Contexto
México cuenta con casi 128 millones de habitantes, de los cuales 88 millones 700 mil podrán votar el próximo 1 de julio, cuando se elegirá, entre otros puestos: el próximo presidente, 500 diputados federales, 128 senadores, 8 gobernadores y la Ciudad de México jefe de Gobierno. Un tercio de los votantes tiene entre 18 y 29 años, por lo que este sector será el de mayor peso.
Para la elección presidencial los nueve partidos políticos existentes se han agrupado en tres coaliciones, con igual número de candidatos varones con posibles ganadores. Existen candidatos y candidatas independientes con muy pocas posibilidades. Enfrentan desequilibrios económicos insalvables, no cuentan sino con el respaldo y los medios financieros de sus seguidores; su panorama es realmente desventajoso.
El domingo 11 de febrero supone el fin de las precampañas, que significó una lluvia de spot dirigidos a “los militantes de los partidos”. Recursos millonarios del erario público repartidos entre los partidos políticos, para ser entregados a los dueños de las principales cadenas de televisión y prensa a fin de posicionar a un determinado candidato. Alianzas y compromisos que reclamarán su pago después.
Para ganar la elección presidencia en México se estima basta un 35% de la votación, esto es 26 millones 610 mil votos a su favor. Apenas comienza la campaña electoral, ojalá sea el debate de modelos que van desde el populismo a la continuidad. No necesitamos ni insultos y ni culpas.
Ahora estar por iniciar las campañas; época de prometer todo lo que sea necesario, tomarse fotos y ser agradable. Destaca que entre la población hay molestia e inconformidad con el actual gobierno. Se vive una crisis nacional de 32 mil personas desaparecidas no reconocida por el Estado. La corrupción ha llegado a niveles nunca antes registrados, y la impunidad se ha instalado desde hace años en la clase política.
No hay avances en la calidad de vida de la población, la pobreza sigue creciendo a la par de otros problemas estructurales como la falta de empleo laboral formal. Se registran crecimiento en los índices de trabajo informal (sin prestaciones sociales), embarazo adolescente, deserción escolar, delincuencia, adicciones, enfermedades como diabetes, obesidad, cánceres incluso entre infantes.
Las coaliciones
El partido gobernante, el Revolucionario Institucional (PRI), de posición centro-derecha; con apoyo el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), con ideología de derecha; y el Partido Nueva Alianza (PANAL), de corriente centro-izquierda; se han unido.
Se presentan bajo el nombre de “Todos por México” para apoyar la candidatura de José Antonio Meade Kuribreña, quien durante la presidencia de Felipe Calderón fue secretario de Energía y de Hacienda y Crédito Público. En la actual presidencia de Enrique Peña Nieto ejerció como secretario de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y nuevamente de Hacienda y Crédito Público.
Este candidato tiene como ventaja haber miembro del Gabinete tanto del gobierno anterior Partido Acción Nacional (PAN) como del actual PRI, pero no es muy conocido de la población aun cuando dirigió la poderosa Secretaria de Desarrollo Social, encargada del combate a la pobreza mediante la entrega de ayudas económicas a la población de escasos recursos.
Pese a los escasos resultados positivos de la actual administración, Meade Kuribreña se presenta como el candidato oficial, su promesa de “continuidad” se traduce como “continuidad a la impunidad y la corrupción” por lo entusiasma a muy pocos. Hasta ahora sus spots han sido bastante grises, y no ha logrado conectar con el electorado. Las encuestas lo sitúan tercero.
La segunda coalición denominada “Por México al Frente” está conformada por el Partido Acción Nacional (PAN), de ideología centro-derecha; el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) ambos de posición centro-izquierda; y apoya el proyecto de Ricardo Anaya Cortés.
Esta alianza tiene de peculiar que se llamó primero “ciudadana”, pero los candidatos son los tres dirigentes de los tres partidos que la integran. Ricardo Anaya, ex dirigente hasta no hace muy poco del PAN, como candidato tiene un frente abierto en los negocios poco trasparentes de su familia, los cuales se niega a aclarar. Quienes le conocen aseguran que es sumamente ambicioso y no duda en pasar por encima de quien sea para imponerse.
Para sorpresa, uno de spot a favor de Anaya resultó ser el más escuchado por millones de personas, ya tiene su continuación. Suele menciona la palabra “cambio” para concentrar el desencanto por la situación actual, se mantiene en segundo lugar pero amenaza con crecer en la campaña.
En primer lugar las encuestas ubican a la alianza “Juntos haremos historia”, conformada por el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA); el Partido del Trabajo (PT), ambos de ideología de izquierda; el Partido Encuentro Social (PES), de posición de derecha; quienes se unen para apoyar a Andrés Manuel López Obrador, que buscará la presidencia por tercera ocasión.
López Obrador es un hombre que ha pasado por casi todos los partidos, hasta que se formó el suyo, MORENA. Se le acusa de llevar doce años haciendo campaña, recorriendo el país con un discurso de división. Se está con él, que es quien va a transformar el país, o se es de la mafia, de los malos, de los que hay que vencer.
Su proyecto es de corte populista y se conoce como un hombre autoritario, poco dado a la negociación. Como candidato polariza las opiniones; algunos son sus incondicionales, otros le aborrecen. Destaca que tiene habilidades comunicativas para conectar con un significativo número de votantes.
Para ganar
Los números dictan que logrando un 35% de la votación se puede ganar la elección; esto es, quien logre llevar a la urnas 26 millones 610 mil votos a su favor será el próximo presidente. Así que apenas está comenzando la verdadera guerra electoral, la gran campaña, ojalá presenciemos el debate de las ideas y las propuestas, no la repartición de insultos y culpas. México requiere el compromiso de su ciudadanía.
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