A escasos días de la realización de una nueva versión del Congreso Pleno, donde el actual Presidente de la República dará su segunda cuenta al país, es dable volver a preguntarse si verdaderamente estamos ante un rito republicano, como en forma bastante pomposa algunos mencionan.
A decir verdad, nada parece más distante de las preocupaciones cotidianas del chileno "de a pie", y más parece un matrimonio "por la iglesia" entre miembros de "familias bien". El ejercicio siempre ha estado rodeado de una solemnidad y un protocolo, poco usual, más bien destinado a las ceremonias de cambio de mando. Desde un punto de vista práctico, no se define gran cosa, ya que es predecible un discurso plagado de anuncios grandilocuentes, frases para el bronce y, por supuesto, un análisis triunfalista y poco riguroso de lo que ha sido la concreción de las más de cien promesas que el Presidente hizo al país el 21 de Mayo pasado.
Queda claro a estas alturas, que los interesados son básicamente los parientes y amigos más cercanos de las dos familias presentes en el templo. A no ser por un aburrimiento excesivo, o por el afán de descubrir nuevos chascarros o "piñericosas" -que pueden aflorar en cualquier momento- a lo largo del kilométrico discurso, no veo a las grandes audiencias del país pegadas al televisor en esta fecha.
Tal vez me dejo llevar, como es natural, por mi hastío de ver a las mismas figuras diciendo más o menos las mismas cosas. Sin embargo, a partir del año pasado, pareciera que algo se ha perdido, como que algo faltara, un sentido más trascendente, me refiero a ese llamado que nos convoca a todos y todas, esa mirada incluyente y comprensiva, a la que nos acostumbramos con los presidentes de la Concertación y especialmente con la Presidenta Bachelet.
De pronto estos días, me llevan a aquellos años de la lucha contra la dictadura, al ver a tantas y tantos por todos lados, poniéndose de acuerdo para ir a una marcha o salir a protestar. Desde luego que este 21 de Mayo va a ser distinto, en el año del despertar de la ciudadanía, el año de la guerra del gas en Magallanes y del inicio de la guerra por una Patagonia sin Represas, claramente el protagonista no va a ser quien leerá su discurso en el Congreso Pleno: será la ciudadanía, la gente, el pueblo, como le decíamos antes, quien estará retomando el verdadero rito republicano de alzar la voz contra la injusticia, de defender la libertad y el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación.
Los protagonistas de este 21 de Mayo seremos todos quienes salgamos a las calles de todo el país para manifestarnos, para alzar la voz y recuperar la dignidad.
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