Con Gobierno se ha visto que es necesaria una gran reforma para avanzar como República hacia la equidad y una mejor democracia. y para esto se requiere un mayor dinamismo en la competitividad del sector privado.
El Ministerio de Energía se ha comprometido a poner esta prioridad dentro de las 50 medidas de la Presidenta, la agenda es una carta de navegación para hacer una Política Energética a largo plazo.
La agenda está vez puso como eje la participación social, lo que permitiría ampliar el conocimiento que se tiene de los sectores del país y hacer participar a las ONG´s, Organizaciones Comunitarias y, de esta manera, evaluar los proyectos en forma social.
El diálogo es la base que deben tener las empresas para orientarse en forma ejecutiva. La alta concurrencia de expertos que ha tenido la Agenda Energética es una prioridad, para que, en un segundo paso, sea debatida en el Senado. Se debe tener en cuenta la opinión de las regiones para saber exactamente cuál es su realidad y así tener mejores proyectos, con mejor relación con las Comunidades Locales.
Para esta Agenda se debe disponer de una política activa en el campo económico e interrelacionar lo que hoy está sucediendo con el actual SIC-SING a pasar a micro redes que es donde se podrían tener de mejor forma las ERNC en el sistema eléctrico y poder dinamizar este sector incorporando nuevos actores.
Se requiere ampliar la matriz energética incorporando un elemento que no lo estaba hasta hora, como son el GLP y las Energías Renovables, que permitirían al 2024 ser un 24% de lo nuevo que requiere el país. Pero esta matriz requiere ser validada socialmente para que se pueda insertar en la nueva sociedad en que estamos viviendo. Este reto no lo podemos dejar atrás porque sería pernicioso para nuestro desarrollo. Actualmente, Chile requiere unos 400 MW por año que obliga al sector a volver invertir para que ingresen nuevos proyectos al sistema y que el campo de las generadoras comience a hacerse más vigoroso y con nuevos actores.
El contexto mundial de las últimas décadas no es igual al que vamos a vivir en las siguientes dos décadas y debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. El concepto de escasez de hidrocarburos es un tema que se estudia hace mucho tiempo y hoy requerimos, para el largo plazo, una nueva vista reemplazando el actual petróleo por electricidad o hidrógeno.
Chile es un país importador de energía y productor sólo de materias primas, situación que debe ser cambiada para que el 2025 tengamos un país que exporte materias primas con valor agregado y nuevos referentes que hagan frente, por ejemplo, a la llegada del grafeno al mercado y las nuevas líneas de automóviles, línea blanca, celulares y todo lo que compramos hoy día que va a ser reemplazado gracias a una Ley de Eficiencia Energética que va a lanzar el Gobierno hacia el 2016.
El contexto mundial de las últimas décadas no es igual al que vamos a vivir en las siguientes dos décadas y debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. El concepto de escasez de hidrocarburos es un tema que se estudia hace mucho tiempo y hoy requerimos, para el largo plazo, una nueva vista reemplazando el actual petróleo por electricidad o hidrógeno.
El precio de la energía eléctrica va a tender a subir, en primera instancia, porque no está la reforma en marcha, pero una vez aplicada debería empezar a bajar los precios hacia el 2017, asunto que permitiría mostrar la verdadera realidad de cuánto debería costar la boleta mensual que pagamos a final de mes y tener una competitividad como Perú, que nos supera en esta materia y que les ha permitido tener precios competitivos a nivel mundial.
Las empresas han duplicado su productividad, con lo cual requerirán de más energía hacia el 2020 e incorporar el concepto de clúster en el sector energético para poder fortalecer la Agenda de Productividad que presentó hace poco el Gobierno. Hay factores que están haciendo perder competitividad a la economía e impacta en el PIB. Solamente en el año 2013 los precios medios rondaron los US$112 MWH. La industria está enfrentando los altos precios, lo que impacta directamente en la minería.
Uno de los problemas que ha entrado con fuerza en los últimos años es la judicialización de los proyectos energéticos que han repercutido negativamente en las comunidades y en sus actividades humanas, las prioridades locales y el desarrollo que debería tener un sector como el eléctrico. Falta un Estado más activo y más dinámico que permita la entrega de un control más efectivo en cuanto a un sector que tiene más dinamismo que el que se cree.
Hace poco se ha sabido que existen 6.000 MW más que posee la Región de Aysen que podrían servir para nuevos proyectos que requiere la Zona Sur – Austral del país. Es así como se están estudiando nuevos pozos en Magallanes y se está estudiando la Cordillera de Los Andes para trabajar en media y alta entalpía.
Al mismo tiempo que Chile tiene un enorme crecimiento que se va dando en todos los sectores, tenemos un problema que es el largo tendido que tiene el SIC, que repercute e impacta sobre el desarrollo de las regiones. La transmisión debería ser vista de manera social, ya que son las personas las que experimentan las fallas que tiene el tendido cuando se corta la luz.
El problema de la luz debe ser estudiado desde la perspectiva, tanto de la demanda como de la oferta, en que se dé la forma de cómo reducir los costos en electricidad promoviendo los recursos propios para producir la energía. Esto repercutirá directamente en los precios y en el bolsillo de las personas.
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