Cualquier chileno interesado en el futuro de nuestro país debe seguir de cerca lo realizado por Corea del Sur. Acabo de retornar de esa nación, invitado a debatir propuestas para la reunión de los jefes de Estado de los 20 países más desarrollados y emergentes, G20, que comenzó hoy 11 de noviembre en Seúl.
Todos los estudios constatan que Corea del Sur ha logrado el mayor salto económico del mundo en los últimos 50 años. Impresionante, pues partió de la nada. En el año que nosotros celebrábamos el primer centenario como nación independiente, 1910, la península coreana fue anexada como colonia por Japón. Recién obtuvo su independencia en 1945, después de la segunda guerra mundial, tras la derrota nipona. Luego sobrevino una guerra feroz, que involucró a EEUU y China en bandos opuestos, entre 1950 y 1953. El país terminó dividido. En los años 60, Corea era más atrasada que la mayoría de los países de América Latina.
Sin recursos naturales y amenazados militarmente, debieron resolver cómo desarrollarse, mejorar el bienestar de su pueblo y, simultáneamente, defenderse de los riesgos internacionales. Volcaron todo su esfuerzo hacia una estrategia de exportaciones industriales. Era una ambición que parecía desmedida, pero resultó ser una proeza. Hoy es uno de los países más avanzado tecnológicamente, con empresas de vanguardia en computadores, telefonía y comunicaciones, automóviles, televisión, astilleros; han logrado instalar marcas mundiales y servicios de calidad en todos los países, son la nación líder en comunicaciones, con internet y banda ancha en casi todos los hogares.
Para ello desplegaron una estrategia con tres grandes ejes. Primero, un esfuerzo educativo descomunal; segundo, un gran impulso a la tecnología, innovación y emprendimiento y, tercero, la construcción de la impresionante infraestructura. Se concentraron en los tres pilares que sostienen el desarrollo a largo plazo: capital humano, emprendimiento y capital físico.
En educación han logrado los más altos niveles. En los test PISA, llevados a cabo por la OECD, obtienen los más altos puntajes en habilidades matemáticas y comprensión de lectura. El inglés se difunde ampliamente, un número creciente de jóvenes habla chino y japonés. Hoy más estudiantes cursan postgrados en China que en EEUU. La cobertura en la educación terciaria pasó de 33 % a 80% entre 1990 y 2010.
Me impactó lo que observé en infraestructura. Es uno de los países con mayor inversión per cápita en infraestructura; es montañoso y cruzado por una interminable cadena de túneles, viaductos, puentes, amplias pistas urbanas, interurbanas, aeropuertos, sin contar con la audacia arquitectónica de una infinidad de nuevos edificios y obras de mejoramiento de la ciudad, museos y paseos.
El trampolín ha sido y es la pujante capacidad de innovar, impulsada por una estrecha asociación de planes y financiamiento estatales con iniciativas privadas, a través de grandes conglomerados empresariales articulados con universidades, centros de investigación, y con un tejido de empresas medianas, todos enmarcados en una estrategia nacional. La forma en que están encarando lo que viene también es sorprendente. Corea del Sur acaba de decidir una nueva estrategia de desarrollo: el crecimiento verde. Uno de los directores del “Consejo para el Crecimiento Verde”, me explicó: “esto no es una política energética, sino un paradigma de desarrollo para las próximas décadas. Somos el primer país que lo ha decidido.”
¿Qué fuerza mueve a un país de 50 millones de habitantes, horquillado entre dos potencias industriales, Japón y China, y en competencia con los países más avanzados de occidente, dividido de Corea del Norte, para acometer desafíos tan sustanciales?
Además del respaldo de una decisión política compartida, tal hazaña está afincada en su cultura de trabajo y respeto a la jerarquía, fundada en las enseñanzas de Confucio y en la aceptación de la diversidad, sustentada en dos religiones predominantes, aunque minoritarias: budista y cristiana, cercanas al 25% de la población cada una. Otro factor esencial es la ausencia de ese ideologismo occidental, tan nuestro, de polarización y disputa entre mercado y Estado. Allí existe, en cambio, una combinación poderosa de conducción estratégica pública y empresas privadas eficientes y coordinadas.
Ante tales experiencias, debemos preguntarnos ¿cuál es nuestra estrategia de desarrollo para los 10 o 20 años próximos? ¿Dónde vamos a concentrar esfuerzos productivos y tecnológicos y qué magnitud deben tener?
Algunas respuestas saltan a la vista: debemos crear una capacidad de planificación estratégica, que hoy no poseemos, y observar atentamente las tendencias de futuro. Precisamos abandonar cierta autocomplacencia, que nos embarga a ratos, y abrir la mente, analizar cuáles son los nuevos esquemas del desarrollo de las sociedades contemporáneas. Y apuntar a un desarrollo que nos zafe de esa dependencia tan marcada de recursos naturales con bajo valor agregado. Debemos aprovechar mejor las relaciones con Corea, Japón y China, para convenir asociaciones de especialización y cooperación tecnológica, que se apoyen en los tratados de libre comercio. Debemos preparar a mas jóvenes en el manejo del inglés y del chino mandarín y ampliar nuestra cooperación educativa con ellos.
Estas son preguntas y respuestas esenciales para trazar un nuevo camino.
Comentarios
14 de noviembre
Hace unos años tuve la suerte de conocer Corea y era inevitable reconocer su desarrollo más un conociendo que este emerge de una historia tan dura. La invesión en educación ha sido muy alta y ser profesor en Corea goza de un prestigio que está muy lejos del nuestro, me señalaba el embajador de Chile en dicho país. También me comentaba del uso real del tiempo en una hora escolar, el cual es cercano al 95%, en comparación con el 62% de nuestro país. Los coreanos ven en la educación un movilizador social y efectivamente pareciera que así es.
No son pocas la lecciones que podemos aprender de Corea, que duda cabe.
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10 de abril
El cambio esta en manos de personas como usted: Soy profesor y siempre les digo a mis alumnos de la importancia de las TIC y del ingles para el trabajo, no tan solo en el futuro sino ahora. Gubernamentalmente se ha empezado a dar importancia a la educacion: Becas de diferentes caracteristicas , es bueno pero don Sergio , un cambio de ese calibre requiere audacia , y hacerlo no gradualmente sino de una sola vez, mejorar sueldos y simultaneamente aumentar las exijencias para la docencia : no tenemos tiempo, los jovenes no pueden esperar
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18 de julio
Que aproveche lo que le queda, la tal Mariela, pues, como bien deceds ocupa el cargo que ocupa (que podreda ser otro dnttiiso, tal vez relacionado con la reproduccif3n del cangrejo en cautividad .) por ser hija de.bfY os parece que puede ser presidenciable? desde luego, lo que pasa en Cuba no pasa en ninguna parte del mundo. Esa chica tiene pinta de marisabidilla insoportable con una gran dosis de soberbia.
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