La alcaldesa Josefa Errázuriz le dio un golpe durísimo al pinochetismo: eliminó uno de los monumentos más emblemáticos que se erigieron durante la dictadura. La avenida 11 de Septiembre es emblemática de un pasado que, como todo pasado, se va haciendo cada vez más lejano a nuestros ojos. No por ello es menos necesario eliminar las apologías al odio, el horror y la tiranía, y en ese sentido todas mis felicitaciones y apoyo a la alcaldesa en una medida que no era sólo del interés de los vecinos, sino también del país entero.
Y es que el país entero quedó marcado en uno u otro sentido por la dictadura. No sólo nuestro cuerpo legal y se vio transformado. Los paradigmas en torno a los cuales vemos la sociedad y el qué hacer político también han sido modificados por la “dictablanda” de Pinochet. Las violaciones a los DDHH son una arista que sigue doliendo, que sigue causando encuentros entre quienes las rechazan, las defienden y quienes pretenden ignorarlas.
¿Por qué 40 años después del golpe, 23 años después del retorno al sistema republicano (ojo, que me cuidaré de no llamar democracia en tanto el binominal y otros cerrojos sigan vigentes) aún nos sigue doliendo, seguimos peleando por la dictadura? ¿Qué hemos hecho mal en el proceso de “transición” que lideró la Concertación que aún nos tiene en tres bandos, de reproche, defensa y olvido?
Y es que aún quedan muchas calles, avenidas y pasajes con el nombre 11 de Septiembre, y gente cómodamente disfrutando de ellos. Aún existen detenidos desaparecidos de cuyas familias no saben su paradero, cuyos familiares aún están esperando saber lo que les ocurrió y que los culpables tengan su castigo (y varios han muerto esperando). No se puede prescribir el horror porque el horror sigue presente en la memoria de quienes lo vivieron, sigue asustando a toda la generación que la vivió y se perpetúa en el relato que padres narran a sus hijos. Se manifestaba en los ’90 con apatía y ahora en los 2000 con un creciente sentimiento de enojo hacia el sistema. El horror sigue vivo en quienes lo perpetraron: Labbé, antecesor de Josefa, ahora da clases en una universidad privada luego de haber sido colaborador, testigo y muy posiblemente culpable de torturas, asesinatos y un sinfín de calamidades que la dictadura cometió, y como él hay muchos, desde soldados que siguieron órdenes perversas hasta políticos y militares que dieron las órdenes, que planificaron la perversión que hoy nos persigue.
Y así también heredamos un sistema político que nos recuerda el horror en cada esquina, que aún nos obliga dictatorialmente a entregarle un porcentaje de nuestros ingresos a un privado para que especule con nuestra salud y nuestra previsión; aún envía a nuestras FFAA a estudiar la represión y la tortura con EEUU; Carabineros y las fuerzas de orden aún torturan a quien ose manifestarse; aún nos prohíbe elegir a candidatos independientes, o a la formación de nuevos referentes políticos por culpa del binominal; la lógica de mercado dicta desde la construcción de viviendas sociales hasta la educación y la salud; el Estado habla de “oportunidades”, no de derechos; de gobernabilidad, no de democracia. Son todas lógicas implantadas que los sucesivos gobiernos de la Concertación no han cambiado, sino que por el contrario, han fomentado y han encontrado la forma de beneficiarse de ellos.
¿Por qué 40 años después del golpe, 23 años después del retorno al sistema republicano aún nos sigue doliendo, seguimos peleando por la dictadura?
Entonces el horror está presente hoy, la dictadura y el odio no son cosas del pasado. A través del sistema político-económico y a través de la falta de verdad, justicia y reparación en relación a las violaciones a los DDHH el Estado, con sus tres poderes, está negando el fin de la Dictadura. Es un tema que no depende de los discursos que llaman a la reconciliación nacional, porque no me puedo reconciliar con el tipo que dice que está bien que haya asesinos sueltos, no me puedo reconciliar con quien mató a mi hermano, a mi tío, a mi amigo. Así mismo, la derecha ligada a la dictadura tiene la culpa sobre sus hombros, no como un castigo, sino como un recordatorio permanente de las cosas que deben ocultar, de los discursos que deben elaborar para evitar que se los juzgue por cómplices o partícipes del gobierno militar, y que inevitablemente hagan que la memoria también perdure, precariamente.
Hoy no sabemos qué nos molesta tanto, muchos ni si quiera saben por qué les molesta el cambio de nombre de la avenida 11 de Septiembre. Algunos, los que sí saben, les dicen resentidos, pero lo cierto es que a todos la Dictadura nos afecta, en mayor o menor medida, por cosas que no se han hecho, por casos que no se han investigado, porque el poder judicial está viciado hasta las raíces con vástagos del pinochetismo, porque los políticos tienen que cuidarse tanto de no hablar del horror que finalmente lo hacen omnipresente, porque todo el legado de la dictadura está hoy sobre nuestros hombros, ante nuestros ojos, y estamos impotentes para cambiarlo. La Dictadura es un asunto no resuelto, y hasta entonces, nos seguirá molestando.
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maria santibañez
EN PARTE COMPARTO TU OPINIÓN LA DICTADURA ES ALGO QUE NO SE OLVIDA X DOLOR DESENCUENTROS DESAPARECIDOS Y TAMBIÉN X VENGANZA ODIO CUANTOS LUCRAN A COSTA DE LOS EXONERADOS QUIENES SUFRIERON NO SOLO LA FALTA DE TRABAJO CUANTOS DE LOS QUE RASGAN VESTIDURAS X LOS DD HH LOS UTILIZAN EN SU BENEFICIO CUANTAS VECES SE TUVO LA OPORTUNIDAD DE REALIZAR CAMBIOS FÁCIL CULPAR A OTROS CUANDO EN REALIDAD NO LES IMPORTABA OBTENER ESOS CAMBIOS ACÁ LAS CULPAS SON COMPARTIDAS LA CLASE POLÍTICA ES CULPABLE DEL QUIEBRE INSTITUCIONAL LA MEMORIA ES FRÁGIL SON LOS MISMOS DE AYER HOY Y MAÑANA AUN NO APRENDEN AL FINAL SOMOS LOS SERES HUMANOS QUIENES TROPEZAMOS CON ESTA PÉSIMA CLASE DE POLITICOS Y NO SERÁN LOS MILITARES QUIENES RESUELVAN LA PREGUNTA ES LOS POLITICOS LOGRARAN SOLUCIONAR RESPETANDO LA INSTITUCIONALIZAD LA CIUDADANÍA QUIERE RESPETO TOLERANCIA INCLUCION DIALOGO NO LOS EXTREMOS RAZON DE ALTA VOTACIÓN DE BACHELET LOS CAMBIOS DENTRO DE LAS INSTITUCIONES NO MAS VIOLENCIA NO MAS ODIO SI TU PIENSAS QUE CON CAMBIAR EL NOMBRE A UNA CALLE SE ACABO EL DOLOR O EL MONUMENTO DE ALLENDE NO SE RECORDARA LA U P SE NOTA QUE AUN NO COMPRENDES LA REALIDAD DE CHILE MENOS QUE NUESTROS PARLAMENTARIOS SOLO IMPORTAN ELLOS CUANTO DEMORAN LEYES FAVORABLES A LOS CIUDADANOS COMPARA NUESTRO PAÍS NADIE SOBRA QUEREMOS VIVIR EN PAZ
peon
No se puede «resolver el pasado», Camilo… Lo que sí se puede hacer es enfrentar el presente para resolver los problemas que hoy tenemos, muchos heredados de la dictadura militar y de la actual dictadura de la mafia política y económica que nos vende por democracia lo que vivimos, pero, los efectos ya creados por estas dictaduras, siempre estarán ahí para todos, de una u otra forma, y siempre los estaremos expresando (si no hacemos nada por resolver los problemas que crearon), ya sea de la forma que lo haz hecho tú, o mediante lo que parece una exquisitez literaria de parte de Stephanye, si se contrasta con el atentado a la literatura que acaba de cometer María…
Lo que debe hacer la ciudadanía es tomar el poder y comenzar a reparar las cosas. Esto no es una utopía porque es posible hacerlo, pero, se requiere una maduración ciudadana para dejar de lado los lloriqueos y dejar de tragarse todos los shows que nos pinta la mafia, tal como el nombre miserable de una calle ridícula, para distraernos de nuestros objetivos…
Esto conlleva no sólo ponerse a cuidado de los dardos de la propia mafia que abiertamente declara sus intenciones, misma que pretende un Chile que «siga de la mano del crecimiento económico», sino que también ponerse a resguardo de las intenciones de una mafia de izquierda que cuando ha llegado al poder se ha comportado como la misma mafia de la extrema derecha…
Esto lo único que quiere decir, es que si alguna vez tenemos el país que queremos, sintiéndonos plenamente a gusto con él, no será por «el trabajo» de la mafia de los partidos políticos, sino por el esfuerzo de la ciudadanía, que debe traducirse en organización digital para tomar el poder y liberar a la patria de la opresión y esclavitud que ejerce la mafia sobre los hijos de la patria…
Arturo
Claramente se observa como las doctrinas de izquierdas han permeado hasta el fondo. Y, aunque no lo comparto debido a la madurez, lo digo en un buen sentido: la izquierda se generó como un grupo que quiere cambiar las cosas. Y a veces, de hecho la mayoría, no sabe hacia donde cambiar ni tampoco como cambiar: pero le molesta vivir un mundo que hicieron otros; dando lo mismo si a esos otros les costó sangre, sudor y lagrimas. Y es justo, por un lado, porque realmente es incómodo vivir en un mundo en el que te tienes que acomodar, y no en el que, al menos, trataste de acomodarlo a tu sentir.
Dicho esto, el gran enemigo sigue siendo la «dictadura». Es el resúmen de todo lo malo de la sociedad. Cuando se acabe lo que se hizo en ese tiempo, al parecer la sociedad será fantástica y viviremos 100 años de felicidad para todos.
Lo malo, como corolario para el autor, puede que se borre con goma y pintura todo lo que suene a gobierno militar, Pinochet, etc; pero el mundo no será tan distinto, habrán injusticias, habrán inequidades, habrá pobreza, y habrá violencia y muertos.
Por lo tanto, el representar en una cosa («dictadura») los males, le sirve precisamente a los que catalizan ese odio (llamese dirigentes políticos) para ser considerados los adalides y mantenerse en la cúspide del poder; no nos engañemos. Cambiar todo para que nada cambie.
vasilia
¿Qué hemos hecho mal en el proceso de “transición” que lideró la Concertación que aún nos tiene en tres bandos, de reproche, defensa y olvido?
Hemos es mucha gente. Porque no, no es «hemos», es «han». Y eso tiene un sector como culpable: el politico.
Todos los politicos que en 1973 tenian alguna responsabilidad, han escurrido el bulto. Se ha focalizado todo en los hechos posteriores, en las masivas violaciones a los derechos humanos, y se ha llegado a condenar a militares involucrados en esos crimenes, pero no se ha hecho nada para dilucidar el rol de los civiles en dichas violaciones.
Y cuando se hace, como en el «Diario de Agustín» cae censura.
Es fácil culpar a Allende e incluso culpar a Pinochet de todo. Pero no es cierto, hay mucho mas responsables de todo el desastre, de hundir a Allende sin dejarle ni siquiera empezar su gobierno bien y que luego, cuando Pinochet mataba personas, aplaudian, hasta que vieron que luego Pinochet no se iba a ir y entonces temieron por su poder. Y esos responsables, que estan vivos, cuando se les encara con su pasado intentan justificarse o derechamente mienten. Y eso hace que esa parte de la historia tenga puntos muy oscuros, que han repercutido en lo que tenemos hoy, en que cada vez que hablamos de derechos humanos
¿Tenemos acaso un sistema judicial realmente eficiente y efectivo? No, porque cada vez que se topa con algun tema relativo ya sea al 11 o a la dictadura, los jueces se enredan y se arma polemica. Gloria Ana Chevesich concedió atenuantes al ex director de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina) Manuel Contreras, quien asesinó al canciller Orlando Letelier, y unas que suenan a burla. Y eso no se puede ignorar porque se mezcle con el asunto Mop-Gate.
¿Tenemos a un sector politico impoluto en estos temas? No. En partidos politicos hay personas directamente involucradas en violaciones a los derechos humanos. Y ahi estan, siendo elegidos alcaldes, senadores, diputados, ministros…
¿Podemos dejar las cosas atras? A muchos nos gustaria, claro, si no fuera porque siempre nos enteramos de nuevas bajezas. Y porque mientras mas se intente usar eufemismos, mas suena a intento de tapar cosas. Y eso es muy molesto
Stephanye Moreno
La última frase es el resumen del contenido desarrollado en todo el escrito. Efectivamente no pasarán las heridas que aún siguen a carne viva en una memoria que han tratado de extirpar a través del terror o la vana diversión. Los jóvenes SENTIMOS los efectos, a veces no se pueden verbalizar, de lo que fue la dictadura, tenemos la sensación concreta de que nos roban, de que nos violan, de que somos solo un número, una mercancía que se debe entregar al mejor postor, sentimos al fin y al cabo la deshumanización profunda y la individualización inevitable del neoliberalismo. Pero nos estamos levantando, estamos despiertos nuevamente, saliendo y tomando las calles para alzar la voz de la dignidad que nos queda.