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Control de identidad: no sólo los derechos de «los delincuentes»

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Siempre que por alguna razón aumenta la percepción de inseguridad en un país, surgen medidas reactivas: subir las penas a determinados delitos, disminuir ciertas garantías procesales, ampliar facultades de las policías. Suele suceder entonces que quienes trabajamos por los derechos humanos salimos a cuestionar algunos aspectos de esas medidas que son desproporcionadamente restrictivos de los derechos y garantías internacionalmente reconocidos. Y suele pasar que, como reacción, se nos acusa de «garantistas» (como si eso fuera una mala palabra), de «defender los derechos de los/as delincuentes», o como una vez me dijo una parlamentaria, «si parece que ustedes quieren que Carabineros le tire confetti a los delincuentes».

Esta discusión la hemos visto clarísimamente en las últimas semanas, en relación a la «agenda corta» contra la delincuencia y en particular a la normativa sobre control de identidad. Quienes lo critican lo han asimilado a la antigua detención por sospecha. Quienes lo defienden señalan que esto mejora las facultades de actuar preventivo de las policías y que «quien nada hace, nada teme».

Primero es necesario aclarar dos puntos: sí, el Estado tiene el deber de resguardar la seguridad y el orden público, y sí, quienes cometen delitos siguen teniendo derechos humanos que deben ser respetados. No hay una contradicción entre ambas afirmaciones. El combate contra la delincuencia y el resguardo del orden público puede justificar ciertas restricciones de derechos, incluso el uso de la fuerza por parte de las policías. Pero estas restricciones deben responder a un test de tres partes: deben ser legales, justificadas (no ser arbitrarias, tener un objetivo preciso) y proporcionales (lo estrictamente necesario para conseguir el objetivo propuesto, y no más).

Esto no protege sólo a «los/as delincuentes», sino que sirve para proteger a todas las personas por igual y también para proteger a las personas inocentes que, por cualquier razón, se vean enfrentadas al sistema de justicia criminal.

¿Qué dice la norma propuesta sobre control de identidad?

Si se aprobara la norma como la aprobó la Cámara de Diputados, lo que sucede es, en simple, que habrá dos tipos de control de identidad. El primer tipo es básicamente lo que existe hoy, pero ampliado: si un Carabinero considera que existe «algún indicio» de la comisión de un delito, puede pedir que acredite identidad y registrar vestimentas, equipaje o vehículo, en el lugar en que se encuentre. Si no pudiera acreditar identidad o se rehúsa a hacerlo, puede conducir a la persona a una comisaría para controlar su identidad, y todo el proceso puede durar hasta 8 horas.

El segundo tipo es el control «preventivo» de identidad, que no necesita de ninguna causa: Carabineros puede pedir a cualquier persona y en cualquier lugar, que acredite su identidad. Si la persona no puede o se rehúsa, también puede ser conducida a una comisaría para ello, en cuyo caso el límite de tiempo es de 4 horas.

El control de identidad significaría que cualquiera de nosotros/as pueda estar hasta 4 horas (incluso 8 horas) privados/as de libertad, porque sí. No se trata de los derechos humanos "de los/as delincuentes", sino de defender los derechos de todas y todos.

Imaginemos la siguiente situación: una persona sale a eso de las 8 de la noche a trotar en un sector del barrio alto de la capital. Sale con buzo y zapatillas, y nada más. Deja su billetera y no lleva su carnet de identidad. Un Carabinero lo ve corriendo en buzo y estima que existe «algún indicio» de que está cometiendo un delito – quizá pretenda participar en un «portonazo» o está arrancando después de asaltar a alguien. Hace que se detenga, le pide que se identifique. Él le explica que vive a dos cuadras, que incluso si lo acompaña puede mostrarle su carnet. Si es un hombre alto y rubio, que adopte una actitud altiva, es posible, quizá, que el Carabinero le crea y lo acompañe a su casa. La ley dice que debe darle «todas las facilidades» para que se identifique. Pero si fuera un extranjero, de algún país latinoamericano, o una persona con rasgos indígenas y de piel oscura, o se pone nervioso ante la situación… ¿Le creerá? Puede que sí, puede que no. Si el policía no le cree, lo conducirá a la comisaría más cercana por considerar que no pudo o se rehusó a acreditar su identidad. Dado que existía «algún indicio» de delito, estimará que el límite aplicable es de 8 horas. O sea, esta persona podría pasar casi toda la noche fuera de su casa.Toda la escena pudo haber sucedido delante de otros de sus vecinos/as, quienes quedarán con la duda de que «algo habrá hecho» este vecino extraño. Y todo porque sí.

Aquí «el que nada hace nada teme» no aplica. Si esto se convierte en ley, no es necesario hacer nada – salvo olvidar o perder el carnet de identidad – para ser privado de libertad por 4 u 8 horas. Y en el Senado se estarían discutiendo indicaciones que buscan ampliar aún más las facultades de las policías en este contexto.

Es cierto, en ambos casos existen pautas que prohíben la aplicación discriminatoria de estas normas y mecanismos de control posterior, por ejemplo, a través de una obligación de mantener estadísticas de aplicación de estas facultades. También es cierto que existe la llamada «Ley Zamudio» que permitiría exigir responsabilidades en caso de discriminación arbitraria. Pero esto es todo posterior, e implica una carga para la víctima, de llevar adelante la demanda. Acá el Estado debiera tender a prevenir que se produzcan las arbitrariedades desde un inicio, con una legislación como ésta no aporta en ese sentido.

Ya el Relator Especial de la ONU sobre los Derechos de Reunión Pacífica y de Asociación, tras su visita a Chile en 2015, emitió una opinión crítica sobre el proyecto de ley, con un detallado y preciso análisis legal, por considerar que no cumple con el test de tres partes explicado anteriormente. Si bien estaría establecido en la ley, no cumple con el principio de legalidad, la justificación es poco clara, da pie a arbitrariedades y es desproporcionada. El nivel de restricción a los derechos es muy grande, puede afectar a personas inocentes con mucha facilidad y muy probablemente tendrá un impacto discriminatorio sobre los grupos más vulnerables: personas que participan en manifestaciones, integrantes de la diversidad sexual, pertenecientes a pueblos indígenas, migrantes, personas de menores recursos económicos.

Esto no es algo que afecte a «los/as otros/as» o a «los/as delincuentes». Esto potencialmente puede significar que cualquiera de nosotros/as podemos estar hasta 4 horas (incluso 8 horas) privados/as de libertad, porque sí. No se trata de los derechos humanos «de los/as delincuentes», sino de defender los derechos de todas y todos.

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9 Comentarios

José Reinaldo Godoy Castillo

Opino que la señora Ana Piquer tiene mucha razón al temer algunos casos de abusos, visto de la legislación y de experiencia nacional y extranjera. Distinguida señora, «estamos en Chile» y nuestro comportamiento dicta mucho al de otros países que se toman como ejemplo. El caso descrito de un deportista le recomiendo que se haga de una bolsita en la que ponga su documento y lo cuelgue de su cuello. <El aumento de la delincuencia tiene múltiples factores y variables y a los encargados de protegernos se le han restringido las herramientas para actuar en la prevención y defensa de la ciudadanía.

    Jonathan

    Se José Reinaldo, Ana Piquer da ese ejemplo dentro de varios que podrían existir. Como deportista que salgo a trotar siempre salgo con carnet pero siempre me da miedo que me pasé lo que sucedió con un amigo runner que teniendo su carnet también lo tuvieron 4 horas detenido porque pensaban que estaba involucrado en un asalto. Tenía que regresar si o si a casa para dejar comida hecha e irse a trabajar pero la hermosa y justa ley le daba el atributo por este resquicio maldito de ser poco específica de tenerlo detenido. Son estas y muchas otras arbitrariedades que hemos visto denunciadas en internet es que debemos tener buenas leyes y no pasquines de buenas intenciones. Eso de que estamos en Chile me parece mediocre pero creo que está mal argumentado su punto. No porque estemos en chilito quiere decir que tendremos que adecuarnos a la mediocridad en las leyes, ellas deben ser claras y no estar sujetas a criterios discriminadores, o usted cree que nuestros respetados Carabineros suboficiales saben discernir una situación de otra? Lamentablemente actúan por órdenes sin usar el cerebro, por eso tienen miles de denuncias de malos tratos, tocaciones, procesos ilegales, etc etc porque no disciernen… Por eso como ciudadano exigo una buena ley y no pasquines viscerales ni púberes que responden a buenos deseos de la liga de la justicia.

    René Silva

    … salir a la calle portando su C. I. debería ser una «OBLIGACIÓN» y el poder identificarse frente a un policía un deber, es la única manera en que los ciudadanos comunes y corrientes tenemos para aportar al orden y ayudarlos con su tarea de protegernos. Si la justicia y en particular los jueces, no están haciendo su parte y la delincuencia nos supero ampliamente, que quiere que hagamos, escondernos en nuestras casas abarrotadas, con cámaras, cercos, perros y armas; que blindemos nuestros autos?, o que no podamos disfrutar de los espacios de nuestra ciudad, del derecho que tenemos a disfrutar del arte, la cultura, etc.; no cree que eso si seria renunciar a nuestra libertad !!
    Si los delincuentes tienen tomada la ciudad, lo que es una realidad innegable, darle una pequeña «ayuda» a los carabineros y si eso significa pagar un pequeño precio por la incomodidad de una posible espera detenido, estoy mas que dispuesto a pagarlo y si eso ayuda a recobrar la ciudad de manos de la delincuencia.

Servallas

Es bastante curioso el ejemplo que se presenta para desacreditar  la medida de control de identidad, no solo es curioso sino que bastante rebuscado y  débil, me pregunto si esta será siempre la forma de argumentar de esa institución, si es así, estamos sonados. Miremos las cosas al revés, primero, no estamos en un estado policial, estamos en un estado de derecho, segundo, controlar identidad puede frustrar delitos, se evita llegar al hecho, es decir se procura no seguir construyendo delincuencia, tercero, el combate contra la delincuencia y el resguardo del orden público no sólo puede, sino que muchos casos  justifica la restricciones de derechos de las personas, en caso contrario nunca podría detenerse un delincuente, menos causándole daño físico, y cuarto,  el uso  de la fuerza por parte de las policías es parte de sus privilegios, regulados, controlados, monitoreados, sometidos a marcos legales y disciplinares   y todo, pero son sus privilegios, en caso contrario, estaríamos en un virtual empate con el delincuente, una suerte de gallito.

Alberto Guzman Meza

¡SÍ SE PUEDE TERMINAR CON LA DELINCUENCIA!
Pero hay algunas premisas que obligadamente debemos considerar:
– La solución es de país, debe ser una política integral de estado, si existe algo similar en marcha, este es local. Si el problema es nacional, la propuesta debe ser nacional. No hay que andar con futilidad.
– Chile es un país policíaco. Todos estamos detectados, los delincuentes hasta sus preferencias y número de calzado.
– Sabido es que medidas restrictivas de fuerza daña nuestra imagen país, colisionamos con los derechos humanos, la comunidad internacional y con todo, al parecer no soluciona el problema.
– Un artesano: Albañil, pintor, mueblista etc. Por alguna eventualidad es encarcelado, corre el riesgo con altísimas probabilidades, de perder interés en sus habilidades, desorientado es fácil presa de tentaciones aprendidas en su reclusión.
– Estándares internacionales son un gendarme por 5 reclusos. En Chile tenemos un gendarme por 180 reclusos.
– A que nuestra sociedad, por una parte y el modelo por otra, es parte del problema, donde la desigualdad con segregación se comportan como semillero infinito dónde emerge el flagelo. Consecuentemente estamos en deuda.
Ahora bien, creo que ha llegado el momento de generar un programa integral que centralice la solución al problema.

Alberto Guzman Meza

Mientras el flagelo avanza, la discusión es continua y siempre girando en torno a las mismas propuestas:
*Hay que endurecer las penas – No porque hay estudios comparativos que no demuestran su efectividad.
*Meterlos a la cárcel – No porque están llenitas.
*Licitar cárceles a privados (construcción y mantención) – Huele a negocio.
*Volver a estudiar la pena de muerte – Delicado, hay compromisos internacionales.
*Que la puerta giratoria – Lo dicho, cárceles saturadas.
*Educación – Hoy es un bien de mercado, financiamiento aporte familiar Chile 80%, EE.UU. 41%, Japón 50%. Es chutar el problema para 20 años más.
*Desocupación juvenil – Autoexplicativo.
*Modificar la ley de control de armas – Controlar y requisar las buenas armas que están en manos de gente honesta, misma gente que queda expuesta al delincuente con armas hechizas y peligrosamente efectivas.
*Responsabilizar a padres por hijos que porten armas – Uno delinque eventualmente van dos a la cárcel, que ya están saturadas.
*Segregación social – Falta hacer de Chile un país más igualitario.
*La culpa es de los carabineros.- Han demostrado ser eficiente.
*Que son los tribunales – En parte si, en parte no porque son las leyes.
*Es el Congreso – Es más de lo mismo de la enumeración expuesta.
*Son los Fiscales – No porque no. Alegan tener demasiada carga de trabajo.
*Que es la TV – Esto es echarle la culpa al empedrado.
*Que las medidas de prevención son insuficientes – Solo pensarlo es algo inocente

Alvaro Quezada

Los parlamentarios y el Ejecutivo promueven este tipo de leyes porque están seguros que ellos nunca serán objeto de su aplicación. Son leyes para los demás, nunca para ellos.

Fernando Halford

Entonces es lo más seguro que pasaré detenido por salir a trotar sin carnet , ya que soy moreno , bajo con tatuajes y saldría a correr por el sector poniente ( según el ejemplo del deportista rubio alto y del sector oriente )
Pero sí es una medida que sirva para evitar que me roben el auto estacionado fuera de mi casa ( 5 intentos de robo ) y que no me entren a robar por tercera vez a mi casa ( barrio Yungay )
Aquí está mi carnet !

    Servallas

    Concuerdo con Ud. Fernando, parece ser que el sentido común hace rato se esta perdiendo, existe una suerte de discurso espumoso sobre todo este tipo de cosas y que probablemente busca de fondo debilitar el estado, hacerlo fofo, ojalá que no reaccione, ojalá deje hacer, ojalá que la policia solo se preocupara del tránsito, ya estoy pensando que a muchas personas no les interesa un bledo que la delincuencia siga ganando terreno.