Necesitamos crear los fundamentos estructurales para hacer los cambios en la ley medio ambiental, hacerla más precisa y mejorarla de modo que las evaluaciones ambientales sean más certeras, que se incluya la variable social, enfrentando los problemas con la “verdad verdadera”. Solo en ese entonces, desarrollar una estrategia de acuerdo con las necesidades reales y no las inventadas por empresarios interesados en lucrar con los recursos de la región.
Desde que Hidroaysén llego a la región de Aysén con su proyecto de represar los ríos Baker y Pascua en la cuenca del Baker, la transnacional siempre tuvo claro que debía solventar la intención con una ideología creíble, para poder justificarse ante la opinión pública, en el entendimiento de que sin una opinión pública favorable seria muy difícil concretar la intervención. En eso se ha basado desde ese entonces el 50 % de su estrategia de intervención. Desde ese entonces nos han querido hacer creer que son una necesidad, que sin ellos no podremos mirar el futuro energético con tranquilidad. La verdad, es todo lo contrario y sin HidroAysén sí podremos mirar el futuro con tranquilidad. Si nos abocamos atrabajar en lo que somos en realidad en la actualidad y mejoramos nuestras actividades básicas como lo son la ganadería y el turismo de intereses especiales, tendremos el futuro asegurado y con sustentabilidad, sin necesidad alguna de HidroAysén. Por el contrario, si dejamos que intervengan nuestros ríos con formatos de desarrollo que no nos corresponden y que no se condicen con nuestra esencia cultural y social, el futuro de Aysén será incierto e inviable, porque estaríamos perdiendo nuestra esencia.
El problema del proyecto HidroAysén y de su intención, fuera del paupérrimo estudio de impacto ambiental que presentó la transnacional para sustentar su intención, es la escala de la intervención, que es tremendamente desproporcionada y destructiva para un territorio como lo la cuenca del Baker.
La empresa inventa necesidades que no son reales y las afirma como verdades a través de su alianza con el Gobierno y apoyada por empresarios nacionales que son utilizados como verdaderos brokers, lo que ha logrado una injerencia importante en la opinión publica que, sin duda, está muy mal informada de la verdad de lo que representa HidroAysén y sus lamentables propósitos.
Si de verdad se concretara la intención – esto cualquier ingeniero especialista en el tema lo puede confirmar y lo ha dicho hasta el cansancio el profesor Roberto Román dela Ude Chile, actual vice-presidente dela Internacional SolarEnergy Energy Society – existiría un alto riesgo para el sistema eléctrico nacional de depender de un solo punto de generación que, además, está a más de2.500 kilómetrosde distancia de los lugares de consumo. Con la aberración de contar con una sola línea de transmisión en un país sujeto a grandes calamidades naturales como terremotos y tsunamis, en una región como Aysén, que además es volcánica y peninsular.
Cualquier estrategia de desarrollo energético realista debe tener como pilar fundamental la eficiencia energética. Si aplicáramos un raciocinio efectivo a este respecto, el ahorro generado en la actualidad solo por el ahorro domiciliario y los electrodomésticos de última generación verdes que han entrado al mercado en los últimos tres años, es mucho mayor ese ahorro de lo que podría aportar HidroAysén.
Es hora de entender que el discurso que justifica intervenir Aysén y construir en esta región cinco represas de muro de contención, es solo parte de una estrategia para lograr objetivos finales, que es lucrar vendiendo energía a la industria minera, Pascua Lama y posteriormente, si todo va bien, a Argentina y construir más represas. Nada tiene que ver con la necesidad domiciliaria como HidroAysén ha querido hacernos creer, engañando a la opinión pública.
Necesitamos crear los fundamentos estructurales para hacer los cambios en la ley medio ambiental, hacerla más precisa y mejorarla de modo que las evaluaciones ambientales sean más certeras, que se incluya la variable social, enfrentando los problemas con la “verdad verdadera”, como decimos en Aysén. Solo en ese entonces, desarrollar una estrategia de acuerdo con las necesidades reales y no las inventadas por HidroAysén o por empresarios interesados en lucrar con los recursos de la región. Solo así podremos consolidar una matriz energética adecuada.
Existen abundantes recursos de energías renovables no convencionales, tanto en el territorio del SIC como del SING, que pueden aprovecharse con un menor impacto en el medio ambiente que el propio HidroAysén. Hay más de 4.000 MW en geotermia y a eso le podemos sumar más de 5.000 MW en energía eólica, 15.000 MW en mini hidro y mucho más en energía solar, del orden de unos 40.000MW. Hablamos de fuentes energéticas que no son mucho más caras que HidroAysén y algunas incluso son más baratas y confiables. Lo que sucede en realidad, es que los interesados en que se construya HidroAysén dicen lo contrario, sustentándose en la ignorancia del medio. Es como si hace diez años no hubiésemos creído que los celulares hoy sacarían fotos y tendrían Internet.
El daño que el proyecto causaría en las cuencas de los ríos Baker y Pascua y a Aysén como un todo, seria irreversible en todo sentido. El futuro del desarrollo de Aysén y sus comunidades se sustenta en su gente y en sus recursos naturales.
HidroAysén al llegar a la región hace unos siete años a la fecha, tuvo una actitud totalmente fuera de orden y falta de respeto, su discurso era: somos la llegada del desarrollo, con nosotros mejorará la calidad de vida, representamos la gran oportunidad de mejorar. Con nosotros dejaran de ser el patio trasero de Chile (esa frase dolió) y remataron diciendo “se merecen el mismo desarrollo que Santiago”. Han tratado de traspasarnos ese discurso ideológico y para ello no han dudado en comprar conciencias, financiando cultura, Pymes y educación a personas que necesitan de verdad esa ayuda. Pero se equivocan al pensar que compran esas conciencias. Finalmente se encontraron con un medio que sabe lo que quiere y como lo quiere. Que no quiere el mismo desarrollo de Santiago en ningún aspecto y que sabe perfectamente que no es el patio trasero de nadie. Somos, en verdad, el más precioso antejardín que pueda tener un país como Chile.
Desarrollar HidroAysén es claramente favorecer a las empresas involucradas y sus mezquinos intereses, por sobre los intereses de las personas. En ningún caso aumentará la seguridad energética y no hará que la energía baje sus costos, pues la generación quedará aun más concentrada y en muy pocas manos y continuaremos con en el círculo vicioso de la dependencia y del oligopolio energético que hoy nos tiene tan complicados.
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