#Medio Ambiente

Cambios climáticos abruptos: cuando la gradualidad no anuncia a la brusca alteración del ambiente

Compartir

Nuestro Universo presenta cambios graduales cuya velocidad no sólo facilita la observación de ellos, sino la preparación para aprovechar sus aspectos positivos y para amortiguar los negativos. Sin embargo, en ocasiones, pese a la gradualidad de las causas, ocurren alteraciones abruptas en el ambiente cuya velocidad de transformación no da tiempo para una adecuada reacción. Estos son los denominados Cambios Climáticos Abruptos, aquellos que, debido a su presencia repentina porque el efecto es más rápido que la causa, limitan las oportunidades de adaptación.

La historia de la Tierra muestra diversos registros de cambios donde sus causas pese a ser graduales, en algún momento modificaron alguna variable sobre la cual actuaban, superando el límite de tolerancia del ecosistema que estaban paulatinamente afectando y así provocaron una alteración repentina de él. Estos tipos de cambios abruptos han provocado al menos cinco extinciones masivas atribuyéndoseles también desde que existe la especie humana, el colapso de varias civilizaciones. De hecho, un Cambio Climático Abrupto (CCA) habría sido hace ocho mil años el principal responsable de la desaparición de parte de la abundante megafauna sudamericana, extinguiendo en el territorio que hoy llamamos Chile a mastodontes y milodones entre otros gigantes terrestres.

Las causas de esos cambios climáticos intempestivos siguen plenamente activas; estando la humanidad a merced de alteraciones en el eje de rotación de la Tierra y a variaciones en la actividad solar entre otras génesis naturales.  Si bien estas causas operan a velocidades notadas únicamente a escala geológica, pueden en algún momento sus efectos superar determinados umbrales, generando así una brusca diferencia de estado de las condiciones promedio de la atmósfera y de los océanos, gatillando de esta manera un CCA. Es decir, aun cuando las placas tectónicas, el eje de rotación terrestre u otros componentes geográficos se muevan lentamente, dicha gradualidad puede provocar un crash climático. Un ejemplo de cómo una causa gradual a veces provoca un efecto repentino lo constituye el gran lago Agassiz en Norteamérica el cual comenzó a aumentar su volumen debido al lento derretimiento de los hielos hace once mil años, haciendo bruscamente colapsar sus barreras naturales para de inmediato desbordarse hacia el Este hasta que en menos de un año sus aguas frías alteraron las corrientes oceánicas del hemisferio norte, cambiando así rápidamente el clima de Europa.

Situaciones como estas han sido algo descuidadas por parte de científicos y políticos ambientalistas, enfocando la preocupación en cambios climáticos que, aunque acelerados, se notan trascurridas varias décadas. Tal es el caso del actual Calentamiento Global, cuyas medidas para encarar el aumento de la temperatura y la reducción de las precipitaciones medias tendrán su impacto sobre futuras generaciones de seres humanos.

¿Qué ocurre si ahora Chile es afectado por un CCA ? La tecnología disponible por las actuales generaciones de chilenos no es suficiente para enfrentar una disminución abrupta y repentina del recurso hídrico tal como no lo fue durante la Gran Sequía de finales de los 60’ donde la fuerza pública tuvo que intervenir ante el déficit de agua que afectó a la agricultura de varias provincias.  Algunas simulaciones muestran que si durante la actual década se prolonga la sequía en la Zona Centro-Sur de nuestro país, colapsará parte de su actividad silvoagropecuaria, golpeando severamente la economía nacional y pudiendo desatar un caos social de difícil control. En efecto, un CCA como éste reducirá repentinamente el aporte de agua hacia los ecosistemas terrestres debido a la disminución de la precipitación, agravada por una mayor fuga hacia la atmósfera de este vital recurso a causa de mayor calor y por ende de más alta evaporación.

En ocasiones, pese a la gradualidad de las causas, ocurren alteraciones abruptas en el ambiente cuya velocidad de transformación no da tiempo para una adecuada reacción. Estos son los denominados Cambios Climáticos Abruptos.

Una vía para encarar este escenario adverso que puede presentarse en cualquier momento, es desarrollar tecnología actualmente no existente y dicho desarrollo debe ser rápido pues un CCA puede ya estarse gestando.  Es decir, se requiere de una disrupción tecnológica, entendida ésta como un salto repentino en la progresión de las nuevas aplicaciones científicas. Este salto puede ser accidental como el descubrimiento de la penicilina o premeditado como la bomba atómica.

Tratándose de conductas premeditadas, varias iniciativas han sido propuestas para encarar el déficit hídrico, destacando por su novedad aquella de conducir agua desde la desembocadura de ríos del sur de Chile que no serán afectados sensiblemente por la disrupción climática, para luego transportarla hacia el Norte Grande y Norte Chico a través de un ducto submarino paralelo a la costa.  De manera similar se plantea desalar agua del mar y bombearla a los valles interiores. El problema de estas soluciones es que, para distribuir territorialmente un recurso escaso como el agua, requieren de energía; recurso tanto o más escaso. Por lo tanto, un interesante y útil desafío es capturar parte del calor adicional aportado por el mismo CCA y aprovecharlo como fuente de energía para estos ambiciosos proyectos.

Sin embargo, la mejor manera de encarar los efectos intempestivos en el ambiente es el seguimiento de sus causas, en especial cuando estas son graduales y simular gracias a técnicas prospectivas los escenarios resultantes más probables, para desde ya tener configurada las líneas de acción más eficientes.

0
16

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*