Ya es tiempo de que la vieja España salga de su mediocridad política. El régimen del 78 da sus últimos balbuceos. La transición no quedó cerrada. Veremos. “La historia es nuestra, y la hacen los pueblos”, dijo alguna vez Salvador Allende.
Vientos de cambio surcan la política mundial, y en España la materialización de este hecho incontestable ha quedado reflejada en los resultados de las elecciones al parlamento de la Unión Europea del domingo pasado. ¡El empoderamiento de los ciudadanos está en marcha!
El 15 de mayo de 2011, y tras 40 días de acampada ejemplar en la madrileña Puerta del Sol, una manifestación multitudinaria de diversos colectivos ciudadanos tomó la calle con el objetivo de promover una democracia más participativa, alejada del bipartidismo casi endémico de la realidad política española, dominado desde 1978 (transición de la dictadura a la democracia) por el Partido Popular (derecha) y el Partido Socialista Obrero Español (socialdemócratas), “PPsoe”, y contra la política neocapitalista instalada en Europa desde el thatcherismo de los años 90, seguida por bancos y corporaciones (se decía: «No somos marionetas en manos de políticos y banqueros»). El contagio del 15M se extendió a la mayoría de los estados europeos, y a otros países, y en algunos fue llamada “nueva primavera”.
A partir de esta multitudinaria manifestación, surgieron en España infinidad de colectivos de ciudadanos que salieron del letargo de una sociedad instalada en la mal llamada sociedad del bienestar. Unos se llamaron mareas (verde, de la enseñanza; blanca, de los médicos; amarilla, de las bibliotecas; roja, contra el desempleo, etc.); otros “No les votes”, “Juventud sin futuro”, “Ponte en pié”, “Democracia real ¡Ya!”, “Stop desahucios”, etc. Las acciones fueron y son múltiples, y entre las más importantes la de “Plataforma de afectados por las hipotecas”, PAH, consiguiendo paralizar más de dos mil desahucios originados por la crisis económica, fundamentalmente inmobiliaria, y otros tantos realojamientos de personas.
Valgan estas líneas como contexto del objetivo de este breve artículo. El domingo en la noche, se comunicaron los resultados de las votaciones para la elección de los cincuenta y cuatro representantes de España en la cámara de diputados de la Unión Europea. ¡Y el bipartidismo se quebró! Los resultados de los dos grandes partidos, antes mencionados, no dan una mayoría amplia. Sin embargo, entre el resto de partidos se encuentra uno, nacido al espíritu del 15M, fundado el 11 de marzo de este año, que ha conseguido 5 diputados (1.245.948 votos, el 7,97% del total): PODEMOS.
¿Qué es PODEMOS? El origen de PODEMOS se encuentra en el manifiesto “Mover ficha: convertir la indignación en cambio político” con la intención de crear una candidatura que concurriese a las elecciones europeas de mayo de ese año, con el objetivo de oponerse, desde posturas de izquierda, a las políticas de la Unión Europea para la crisis económica. Su programa fue elaborado participativamente (vía on line) entre los ciudadanos que libremente aprovecharon la ocasión para salir de la indignación a la acción política; así como, por primera vez en nuestro país, la organización de primarias de modo abierto, con la aquiescencia de los círculos creados a lo largo de la España peninsular e insular. Las finalidades claras, y por qué no utópicas. Sintéticamente: auditoría de la deuda nacional; fin de los paraísos fiscales; renta básica para todos; real separación de poderes; fin de “la puerta giratoria” (compartir cargos, o asumirlos una vez abandonada la política directa); limitación del sueldo de los eurodiputados (actualmente cada eurodiputado maneja 500.000 euros anuales, sueldo y gastos); extensión de las iniciativas legislativas populares y presupuestos participativos en la UE; derecho a la libertad de expresión y manifestación, a una vivienda digna y a decidir sobre el propio cuerpo; plan de choque contra la desigualdad entre mujeres y hombres; derogación del plan Bolonia (directiva europea para una Universidad europea); eliminación de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y prohibición de la llamada “directiva de la vergüenza”; y abandono de la suscripción del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, así como una revisión de estos con América Latina.
Hoy rugen los tertulianos mediáticos; la casta de los políticos de derechas de pro, como siempre, infunden el miedo; la izquierda socialista replantea su rol en la política española y europea… y los ciudadanos que votaron PODEMOS, en su mayoría jóvenes, pasan de la indignación a la esperanza. Como ha declarado Pablo Iglesias, profesor universitario y líder de PODEMOS: «Mañana -ha dicho- seguirá habiendo seis millones de parados y desahucios por lo que, a partir de mañana, trabajaremos con otros partidos del sur de Europa para decir que no queremos ser una colonia de Alemania».
Ya es tiempo de que la vieja España salga de su mediocridad política. El régimen del 78 da sus últimos balbuceos. La transición no quedó cerrada. Veremos. “La historia es nuestra, y la hacen los pueblos”, dijo alguna vez Salvador Allende.
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Foto: Ana Gironés / Licencia CC
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