como lo sufre esta ciudad minera del norte de Chile. Académicos como César Hidalgo, han hecho hincapié en la diversidad de actividades y flujos que debe tener una ciudad para considerarse como tal. En este sentido, las ciudades mineras centran su dinamismo en la “mina”, es decir en la extracción de riquezas del suelo, sin existir un desarrollo de actividades diversas enfocadas en el desarrollo sustentable del entorno minero. Culpables la falta de presencia estatal, la falta de ética y de compromiso de las mineras y de sus trabajadores con el territorio. No olvidemos a estos últimos. Colegios de calidad, plazas públicas, parques, universidades, centros recreativos, museos, centros de arte, recintos deportivos, cafés literarios, bibliotecas son fantasmas en estas ciudades. Más bien las actividades que se desarrollan responden a un comportamiento similar al de los pillajes que realizaban las inversionistas extranjeros de fines del siglo XIX o la primera mitad del siglo XX en nuestros yacimientos. Por esto la proliferación de la prostitución o de otras actividades similares en estos lugares que responden a la creencia de que la actividad humana en ese territorio se centra en la extracción de recursos sin compromiso alguno con el desarrollo del territorio.
Lo más crítico es que Calama puede convertirse en Chile. El gran problema que sufre nuestro país es así la falta de diversificación de las actividades económicas que hacen que nuestra matriz productiva y de servicios se centre casi exclusivamente en la minería. De manera directa o indirecta todos trabajamos para la minería. Es duro pensarlo. Pero es así. Esta baja diversificación se complementa con el bajo compromiso hacia el territorio que nosotros mismos los chilenos habitamos. Tal como planteas, los métodos de trabajo 4X4, 7X7, o cualquiera de sus infinitas variedades, defiende implícitamente el comportamiento de extracción de la riqueza de un territorio sin ningún compromiso con su desarrollo como territorio de manera sustentable. Por tanto, la “Calamización de Chile” implica la disociación de los habitantes de Chile con el propio Chile, tal como pasa en Calama.
Con este paradigma de desarrollo promovido por las autoridades, empresarios, y los propios empleados trabajadores de nuestro país no creceremos más que en los indicadores económicos. Sin embargo, esto será a costo de una mayor desigualdad económica y territorial de nuestro país, y de una relación con nuestro entorno que se asemeja más al comportamiento de hombres primitivos que de seres civilizados que tanto hombres modernos del mundo público y de negocios se jactan de ser.
pvilloch
Gracias por compartir tu reflexión, Felipe.
Efectivamente, resulta tan interesante como preocupante observar que las industrias extractivas no solo afectan los ecosistemas o la economía, sino que finalmente impactan en la identidad, en los proyectos de vida de las personas, y finalmente en el proyecto país.
TOMAS HERNANDEZ
EXCELENTE ESCRITO,BUEN ARTICULO,CONTUNDENTE ESCLARECIMIENTO DE LO QUE SIGNIFICA LA LIBRE EMPRESA NO CONTROLADA COMO CORRESPONDE POR LOS MECANISMOS DE LA LEY.UN ESTADO CON FALLAS EN SU FUNCIONAMIENTO LOGICAMENTE PRESENTA SUS INTERTICIOS QUE DEBE AJUSTARLOS,ACORDE CON EL CONJUNTO DE LA SOCIEDAD Y EL PAIS.
MI PERUANIDAD NO ES MOTIVO PARA NO RECONOCER LA INTELIGENCIA CHILENA,SERIA CAER EN EL CHOUVINISMO TRASNOCHADO Y REACCIONARIO A LA RUEDA DE LA HISTORIA.VIVA LA RAZON,LA INTELIGENCIA Y LA OBJETIVIDAD,SON ELEMENTOS DEL PROGRESO MUNDIALES.
pvilloch
Gracias, Tomás, por tu retroalimentación.
Creo que ante los fallos del Mercado y los fallos del Estado,
-independientemente de la nacionalidad de origen de cada uno-
la siguiente pregunta sería
¿qué necesitamos hacer los ciudadanos frente a la incapacidad institucional de garantizar condiciones justas, transparentes y saludables para la vida?
Pedro Pablo Sanhueza Villegas
Excelente escrito y la presentación de Pablo Vlenzuela.
Efectivamente la Minería, Industria o cualesquiera Actividad mirada solamente del Punto de Vista Comercial, sin la participación de los Pueblos y a través de la historia, se ve muy dañina en especial para la convivencia armónica del Planeta y no sólo de los seres humanos.
Es increíble, ver o saber como muchos acaudalados, siguen llenando sus arcas, con el sudor de la maza trabajadora; Incluyo, en esta opinión a empresas estatales. Siempre se habla, de la boca para afuera, de la Familia, el Respeto a la Vida y Dignidad de las Personas, la realidad al interior de las entidades es otra.
Siempre me ha causado molestia, como el poder económico, en especial relacionado con los alimentos, nos lleve al consumo de alimentos (de cualquier tipo) que son y serán veneno para el organismo; pero claro, como existe una Industria dedicada a los medicamentos, mientras mas enfermo está el Pueblo, mas vende la industria farmacéutica.
No hay que olvidar que lo único real en le existencia de de los seres vivos, es que se nace para morir.