Este miércoles 02 de enero del presente año a eso de las 18:30 horas por medio de un mensaje whatsApp se extendió la noticia de un puma en el sector del Arrayán, en la comuna de Lo Barnechea, a la altura de la calle Pastor Fernández, el cual estaba en la cima de un árbol de una casa habitación. No es ninguna novedad imaginarse el despliegue de recursos públicos, policiales y de protección a la población por la presencia de un animal silvestre en la ciudad.
Lamentablemente, con la oscuridad de la noche los procedimientos ejecutados por personal de la Municipalidad de Lo Barnechea, como también por el personal del Parque Metropolitano y el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), fueron inútiles y no pudieron bajar del árbol al felino, el cual permaneció instalado en las alturas por unas 15 horas.
Esta situación fue cubierta por los principales medios de comunicación televisiva del país, los cuales informaron y comunicaron el procedimiento de descenso del felino desde el árbol en el Arrayán, lo que nos permite una profunda reflexión en cuanto a los siguientes aspectos:
Falta de planificación urbana
La falta de planificación urbana o en palabras simples, la forma en que la ciudad de Santiago como del gran Santiago está creciendo, no responde a ninguna propuesta pública de desarrollo coherente. En primer lugar, la sobrevaloración de los suelos y de los paños en la ciudad como es el caso de las comunas de la zona oriente de Santiago (Providencia, Ñuñoa, Las Condes, Lo Barnechea y La Reina) por medio de la burbuja inmobiliaria ha acrecido los valores de estos. En segundo lugar, la falta de propuestas de una política pública destinada a generar los procesos de desarrollo de la ciudad. En tercer lugar, el aumento de la población en la ciudad y, finalmente, la organización de la ciudad donde conviven la industria, el equipamiento y las personas.
El caso de Lo Barnechea
Más del 50% de la comuna de Lo Barnechea responde a una geografía de cerros islas y montañas, la lógica de la necesidad de extender la ciudad hacia el oriente destinada a generar mejor calidad de vida a las personas, generó la extensión de la ciudad implementando suelos que perfectamente podrían haber sido parques naturales o en definitiva suelos de cultivo, en casas, condominios y propiedades en barrios verdaderamente exclusivos casi en su totalidad.
Si bien, el caso del miércoles recién pasado generó el pánico en la población producto de la inhóspita aparición de un puma, este hecho no es casual. El medio natural del felino es la altura y mucho antes de la implementación excesiva de bienes y servicios en la comuna, gran parte de Lo Barnechea era parte del entorno natural de estos animales. Por otro lado, el Director Nacional del SAG, Horacio Bórquez, habla de “una verdadera preocupación por el aumento de la población de estos felinos no tan solo en Santiago sino que en Chile”. Yo la verdad traté de comprender su preocupación y no la entendí. Lo natural es que los animales se reproduzcan, quizás la ONU y los organismos internacionales preocupados del medio ambiente le responderían al Director que la preocupación de aumento de la población no está enfocada en los pumas, sino en los seres humanos, ya que se estima que en 2030 llegaremos a los ocho mil millones de personas, con recursos naturales limitados para satisfacer nuestras necesidades.
Muchos de los vecinos de Lo Barnechea han señalado históricamente que es una naturalidad ver felinos en zonas altas de la comuna. Esto no es una novedad, como se ha expuesto, el entorno natural de estos animales es la altura, lo que con el avance de la población y la incorporación de Lo Barnechea a Santiago, generó un desplazamiento natural de los felinos hacia la cordillera, pero esto bajo ninguna circunstancia significa que no sean capaces de bajar. Por otro lado, a propósito del rescate del puma, Horacio Bórquez, Director de SAG señaló “que no contaban con protocolos para animales silvestres en lugares habitados”, esto deja en entre dicho la falta de razonamiento en contingencia de una institucionalidad completa y, lo que no es menor, reafirma la tesis de la falta de planificación urbana de la ciudad, pues es evidente afirmar que a igual aumento de población y construcción de la ciudad a zonas naturales con mayor desplazamiento de animales silvestres de sus hábitat natural sin coherencia, lo lógico es que tarde o temprano bajen a buscar alimentos.
Sin planificación urbana, sólo queda reaccionar frente a los acontecimientos que ocurran y, en este caso, es evidente que el Estado o cualquier organismo público tiene una carencia natural de generar procesos de contingencia efectivos, destinados a realizar una respuesta rápida para disminuir el impacto de determinados hechos.
Necesidad de planificación urbana
En Chile es fundamental implementar una política coherente de planificación urbana destinada a minimizar la huella ecológica y el impacto del hombre frente al medio ambiente, y a generar un aprovechamiento natural y equitativo para conseguir procesos de sostenibilidad urbana, equidad social y desarrollo integral enmarcado en el plan de Objetivos de Desarrollo Sostenible de PNUD 2030.
El modelo que estamos implementando es el modelo americano de desarrollo, el cual es muy subdesarrollado en cuanto a la calidad de vida de sus habitantes ¿sueño americano?, eso no existe en la realidad, cuando la segregación es una realidad que se vive en Nueva York.
El problema de Santiago
Desde ninguna lógica racional la ciudad de Santiago como el gran Santiago deberían existir, la razón es lógica: las ciudades no deben estar instaladas en tierras fértiles que podrían ser destinadas a la producción y el cultivo. Santiago está compuesto por el valle del Mapocho y el Valle del Maipo, en ambos casos la ciudad ha absorbido las zonas rurales extendiendo la ciudad y generando verdadera conurbación de las capitales provinciales desde Cordillera a Maipo, y conectando en definitiva a aquellos asentamientos que eran destinados de paso hace 100 años atrás a ser anexados a mediados del siglo XX a la ciudad, como es el caso de Puente Alto y San Bernardo.
Falta de crecimiento urbano: en la actualidad no existe un control real de crecimiento urbano, se ha creído que un suelo tiene mayor valor como urbano que como rural, pero no se ha generado una política publica efectiva destinada a proteger la perdida de tierras agrícolas y de cultivo.
Diversidad urbana: absolutamente injusta, un ejemplo concreto es la respuesta que el Estado ha generado desde 1977 en adelante, una política de segregación social, creando verdaderas zonas con estigmas sociales como es el caso de Bajos de Mena en Puente Alto, donde no existen áreas verdes que reporten una calidad de vida efectiva para el total de la población. Quizás los últimos proyectos de viviendas habitacionales pensadas con planificación urbana están instalados en Villa Frei en Ñuñoa, los cuales datan de 1972.
Rehabilitación urbana: se trata de recuperar edificios y espacios en plena ciudad para liberar el estrés del aumento de la población y del crecimiento constante de la ciudad. En este sentido, efectivamente el Estado ha generado políticas de recuperación de espacios como el mejoramiento de edificios y equipamientos, pero el esfuerzo ha sido precario frente a la realidad nacional como respuesta a una situación crítica como es el crecimiento rápido de la ciudad.
Ampliación y espacios públicos: efectivamente el esfuerzo mayor ha sido la creación de más espacios públicos, la Ley de urbanismo y construcción de Chile en la consolidación de proyectos habitacionales a la hora de determinar metros cuadrados de equipamiento, indica la necesidad de destinar la creación de espacios comunes como es el caso de plazas y parques. Ahora bien, en cuanto a la recuperación de espacios como es el caso de sitios eriazos se han generado intentos desde inicios de esta década en recuperar zonas, especialmente en zonas de alto riesgo social como es el caso de La Pintana, San Ramón y La Granja.
Falta de ordenamiento territorial: las ciudades del futuro cuentan con una organización lógica de un sitio destinado a la habitación, un sitio destinado al equipamiento salud, a la educación, un sitio destinado a la industria, etc. En Santiago, y por lo general en Chile, no existe un orden racional de nada lo que ha generado un aumento de los procesos de conflicto medio ambiental pues la industria se instala cerca de las casas habitaciones o las casas cerca de la industria, los mega centros comerciales en el corazón de la ciudad, los colegios, hospitales en distintos puntos e incluso las áreas verdes en lugares de difícil acceso.
Un modelo europeo:
Toda la vida se nos ha hecho creer que nuestra construcción de país sigue a la lógica del desarrollo del modelo europeo, quizás en cuanto a la fundación de las ciudades con la implementación del plano damero, pero en adelante vamos por camino propio. En gran parte de Europa la conurbación no existe, las ciudades como Santiago no existen por la sencilla razón que no existe una lógica de tener en una ciudad al lado de una casa una industria que genera gases contaminantes. Por otro lado, el uso del suelo es efectivo en Europa. Los pueblos mantienen su permanencia y existe un factor de reconocimiento con el origen de localidad, en Chile el desarrollo de la ciudad es esperado no importando los suelos.
El modelo que estamos implementando es el modelo americano de desarrollo, el cual es muy subdesarrollado en cuanto a la calidad de vida de sus habitantes. ¿Sueño americano? Eso no existe en la realidad, cuando la segregación es una realidad que se vive en Nueva York, es más, ¿cómo se puede concebir que la gran área verde protegida de la ciudad más poblada de Estados Unidos sea en Central Park, cuando es un parque y no es área de protección a la biodiversidad? Uno de los grandes desafíos país para que lleguemos al desarrollo, es la implementación de una política nacional de planificación urbana, donde la ciudad sea a escala humana y sea naturalmente responsable con la biodiversidad, donde los procesos de sostenibilidad y sustentabilidad hagan de la ciudad un espacio de encuentro en post de un desarrollo integral y duradero.
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