“Cuenta la leyenda que en un remoto país del oriente había un rey muy cruel y por lo tanto, injusto. Todo aquello que lo fastidiara lo destruía de inmediato. Así también cada vez que recibía un mensajero proveniente de los confines de su reino, si este le traía una mala noticia, lo hacía matar de inmediato. De esta manera, confundiendo el mensaje con el mensajero, logró que nadie se atreviera a decirle lo que realmente pasaba. Fue así que ni siquiera se enteró de que había dejado de ser rey, tal era el pánico que aún provocaba ese tipo de comentarios. Fue así también que cuando su pueblo lo condenó a muerte ni el verdugo se atrevió a comunicarle la sentencia. Nadie sabe si tuvo tiempo de sorprenderse cuando su cabeza cayó sin anuncio previo.”
Desde aquellos lejanos tiempos, han desfilado numerosos seguidores de este cruel rey. En nuestro querido Chile, recientemente han aparecido nuevos imitadores. Hace pocos días, la juventud UDI (qué contradictorio suena ser joven y UDI) intentó cambiar el eje de la interesante conversación/reflexión que han instalado los estudiantes acerca de la educación que tenemos y que queremos, disparando su artillería contra Camila Vallejo, la vocera de los estudiantes. (Que vivan los estudiantes/jardín de las alegrías./Son aves que no se asustan/de animal ni policía,/y no le asustan las balas/ni el ladrar de la jauría.// Me gustan los estudiantes/porque son la levadura/del pan que saldrá del horno/con toda su sabrosura/para la boca del pobre/que come con amargura/, cantaba nuestra Violeta.
Nuestros prematuramente avenjentados jóvenes UDI deben haber considerado brillante la idea de eliminar al mensajero para acabar con su mensaje, una estrategia novedosa en tiempos difíciles, así es que armaron una trifulca desempolvando un antiguo acuerdo entre la FECH y el preuniversitario del mismo nombre, acuerdo más viejo que el hilo negro (la fecha de nacimiento del acuerdo: 1987, en plena dictadura, tal como lo señala un comunicado del preuniversitario), y que le ha permitido a la Federación sobrevivir y desarrollar su actividad durante los últimos 24 años. Muchos agradecemos la existencia de este mecanismo, que le ha permitido a la FECH existir, desarrollarse, y liderar hoy este maravilloso despertar a la vida política y social de una juventud que parecía tan distante y apática.
Bien desesperados deben estar estos jóvenes UDI, imagino que formados al alero de la Universidad del Desarrollo, para utilizar este tipo de argumentos y salirse de plano de la discusión de fondo, cuyos ejes son:
• Entender a la educación como un derecho y no como un bien transable.
• Asegurar su calidad, lo que significa garantizar estándares mínimos de logros al egreso.
• Debatir acerca de la conveniencia de tener instituciones educativas con fines de lucro en un sector en el que existen grandes imperfecciones de mercado; solo por mencionar algunas: a) una brutal asimetría de información, más bien ha primado la desinformación y el engaño; b) las instituciones responsables de fiscalizar y hacer cumplir la ley han sido mostrado ser completamente inoperantes y c) el origen del financiamiento es principalmente público.
En mi opinión, el proceso que estamos viviendo de activación, movilización, discusión, confrontación de ideas, es más importante que el resultado final, que no tengo ninguna duda será positivo. Está madurando y se está construyendo una nueva generación llamada a conducir los destinos de este país en 10 o 20 años. Dejemos que este proceso continúe, creemos las condiciones para que estos jóvenes estudiantes se sigan preparando, incluso después de la resolución de este importante conflicto.
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