si la televisión muestra una forma básica de ver y resolver los delitos, se le está enseñando a las personas a tener una visión igualmente básica sobre los mismos.
Es una noche como cualquier otra en Ciudad Gótica. Nada hacía presagiar que un delincuente apodado «el Huasón” atacaría la ciudad aquella noche. Pero gracias a la oportuna acción de Batman, el malhechor está tras las rejas y Ciudad Gótica puede dormir en paz otra vez.
Cada vez que veo la crónica roja de los noticiarios se me hace que Santiago es Ciudad Gótica (digo Santiago porque la mayoría de los delitos que muestran asolando a todo el país, suceden en la capital). Es bastante frecuente oír el clásico “perturbando la tranquilidad del barrio X de Santiago, un grupo de delincuentes apodados los Picapiedras, roban un cajero automático mediante la ya frecuente modalidad de alunizaje; afortunadamente fueron aprehendidos por personal de carabineros y están a la espera de ser formalizados».
Y es que el tratamiento del problema de la criminalidad en Chile se resuelve en clave hollywoodense: malhechor A (inserte apodo llamativo tal como las arañitas, los phillips, el care’completo, entre otros) es atrapado por personal de carabineros (o en su defecto se muestra al fiscal pidiendo una pena ejemplar), luego de haber perpetrado (inserte delito de mayor connotación pública). Y la noticia queda ahí. Si el imputado después es declarado inocente, nadie se entera, haciendo de la presunción de inocencia meras palabras de buena crianza. Y esta es toda la discusión que se da: “oye, que malo este tipo”, “qué bueno que está preso”, “deberían cortarle las manos”, “deberían hacerle castración química”.
¿Y qué hay de las causas de la delincuencia? ¿quién se pregunta por ellas al hacer una noticia sobre la comisión de un delito? ¿ Chile realmente vuelve a dormir en paz luego de aquella aprehensión? Suenan grillos. Y eso claramente influye en las personas, pues si la televisión muestra una forma básica de ver y resolver los delitos, se le está enseñando a las personas a tener una visión igualmente básica sobre los mismos. Porque claro, Ciudad Gótica también vuelve a estar tranquila cuando los superhéroes del congreso aumentan las penas hasta las nubes.
En el foro del diario Publimetro donde se consigna el asesinato del Chipamogli, me encontré con comentarios del tipo: «Y no se las vengan a dar de padre Hurtado por acá, que si pillan a uno de esos pedazos de m#$da robando en su casa, felices le meterían unos tiros», «el lolo era simpático pero mejor que esos w#@s estén muertos y no hagan más daño», «el gobierno podría mandar a matar a todos estos delincuentes de m#$a.. ahí está la solución…». Para no creerlo (las censuras y acentos son de mi autoría).
Todo pasa por un problema de empatía. El día que nos pongamos en el lugar de haber cometido un delito, de ser acusados injustamente o que a un ser querido le pase aquello, podremos opinar de forma un poco más objetiva. Mientras tanto, ojo por ojo, diente por diente. Y pronto Chile se quedará ciego y desdentado.
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Imagen: Wikimedia Commons
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