Es lamentable que hoy, producto del desarrollo habitacional en la ciudad de La Serena, continúe la tala indiscriminada de árboles sin ver un plan de reforestación efectiva. Existen leyes, reglamentos e instituciones encargadas de velar por el cuidado de nuestras áreas verdes en especial la forestal, sin embargo, somos testigos de que en menos de diez años el sector oriente de la ciudad se ha visto arrasado por el avance inmobiliario. Consultado el profesional encargado de la Unidad de Medio Ambiente de la Municipalidad de La Serena, asegura que las constructoras deben realizar una compensación por los árboles que son cortados en la vía pública y respecto a los que se encuentran en sitios privados, la Municipalidad no tiene injerencia, siendo CONAF el fiscalizador siempre y cuando se trate de árboles o bosques nativos.
Nadie podría estar en contra de la construcción de viviendas y del desarrollo urbano de una ciudad, pero hay maneras de hacerlo de forma amigable con el medio ambiente
Independiente de lo expuesto, somos testigos del avance inexorable del desierto, no solo por el calentamiento global o la sequía que afecta a la cuarta región, sino que por un factor mucho más poderoso, a mi parecer, el factor humano. Nadie podría estar en contra de la construcción de viviendas y del desarrollo urbano de una ciudad, pero hay maneras de hacerlo de forma amigable con el medio ambiente, el sentido común nos debiera decir que por cada árbol cortado debiera plantarse otro y no solamente la legislación nos debiera obligar a hacerlo. Mientras tanto seguiremos viendo como la Región de Coquimbo, otrora norte verde, se convierte en un desierto sin que las autoridades hagan algo, no es aceptable que un experto desestime la preservación del eucaliptus considerándolo dañino para el medio ambiente por su alto consumo de agua. Este árbol existía en La Serena antes que el Sr. Experto tuviera conciencia del respeto que merece el medio ambiente.
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