En los últimos días hemos sido testigos de la decisión de la Corte de Apelaciones de Puerto Montt, la cual falló a favor de HidroAysén por dos votos contra uno, luego de haber aceptado, en junio del presente año, siete recursos de protección y dado orden de no innovar, lo que tuvo paralizado el proyecto por cinco meses. El Consejo de Defensa de la Patagonia, que lleva la campaña Patagonia sin Represas, ha hecho la apelación respectiva a la Corte Suprema, la que deberá resolver dichos recursos probablemente en marzo o abril del 2012.
Este proyecto hidroeléctrico perteneciente a las empresas Endesa y Colbún, ha estado en el centro de los conflictos ambientales del país, generando de paso un amplio debate de la ciudadanía y la clase política. Es importante hacer notar que la parte correspondiente a la trasmisión eléctrica, no ha sido presentada a evaluación ambiental, por lo que a pesar de la aprobación parcial de las represas, dicho proyecto no está en condiciones de iniciar su construcción.
El debate de fondo que está en juego detrás de este proyecto es qué tipo de política ambiental y de energía tendrá el país para conciliar el desarrollo económico y la sustentabilidad ambiental. Si se respetará al medio ambiente y los compromisos internacionales asumidos, o simplemente estos convenios serán una mera decoración del discurso y de los informes oficiales, subordinando la protección ambiental a los intereses del crecimiento económico y a la concentración monopólica de los servicios eléctricos, actualmente en manos de Endesa y Colbún con más de un 70% de la matriz del SIC (Sistema Interconectado Central).
En la última elección presidencial, ningún candidato quedó ajeno al tema. Antes de la primera vuelta, tres de ellos: Arrate; Enríquez-Ominami y Navarro, tenían posiciones claramente en contra de las represas en Aysén. Piñera y Frei no tomaron posturas ni a favor ni en contra, limitándose a afirmar que el proyecto debía cumplir a cabalidad la normativa ambiental.
Piñera, en dicha oportunidad, fue un poco más allá y manifestó gran preocupación por el tendido eléctrico de más de 2.000 Km. de longitud y su gran impacto en el territorio. Lo que ha quedado ratificado por sus inéditas gestiones con Argentina para que el trazado del tendido de dicho proyecto pueda realizarse por el vecino país.
La Iglesia Católica de la Región de Aysén, a través del Obispo Luis Infanti, ha manifestado su clara oposición al proyecto, publicando la carta pastoral “Danos hoy el Agua de Cada Día”, defendiendo el derecho humano al agua y a los estilos de vida de las comunidades de la zona. La repercusión internacional que ha tenido la campaña Patagonia sin Represas ha logrado que tomen posiciones críticas hasta las editoriales del New York Times, la prestigiosa revista Science, el Nathional Geographic, diarios españoles e italianos, entre otros medios.
Chile no tiene como Perú un Machu Pichu. Tampoco un Tikal, como Guatemala, ni el Taj Mahal como la India o Notre Dame como Francia, entre muchos otros valores del patrimonio cultural universal. Pero sí tiene la Patagonia como un patrimonio natural único en el mundo, por el cual nos reconocen y valoran. Por lo mismo, muchos han considerado como una atrocidad pretender llenarla de represas y tendidos eléctricos para trasladar la energía directo a Santiago y de ahí a la gran minería del norte del país, más aún cuando en dichos territorios ya es competitiva la energía eólica, la solar y la geotérmica.
Se atribuye a la Patagonia chilena ser una de las principales reservas de agua dulce del mundo, la zona menos contaminada del planeta y poseer los glaciares más cercanos al ecuador, representando el 90% del total de los glaciares del país. Reservas de agua estratégicas frente a la amenaza del cambio climático que se cierne sobre nuestro futuro.
Hasta ahora la política de energía del país se ha regido por la oferta bajo la premisa: “Más vendo, más gano”, existiendo prácticamente un nulo desacoplamiento del crecimiento económico con el crecimiento de la demanda eléctrica, tal como ocurre en todos los países OCDE. Las tendencias exponenciales del consumo estimado para el país son insostenibles. Tanto así, que según cálculos de John Wilson, de la Comisión de Energía de California, el consumo chileno en KW/h. por persona, estaría alcanzando al de California alrededor del año 2020.
En un estudio realizado el año 2009 por el profesor Roberto Román, de la Universidad de Chile y Stephen Hall, canadiense y consultor internacional en energía, se demostró que las potencialidades de las ERNC al año 2025 podrían aportar al sector eléctrico, considerando los proyectos aprobados en calificación y anticipados, una energía de 18.813 GWh/año. También que, por iniciativas de eficiencia energética que son económicamente factibles, se podría entregar al año 2025 una energía de 19.817 GWh/año. El aporte de ambas fuentes por si solas supera al que HidroAysén podría realizar al sistema eléctrico.
Como se sabe que la raíz de los conflictos por HidroAysén y otros mega proyectos energéticos, está en la actual política energética, el gobierno reaccionó creando una comisión eléctrica para formular una propuesta de mejoramiento del marco regulatorio, que proviene de la Ley Eléctrica promulgada por Pinochet en 1981 y que es a todas luces insuficiente para los desafíos actuales del país. El mundo social vinculado a Patagonia sin Represas a través de su dirigencia, no aceptó incorporarse a dicha comisión y creó una propia, ciudadana, con participación de parlamentarios y expertos independientes. Las propuestas de ambas comisiones estarán pronto en el debate público.
Producto del gran apoyo ciudadano y transversal que ha logrado la campaña Patagonia sin Represas, y del 74% de los ciudadanos, que se oponen al proyecto, para el actual gobierno la aprobación es un problema no menor, por los costos políticos que podrían pagar. Sin duda es un factor que les preocupa y seguramente harán acciones administrativas para aplazar cualquier aprobación de dicho proyecto, especialmente en lo que respecta a las torres de transmisión.
También para la Concertación es un problema no menor, dado que importantes personeros de sus elites, como Daniel Fernández, Jaime Estévez, Eugenio Tironi y Jorge Rossemblut, ocupan cargos ejecutivos y directivos en las empresas dueñas del proyecto. Varias de ellas –además- son importantes financistas de las campañas de sus partidos, donde destaca ENDESA, que ha sido denunciada por sus propios accionistas sin tener respuestas satisfactorias al respecto.
También ex ministros de la Concertación, como Sergio Bitar, Marcelo Tokman, Edmundo Perez Yoma, han seguido siendo parte del club de amigos y promotores de HidroAysén, a pesar de que hoy los cuatro partidos tienen declaraciones oficiales en contra de dicho proyecto. Ello ha actuado como un salvavidas de plomo para la alicaída coalición y demuestra las profundas diferencias en su interior.
El resto de la oposición tiene claro que este proyecto es un buen caballito de batalla para emplazar al gobierno y a la Concertación por el apoyo otorgado a HidroAysén y con ello intentar que parte de ese mundo social que apoya a Patagonia sin Represas, especialmente los jóvenes, les entregue un respaldo electoral.
Sin duda que el futuro para HidroAysén estará definido por la política que el próximo gobierno ofrezca a la ciudadanía para captar su apoyo, tanto en las formas de enfrentar la generación eléctrica que el país necesita, como el nivel de protección ambiental que prometa otorgar a la Patagonia chilena, como un territorio de reserva de agua, de vida y para un desarrollo sustentable, ajeno a los megaproyectos como las represas.
El escenario descrito es muy adverso para los inversionistas dueños de HidroAysén, ENEL-ENDESA y Colbún, ya que además de enfrentar la recesión ad portas en Europa, a las enormes pérdidas de los bancos italianos y a la falta de liquidez para una inversión por sobre los 10 mil millones de dólares, deberán enfrentar a un mundo político que, presionado por la ciudadanía, difícilmente apoyará a este proyecto de caras a las siguientes elecciones.
* Patricio Rodrigo es Secretario Ejecutivo de Patagonia Sin Represas y Director del Programa de Medio Ambiente de la Fundación Chile 21
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Foto: Greenpeace_Chile / Licencia CC
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