Volkswagen vendió 11 millones de vehículos con sistema de emisiones trucado. En Estados Unidos fueron 480.000. El artificio le permitió pasar las pruebas de emisión de oxidos de Nitrógeno, a pesar que sus vehículos emitían 40 veces más que el máximo legal.
Se estima que como consecuencia de estos hechos, Volkswagen deberá pagar a los países del primer mundo indemnizaciones por un total cercano a 20.000 millones de dólares.¿Será por eso que a las transnacionales les gusta invertir y trabajar en estos lares y dictarnos oscuros tratados que corremos a firmar?
Además de obligarlo a suscribir un acuerdo que le costará casi 10.000 millones de dólares, Estados Unidos le exige a Volkswagen construir cientos de estaciones de recarga rápida de autos eléctricos. Con esto el daño causado al país se convierte en un beneficio, pues contribuye a consolidar el uso de vehículos menos contaminantes. Para Volkswagen este acuerdo representa el impulso que necesitaba para pasar de vender autos trucados altamente contaminantes, a producir vehículos híbridos y eléctricos, amables con el ambiente.
En el caso Volkswagen, Chile pudo haber intentado acciones por algunos cientos de millones de dólares; ingresos que le habrían permitido al Ministro de Hacienda alardear de un inesperado crecimiento y, a muchos, vanagloriarse de que somos del primer mundo. Pero el arraigado tercermundismo induce a atender las cosas de otra manera. Entonces Chile, al igual que los demás integrantes de la desprestigiada América Latina, no obtendrá de Volkswagen indemnización alguna.
De modo que en esta área del mundo el cataclismo Volkswagen solo se manifestará a través de movimientos de pocos millones de dólares en cuentas en Panamá e islas del Caribe, romántico entorno bronceador de pieles y blanqueador de dinero.
¿Será por eso que a las transnacionales les gusta invertir y trabajar en estos lares y dictarnos oscuros tratados que corremos a firmar?
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