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Japón prefiere la audacia a la austeridad

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Nadie lo esperaba de Japón, pero la sorpresa vino de allá para sacudir, cual tsunami, la economía mundial. Los analistas internacionales y los medios de influencia global han puesto toda su atención en la agresiva política monetaria impulsada por el primer ministro Shinzo Abe, al aplicar medidas de estímulo más allá de todo lo imaginado por la ortodoxia económica.

Lo más significativo ha sido proponerse doblar la masa monetaria en dos años, mientras el PBI registró un crecimiento del 3,5% en el primer trimestre de este 2013.

Por cierto, desde América latina debemos ver lo que está ocurriendo en el país nipón y hacernos también la pregunta que otros ya formulan: ¿será cierto que llegó la “Abenomía”, en un juego de palabras que une el apellido del líder japonés con las teorías económicas y que, por cierto, emerge como una contrapropuesta a las políticas de Angela Merkel?

Desde la década de los noventa vimos languidecer la economía japonesa. Los gigantes ya no eran; llegó la deflación y el crecimiento fue prácticamente nulo. Los primeros ministros pasaban sin dejar mayor huella. Esa realidad entró en una nueva fase con el retorno de Abe, quien fue primer ministro en el 2007, pero ahora vino dispuesto a cambiar la situación con audacia.

Ha regresado de la mano de Keynes, podría decir alguien al analizar sus medidas económicas.

De entrada decidió tener un gasto fuera de presupuesto de 10,3 trillones de yenes, cerca de 100 mil millones de dólares, para ejecutar un gran plan de infraestructura y poner a la economía nuevamente en expansión. El parlamento japonés acaba de aprobar un presupuesto para el año 2013 con un gasto enorme en obras públicas.

También removió al anterior presidente del Banco Central, siempre muy centrado en el correcto funcionamiento del mercado y la disciplina fiscal, y llamó a Haruhiko Kureda, hasta entonces presidente del Banco Asiático de Desarrollo, fuerte partidario del estímulo a la economía. Este llegó y puso en marcha una expansión monetaria, con la cual el yen pasó de 70 a 110 yenes por dólar en un período brevísimo de tiempo. Esto ha permitido una tremenda expansión de las exportaciones. Sony, por ejemplo, por primera vez desde 2007 pasa a tener utilidades.

A lo dicho, el primer ministro agrega un tercer elemento que también involucra audacia: desmantelar buena parte del proteccionismo industrial japonés, planteando que Japón debe abrir su economía e incorporarse al Trans-Pacific Partnership (TPP), un acuerdo regional (fuertemente impulsado por Estados Unidos) que obliga a rebajar aranceles aduaneros a los países miembros, tanto en la manufactura como en la agricultura.

Esas negociaciones van muy avanzadas, aunque aún no está claro si lograrán llegar a la firma de un acuerdo a fines de este año (Chile, México y Perú están allí). Lo que Japón busca al estar allí es que su economía entre en una nueva fase de dinamismo internacional. Para Abe –un nacionalista reconocido y duro– la fuerza de Japón pasa por su recuperación económica.

Hacer esto en un país con un nivel de deuda pública superior al 240% del producto (la deuda griega es muy inferior a la de Japón) habla de gran osadía.

Fue osadía, precisamente, lo que pidió también el presidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, Estados Unidos, James Bullard, cuando visitó recientemente el Banco Central Europeo en el afán de acelerar la recuperación de Europa. Allí no se ha dado, pero atreverse a saltar los márgenes ha sido la actitud de Kureda, quien multiplicó por dos la oferta monetaria cambiando el enfoque del Banco Central japonés.

Esta política es única entre todos los países de economías avanzadas.

Mientras Europa se debate sin saber cómo salir de la crisis y todo apunta a que este año no crecerá, Estados Unidos va saliendo de la crisis aún tímidamente, pero sin atreverse a tomar las medidas que el primer ministro de Japón ha puesto en marcha.

Desde la década de los noventa vimos languidecer la economía japonesa. Los gigantes ya no eran; llegó la deflación y el crecimiento fue prácticamente nulo. Los primeros ministros pasaban sin dejar mayor huella. Esa realidad entró en una nueva fase con el retorno de Abe, quien fue primer ministro en el 2007, pero ahora vino dispuesto a cambiar la situación con audacia.

¿Hay algunos resultados ya para poner sobre la mesa? Los hay: en el primer trimestre de este año la economía aparece en franca recuperación y acelerado crecimiento. La Bolsa japonesa ha aumentado más de un 50% el valor de las acciones desde que Abe asumió el poder.

Todos los indicadores entonces apuntan a una recuperación de Japón.

Tal vez es muy temprano para hablar de éxito, pero los primeros datos indican que Abe ha encontrado la fórmula para salir de la crisis y del marasmo sufrido por la economía japonesa durante dos décadas.

Este año se cumplen seis años desde que comenzó la gran crisis del 2007-2008 en el mundo occidental. En estos seis años Europa ha tenido una recesión más grave y más profunda de la que tuvo en 1929-1930, comparada con sus primeros seis años de recuperación de entonces. Esto explica el desencanto, primero, y la indignación después de esas crecientes huestes de desempleados, víctimas de una ortodoxia económica mal entendida.

Por cierto, como recuerdan algunos historiadores, Japón supo hacer las cosas bien en los años de la Gran Depresión, con Koreikiyo Takahashi dirigiendo el Ministerio de Finanzas entre 1931 y 1935, adoptando medidas que salvaron al país de la depresión mundial, cuestión que Ben Bernanke ha reconocido haber estudiado en profundidad.

Hoy, bajo los tiempos de la globalización, las interacciones son otras y los efectos más profundos. Por ello, al ver que una economía desarrollada como la japonesa toma decisiones claramente heterodoxas, el mundo se detiene para ver lo que allí ocurrirá y sus consecuencias.

Desde el sur del mundo, lo observamos con interés porque es un salto novedoso frente al inmovilismo y la carencia de audacia de las economías europeas.

La austeridad, como lo ha dicho un economista en un libro recientemente, es una mala idea que ha permeado las políticas fiscales y monetarias de Europa y Estados Unidos.

Nadie hubiera supuesto que la respuesta podía llegar de Japón. Ahora habrá que esperar sus efectos a futuro.

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Columna publicada en Clarín

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10 Comentarios

jose manuel henriquez parada

¿»Audacia?»¿»Osadía»??,.. ¿¿acaso no es esto la viejísima receta de echar a andar la impresora de billetes?, … Lo que pasa es lo siguiente:
El yen estaba a 70 por dólar, y pasa a estar a 110 por dólar «en brevísimo tiempo», dice Dn. Ricardo. Esto significa que los japoneses quedaron más pobres (en 36%, es decir, un tercio más pobres), en «brevísimo tiempo», sin contar con la devaluación propia del dólar, ya que Obama ha estado haciendo lo mismo.
Tal vez podría decirse que los japoneses eran demasiado ricos para los tiempos que corren (indefendible si se analiza su monstruosa deuda pública), o que a estas alturas de la crisis hay que «crecer» a cualquier costo, aún al costo de autoprovocarse inflación monetaria (un hara-kiri monetario, tal vez), pero la verdad es que la devaluación es una droga que sirve por poco rato. Por un momento los japoneses son más baratos, y sus productos serán competitivos, pero, ¿qué ocurrirá cuando sus competidores hagan lo mismo?… que perderán su efímera ventaja competitiva, y que habrán desatado la inflación.
Mejor comentar el artículo de Dn. Ricardo citando a otro economista (Sala -i- Martín, U. Columbia, Harvard, Pompeu Fabra).
«Si bien la expansión monetaria es una novedad en japón, la expansión fiscal no es nueva. Japón ha pavimentado el país entero cuatro veces desde que empezó la crisis y eso no solo no ha funcionado sino que ha generado la deuda pública más grande del mundo y la más alta que ha visto el hombre en el planeta tierra (u cualquier otro planeta “for that matter”). ¿Cómo planea pagar Abe toda esa deuda? El plan es pagarla a través de los impuestos: el impuesto inflacionario que va a resultar de la expansión de la masa monetaria y de un nuevo impuesto de consumo (una especie de IVA) que entrará en vigor en 2014».
A mayor abundamiento:
«El problema con la expansión monetaria es doble. Primero, todos los economistas del mundo están de acuerdo en que la política monetaria solamente tiene efectos a corto plazo. No hay ninguna razón por la que, a la larga, los precios se ajusten, por lo que a medio y largo plazo los efectos de la expansión monetaria desaparecen. Ningún loco propone la política monetaria inflacionista como motor del crecimiento económico a largo plazo. En este sentido, que “abenomics” haya funcionado un trimestre o que acabe funcionando un año, no quiere decir que acabará funcionando siempre.
Segundo, por más que funcione en un país (en este caso Japón), no puede funcionar si todos los países hacen lo mismo al mismo tiempo».
Es decir, pan para hoy, hambre para mañana. Tal vez lo «novedoso» del plan Abe, haya sido dar «el primer golpe», previendo que otras economías desarrolladas hagan lo mismo en un futuro cercano, con lo que se anularía su «ventaja». Un cuasi «Pearl Harbur» moetario. El detalle es que después nadie sabe cómo manejar la inflación. El caso de Chile, país de gran experticia en el arte de imprimir billetes (en el siglo pasado), debería ser indicativo para Dn. Ricardo Lagos.

    peon

    Si compras infraestructura, si añades tecnología, si haces divulgación de conocimiento, si sumas el desarrollo de capacidades para innovar, si elevas el nivel de organización y asociatividad en los pequeños inversores, aumentar la deuda pública para mí sería una necesidad, si los recursos propios no alcanzacen.

    Precisamente eso haría en Chile. Inversiones en las comunas con menos desarrollo para crear capacidades productivas en talleres que divulguen conocimiento para desarrollar habilidades de innovación, organización, productividad y asociatividad…

    La economía posiblemente no debiera ser el rector pleno de principios que dirijan el crecimiento de un país, sino que debieran serlo políticas organizacionales, que distribuyan la inversión pública en comunas con menos desarrollo, que promuevan la inversión asociativa entre las personas, el ahorro y así un reparto racional de las utilidades del colectivo nacional, en un ambien país que crea oportunidades donde no existían.

ajonetto

ajonetto

Señor Lagos: con todo lo que está sucediendo en el país que usted gobernó, y las críticas profundas al modelo que usted no sólo defendió, sino colaboró a solidificar… nos viene a hablar de JAPÓN?

Como dicen los argentinos… ANDÁ!

    peon

    ¿No puede hacerlo?… ¿O debió pedirte permiso?…

    No creo que importe un artículo, sino que más bien importa el cómo lo procesamos; si acaso frente a la «adversidad que nos pareciera presentar», somos capaces de hacer algo constructivo con el…

    jose manuel henriquez parada

    ¿Descalificar al autor, y por antojadizos motivos, y sin analizar el tema del artículo?….ANDÁ.

HernanDuran

Es cierto que un trimestre no hace un ciclo económico, pero resulta muy interesante esta mirada en que se ponen en evidencia algunas de las contradicciones propias de una de las economías más complejas del mundo y una forma poco ortodoxa, para intentar salir de la crisis.
Gracias por el aporte a la reflexión y al entendimiento.

vasilia

vasilia

«De entrada decidió tener un gasto fuera de presupuesto de 10,3 trillones de yenes, cerca de 100 mil millones de dólares, para ejecutar un gran plan de infraestructura y poner a la economía nuevamente en expansión. El parlamento japonés acaba de aprobar un presupuesto para el año 2013 con un gasto enorme en obras públicas.»

Traduccion: PEM y POJH.

Ademas, tampoco lo que esta haciendo Japon es nuevo. Es lo mismo que hizo España cuando se encontro con problemas: llenarse de obras de infraestructura, porque ¿que industria o que actividad es capaz de ocupar rapidamente mucha mano de obra? La construccion. Y seguro que Japon hara lo mismo que hizo España: alargar esas construcciones, de forma de manejar ficticiamente las cifras de desempleo.

La austeridad es una pesima idea, pero la austeridad es pesima cuando es la excusa para empresarios inescrupulosos que lo primero que hacen es despedir. El problema de las crisis economicas es que los empresarios no saben economia basica: si no pagan sueldos decentes, la gente no consume, si las personas no estan tranquilas y satisfechas en sus empleos no consumen, si un empresario abusa con sus trabajadores la gente no consume.

Lo util de su articulo, don Ricardo Lagos, es que ratifica algo que ya muchos sabemos: no es Keynes el que tiene razon, el que tiene la razon es Marx, Carlitos Marx. ¿Sabe quien es? Sí, ese barbudo al que nos prohibieron leer porque era terrorista, porque era criminal, porque creo el marxismo que es antilibertad y antitodolobuenoquetieneelcapitalismo. Y mire, no era asi. Lo dice el mismisimo Paul Krugman, que no solo es Premio Nobel de Economia sino que es el mas famoso postkeynesiano, Marx comprendió que el capitalismo destruye a su propia base social y que el capitalismo hundiría a la clase media en un tipo de existencia precaria, que mire, es lo que ha pasado. Y hasta Krugman lo ha tenido que reconocer: el Estado es el que tiene que tomar mas control de la economia porque no, no se autoregula, que se ha creado un germen de desigualdad social que amenaza seriamente la seguridad de todo lo que conocemos, porque se viene una masiva y muy furiosa revolucion contra esa masa privilegiada capitalista, y es hora que el Estado, que no estuvo para los beneficios pero tiene que estar en los perjuicios, apriete las clavijas y acabe con el abuso empresarial que es lo que creo esta crisis, que es el que ha creado estas crisis desde el siglo XIX en adelante.

Vuelva a leer a Marx, es lo que estan haciendo todos los economistas porque jope, Marx tenia razon.

    David Malhue

    David Malhue

    Buena respuesta a este señor.

    Pero creo que no sólo los economistas tienen que volver a leer a Carlos Marx, sino la población en su conjunto debe conocerlo. Así, el «terrorista» de barba, será percibido no tan sólo por las críticas certeras al capitalismo, sino también por las salidas a estas varias dictaduras que el señor Lagos ayudó de manera dramática a consolidar en Chile, y la quiere exportar: el capitalismo desregulado.

    A ver, señor Lagos, qué hacemos con estas terribles pero notables palabras del mismo Marx: “el capital vino al mundo chorreando lodo y sangre…”

    Al parecer esa terrible verdad no para, y son muchos quienes se suman como continuadores de esa sinrazón. No creo que usted esté libre de aquello, señor Lagos… “chorreando lodo y sangre”.

    vasilia

    vasilia

    Que bien, estamos de acuerdo en algo!! 🙂

    Y claro, seria harto bueno que la gente leyera, en general que leyera porque no lee, pero en particular que revise a Marx, aunque creo que lo que seria estupendo es que ademas mucha gente leyera a Smith, a Keynes, a Engels, Hegel , a Weber, a Nietzche, a Kant que es fundamental para entender la politica actual (aunque me cae supermal) y supiera un poco mas de que era lo que decian cada uno de ellos, quien influyo a quien, y qué se criticaban.

    Ya son dos cosas en las que estamos de acuerdo 🙂

    jose manuel henriquez parada

    No es necesario que relean a Marx (y además seguramente ya lo han hecho), sólo tendrían que mirar a Corea del Norte (su cuasi-vecino).