A estas alturas debiera estar relativamente claro que lo que está ocurriendo en los últimos días en Internet no tiene que ver solo con el choque entre posturas divergentes sobre cómo abordar la relación entre derechos de autor – propiedad intelectual y el acceso de las personas a contenidos en línea. En realidad, es mucho más que eso. Tiene que ver con el ejercicio de nuestras libertades civiles en Internet, a tal punto amenazadas con iniciativas como SOPA, PIPA y otras leyes similares en el mundo, que hay quien incluso ha alertado que estamos frente a la primera gran batalla de una de las guerras cruciales de este siglo. Cuando el lenguaje bélico empieza a aparecer en boca de todos, es porque las pistolas están cargadas. Conviene, entonces, dedicar unos breves minutos a reflexionar sobre una de las fronteras de este conflicto, para no perdernos en fragor del combate.
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enzo-abbagliati
Pablo,
estoy de acuerdo con buena parte de lo que planteas, pero mi punto es que de no existir un conjunto de reglas, la lógica de Anonymous puede dar lugar a una «justicia» bien arbitraria. Sin duda, somos los ciudadanos los llamados a definir esas reglas. En esto sigo lo planteado por Kevin Kelly en su artículo en la revista Wired en 2009 sobre como el colectivismo en línea permite vislumbrar un estadio en el que las personas logren organizarse de manera eficiente y masiva sin la necesidad de los Estados. Pero hasta ahora esas reglas no existen.
Por eso, el actuar de Anonymous -por muy justos que sean los fines que persigue al definir los objetivos que ataca- linda con el linchamiento digital. Estoy en contra de lo que hizo el Departamento de Justicia norteamericano, pero también estoy en contra del lucro de Megaupload (que si bien lo analizas, va contra la ética hacker que ha estudiado Pekka Himanen) y de la respuesta de Anonymous. ¿Qué pasaría si el día de mañana Anonymous definiera como objetivo el sitio web de una ONG que trabajara por aliviar la pobreza en Africa? Estoy seguro que no faltarían los descriteriados en sumarse al ataque. Por lo demás, si Anonymous existe por los ataques contra la libertad en Internet, ¿por qué no lanza la guerra contra China?
Saludos.
marceleau
A fines de la década de 1990 leí una vez por ahí que con la caída del muro de Berlin, el auge del posmodernismo, y una nueva legitimación del individualismo, asistíamos al comienzo de «neofeudalización» de la sociedad occidental. Esto por cuanto se empezaba a vislumbrar una fragmentación del poder y la consecuente multiplicación de varios polos soberanos.
Traigo a colación esto porque, conforme a lo plantea Enzo respecto a lo que internet representa hoy en nuestras sociedades, me parece que por un buen tiempo estaremos presenciando diversas colisiones o conjunciones entre estas variopinto desmenuzamiento de soberanías (políticas, culturales, económicas,)
Y frente a eso, me parece que habría que ir masticando, entre otros temas, la idea sobre qué ética requeriremos para hacer frente a los movimientos tectónicos que vez en cuando generan entre sí la sociedad y la tecnología.
Saludos
enzo-abbagliati
Una pregunta esa, Marcelo, que parece Fukuyama no se hizo cuando pontificó sobre «el fin de la historia».
pablo-carcamo
Aquí hay algunos problemas más complejos que el tema de los «vigilantes» (y quien vigila al vigilante). Probablemente las posiciones sobre la defensa o ilegitimidad de las acciones de anonymous estén determinadas por diferencias de edad, o la forma de relación con Internet.
Creo que el problema principal es intentar recurrir a las lógicas legales de la «vida material» para determinar la digital. Recurriendo a la declaración de Independencia del ciberespacio:
Punto 9: «Vuestros conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros. Se basan en la materia.» ( http://manuelgross.bligoo.com/content/view/301348/Declaracion-de-Independencia-del-Ciberespacio.html ).
Claramente alguien puede decir que esta es una formulación ilegítima, porque la independencia no fue consensuada con la mayoría de los usuarios de Internet. Pero todas las independencias nacionales han sido dirigidas por grupillos revolucionarios. Me tinca que aquí existen mayores grados de horizontalidad que en la mayoría de las desiciones de los Estados hoy en día.
Al menos hoy hay un montón de gente que cuenta con mayor legitimidad para decidir sobre Internet que cualquier gobierno que se arroje algún grado de representación (al menos mi representación). Entre ellos el grupo Anonymous. Esto porque son los mismos usuarios de Internet los que componen anonymous. El fenómeno de los ataques coordinados es genial, porque no se trata de algún tipo de complejo virus infórmatico o “hackeo”, si no que solamente se trata de sobre-cargar páginas con exceso de tráfico (o sea, muchas conexiones intentando meterse a una página, http://es.wikipedia.org/wiki/Ataque_de_denegaci%C3%B3n_de_servicio). La característica más importante de este grupo es su cantidad (5000 está vez http://www.bsecure.com.mx/featured/anonymous-cobra-venganza-tras-clausura-de-megaupload/), y esa cantidad de personas están dispuesta a coordinarse por objetivos como la defensa de lo que la mayoría de la gente cree que está hecho Internet: Compartir y difundir ideas. Anonymous no existiría si no fuera por los ataques a la independencia de Internet, y a la necesidad de defensa de Internet frente a los Estados.
Si los gobiernos siguen con el afán de regular Internet, la única consecuencia posible es el desarrollo de una forma de conexión paralela a la existente hoy en día, que terminará siendo mucho más elitista porque requerirá mayores capacidades informáticas, y así, uno de los mayores posibilitadores de la condición humana va a ser destruido por la avaricia y deseos de regulación de unos pocos.
(me salto completamente el tema de la PI, y lo que significa compartir cultura, porque eso da para libros)
Saludos.