Bajo los discursos beligerantes de Vladimir Putin y la retórica belicista argumentada para amenazar a los potenciales aliados de la causa ucraniana se esconde la discursiva del Paneslavismo, una ideología que permaneció sumergida para occidente durante los últimos decenios después de la caída de la URSS.
¿Qué es el Paneslavismo? La definición más recurrente se refiere a la concordancia política que tienen todas las naciones eslavas, en torno a un objetivo político común para alcanzar la plena soberanía. Esta definición fue esbozada por primera vez en el Congreso de Eslavos en 1848. En Praga Bohemia, en ese momento región perteneciente al Imperio Austrohúngaro, Frantisek Palacky político e historiador checo impulsó la idea con el objetivo de obtener mayores derechos para los países checos. Fue el punta pie inicial del Paneslavismo, claro que con ciertas variantes desde una perspectiva política que evidenciaba, en el caso de Palacky la posibilidad de vivir bajo el alero de la monarquía centroeuropea. Austroeslavismo fue la denominación de este paneslavismo conservador, pero autonómico que pregonaba mayores derechos para los eslavos al interior de la monarquía austrohúngara. Sin embargo, el pueblo eslovaco comenzó a sufrir las consecuencias de las continuas movilizaciones en contra de la monarquía y uno de sus agitadores político Ludivit Stur (Eslovaco), político, lingüista y poeta creador del idioma eslovaco moderno, fue el primero en señalar que el destino de los países eslavos pasaba por la colaboración y liderazgo de Rusia, único estado soberano en ese momento. Este hecho en Europa central marca incesantes luchas políticas, que lentamente fueron introduciendo el principio de autodeterminación a numerosos pueblos del tronco eslavo. Sin embargo, la perspectiva rusa planteó otros objetivos nacionales divergentes al Paneslavismo clásico.El apoyo de los Serbios a la invasión, la negativa búlgara al envió de armas a Kiev, la falta de interés en alinearse con la OTAN por parte de Hungría, son pequeños triunfos de una diplomacia rusa basada en este principio Paneslavista.
Paneslavismo Ruso
Para muchos pueblos de Europa Central el Paneslavismo tuvo un significado especial, para los croatas constituía la unión de las iglesias, para los checos un medio de obtener derechos políticos al interior de la monarquía austrohúngara, y para los rusos la mixtura perfecta con la idea de imperio. En ese contexto, al interior de la elite rusa los paneslavistas condujeron la acción política hacia la colaboración con los movimientos nacionales durante el siglo diecinueve e inicios del veinte. La proclamación de Lenin de la URSS con la idea de una federación rusa potente, significó a la postre el fin del paneslavismo político a fines de la primera guerra mundial. Josef Stalin de facto, fue paulatinamente anexando los territorios que en Versalles Rusia forzosamente debió entregar a cambio de un mejor tratamiento en parte por su retiro de la gran guerra iniciada en 1914. Es decir la vieja idea de imperio, ahora encontró un revestimiento moderno, digerible para las masas de eslavos que en muchos casos se vieron agredidos por el Pangermanismo galopante que en los años treinta llevó al poder a Adolf Hitler y la expansión e invasiones resultantes. Es un hecho que el Paneslavismo comenzó a buscar nuevamente un espacio entre la dirigencia rusa, son documentadas las discusiones en torno al futuro de las minorías en la URSS y toda la discursiva en torno a la centralización y unificación del poder soviético de aquellas repúblicas desviacionistas que veían nuevos caminos, algunos congresos del partido comunista soviético dan cuenta de ese hecho. La idea de una madre Rusia redentora de los países eslavos ahora se unía a la del antifascismo. Ejemplos son los episodios de Hungría (1956) y Checolovaquia (1968). La fuerza discursiva en una URSS fuerte frente al mundo occidental empecinado en avanzar sobre los eslavos, se mantuvo como sustento del Paneslavismo. Muchas repúblicas satélites de la órbita socialista de facto comenzaron procesos de “Normalización”(Normalizace) a fines de la década de los sesenta con gran éxito. Brezhnev en ese sentido tuvo victorias que sólo comenzaron a decaer en la medida que la crisis económica a inicios de los años ochenta en el bloque socialista mostraba signos de agotamiento y franco retroceso. Con todo, la rusificación de numerosas repúblicas fue una medida que se mantuvo latente luego de la caída de la URSS y hoy colabora con mantener una cantidad respetable de población pro rusa.
Esta marea subterránea llamada Paneslavismo, sumergida durante treinta años y en constante mutación discursiva hoy cobra relevancia con la invasión a Ucrania. El apoyo de los Serbios a la invasión, la negativa búlgara al envió de armas a Kiev, la falta de interés en alinearse con la OTAN por parte de Hungría, son pequeños triunfos de una diplomacia rusa basada en este principio Paneslavista. Quizá el rasgo dominante de esta ideología es la percepción de amenaza reiterada desde occidente hacia Rusia y sus zonas de influencia, una suerte de concepto decimonónico pero que esconde la piedra angular del Paneslavismo y que consiste en que Rusia es el garante de los eslavos en occidente, hoy también ante oriente y la irrupción de China como actor relevante. Los espacios vitales geopolíticos son ideas puestas en práctica con fuerza desde las guerras napoleónicas, quizá el primer conflicto con alcances planetarios.
Es en esta línea que numerosos países muestran preocupación constante bajo el concepto clásico de potencia en su sentido lato y la irrupción de Rusia contemporánea. Durante treinta años EEUU y la CE han tratado de soslayar este punto, pensando que con la dependencia económica a tabula rasa, se puede controlar de forma eficiente los destinos de Europa central y oriental también desde una perspectiva política, bajo el signo de un horizonte prospero basado en el la riqueza y bienestar prodigado por el mercado. Sin embargo, la realidad en buena parte del globo es diferente y estas percepciones muy occidentales( ¿punto ciego?) se superponen en la actual Rusia, con serias ínfulas imperiales y lógicas que cruzan desde el siglo diecinueve al veintiuno.
Hoy muchas repúblicas eslavas que tienen cien años de existencia como estados nacionales, producto del resultado de la gran guerra (1914-1918),y de los olvidados acuerdos de Versalles, sin embargo, ven con preocupación la restauración secular que pretende llevar a cabo la Rusia de Putín.
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