Antes de proponer fórmulas absurdas de negociación con Bolivia, como territorio por territorio o territorio por gas, hay que establecer si las autoridades bolivianas pueden o no negociar con Chile. Se ha estado en un litigio internacional donde el país altiplánico reclama una salida al mar sin preguntar primero si sus autoridades pueden sentarse a la mesa a negociar y si tienen la buena fe que le exigen a Chile.
Nuestras autoridades no pueden negociar con Bolivia porque sus representantes carecen de facultades legales de negociación, y son ellos quien han propuesto de mala fe una demanda reclamando negociar.
Chile no reclamó la falta de facultades o representación de las autoridades bolivianas para negociar, debió sostener que nuestros vecinos debían reformar la legislación interna para poder negociar, cuyo efecto habría sido la suspensión del juicio mientras no modifique su legislación interna. Aún se está a tiempo de pedirle a la Corte de La Haya que intime a Bolivia a modificar su legislación interna para proseguir la demanda.
Efectivamente, la constitución boliviana, en su art. 267, sobre reivindicación marítima, “declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano pacífico y su espacio marítimo”. Agregando que “la solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del estado boliviano.”
Consecuentemente, las autoridades bolivianas irán por todo, así les lleve mil años, porque así se los mandata la constitución y no pueden “negociar” menos que eso. Es un objetivo permanente e irrenunciable, pero toda negociación supone recíprocas concesiones y Bolivia no puede conceder nada porque no tiene facultades para ello.
Consecuentemente, las autoridades bolivianas irán por todo, así les lleve mil años, porque así se los mandata la constitución y no pueden “negociar” menos que eso.
Cuando el ex candidato Mayol sostiene que “la solución” es km2 por km2, u otros proponen tierra por gas o litio, o recientemente el ex candidato Guillier propuso territorio por territorio con soberanía, o cualquier otra cosa semejante, es imposible porque no pueden los bolivianos “comprar o permutar” lo que consideran propio, ninguna autoridad boliviana puede “negociar” en términos de buscar una salida que no sea recuperar sin contraprestaciones todos los territorios perdidos en la Guerra del Pacífico, y por extensión, un mar territorial y zona económica exclusiva (concepto soberano de posterior creación) y en caso alguno refieren ni pueden aceptar una salida soberana al mar que no sea por esos territorios.
Por ende, Chile debió proponer excepción de falta de legitimación o representación, en el sentido que las autoridades bolivianas no pueden, no están facultados para negociar nada, más allá que nuestro país haya o no comprometido tal negociación.
Mientras Bolivia no reforme su legislación interna, primero se apagará el sol antes que poder negociar otra cosa que no sea ¿cuándo me devuelven los territorios y el mar soberanos?, porque insisto, la constitución boliviana no autoriza ni faculta para otra cosa y porque respecto de Chile, aún en la más franca de las voluntades en orden a resolver la salida al mar de Bolivia, no puede entregarle territorios peruanos porque violentaría los tratados con la república del Perú, y por tanto, Bolivia busca que Chile parta en dos (o más bien en tres partes) su territorio para hacer viable la restitución que por mandato constitucional tienen que buscar hasta el fin de los tiempos. Y a no dormirse con Perú.
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