Este domingo (03/10/2010), más de 135 millones de brasileños están llamados a elegir un nuevo presidente. Una potencia en el corazón de América Latina (AL). Más de 190 millones de habitantes y una superficie cercana a los 8,5 millones de kilómetros cuadrados despertaron en el concierto internacional luego de las dos administraciones de Luiz Inácio Lula Da Silva. Brasil hace sentir su economía, su política, su cultura y su sociedad. Un peso ejercido sólo por EEUU. En un lejano segundo lugar, Europa, sin obviar el peso económico de China. Hoy, la elección de los brasileños es más importante para AL.
Tres candidatos más fuertes: José Serra del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB), Marina Silva del Partido Verde (PV) y Dilma Roussef del Partido de los Trabajadores (PT).
¿Qué puede esperar AL de la elección de estos tres candidatos en el Brasil del 2010?
El Brasil del 2010 se llama Lula.
Antes del PT, los gobiernos post-dictadura afrontaron las turbulencias internacionales de los años 90’ en medio de la implementación de la nueva Constitución del 1988. Sobre lo cual, Fernando Henrique Cardoso del PSDB (antecesor de Lula), desarrolló el “plan Real” de rigor económico con una nueva moneda, frente a la inestabilidad económica que Brasil y el mundo enfrentaron.
Los años Lula, sin embargo, no desmantelaron la línea macroeconómica de Cardoso durante la que más de 10 millones de personas salieron de la pobreza, pues la dimensión social del Estado fue radicalmente profundizada por el PT. Más de 25 millones de personas salieron de la pobreza gracias a la “bolsa familia” de Lula.
En el plano diplomático, más de 50 nuevas embajadas en el mundo. Transformó el empresariado brasileño. Ejemplo de ello es Petrobras. Hoy la segunda petrolera del mundo después de Exxon. Aceleró la masiva creación de empleos calificados, repercutiendo en la industrialización de punta que en algunos sectores lidera. Un ejemplo es el desarrollo de la industria militar única en AL. Un acento con incidencia incuestionable en los asuntos de AL, que transita hacia una autonomía creciente de la influencia norteamericana.
El exitoso fin del mandato Lula (más de 80% de apoyo) se ha anclado en un optimismo cultural que más del 96% de los brasileños siente frente a su futuro y al del país. Lo cual potencia su espíritu nacional para conquistar un decisivo espacio en los grandes temas del mundo: seguridad, energía, medio ambiente, democracia, justicia social e integración cultural. De ahí que un cambio de gobierno puede parecer inocuo para AL si observa que su potencia trasciende hoy el color de un gobierno. Sin embargo, AL, un continente rico, demuestra lo sensible que es a los cambios y los matices de los discursos.
América Latina : Brasil representado por: ¿Serra, Silva o Roussef?
El segundo intento de Serra es consecuente. Según él, siempre se ha preparado para ser presidente. En 2002, fue ampliamente vencido por Lula. Y no obstante su historia de izquierda y militante de un partido de la Internacional Socialista, haber incluso vivido su exilio en Chile y haber sido detenido por la junta militar, hoy, lidera nuevamente la centro-derecha opositora al PT.
Serra conoce el Estado brasileño. Fue un activo Ministro de planificación de Cardoso. Últimamente, ejerció cargos de elección popular a nivel federal entre otros. Pero la popularidad de Lula lo han forzado, a un continuar el discurso de transferencia social de Lula. ¿Podría, Serra, ser más audaz que el propio PT en estas materias?
Por ello, su diferencia se juega más en el plano de la política internacional. Pues su coalición podría empujar una nueva política hacia Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Uruguay y Ecuador. Todos, gobiernos resistentes a la influencia de EEUU. En su eventual gobierno, ¿se acercaría al eje entre EEUU y Colombia en tensión con Venezuela y Ecuador (hoy en estado de convulsión luego del alzamiento militar del 30 de septiembre)? ¿Cambiaría la férrea postura de Lula en cuanto al golpe militar del 2009 en Honduras? Serra bien podría encarnar un viraje de AL hacia la derecha, afirmando los pasos de Chile, Colombia y Panamá.
Marina, del mismo tronco a otra rama, es ex Ministra de medio ambiente de Lula. Dejó el PT para ser candidata del partido verde (PV). De haber surgido de la pobreza, hoy es una novedad. No obstante al débil respaldo que el PV puede otorgarle, su opción ecológica es una cuestión en desarrollo, que hoy repercute indirectamente en lo internacional y por ende en AL, pues el medio-ambiente es, aun, más un debate de mañana que del presente. Habla con profundidad de un desarrollo productivo ecológico y sustentable, capaz de atacar radicalmente la morfología del actual desarrollo. Lo cual, pese a los avances del PT, se mantiene atrasado como en la desigualdad social que reproduce. Pero, aunque ahora su elección no es posible, se perfila como una actriz del futuro de un país con vocación y responsabilidad de liderar cambios medio-ambientales.
Dilma, la continuidad del cambio de Lula, es la principal opción con más del 50% de preferencias en las encuestas. Posiblemente ganará ahora, o en una eventual segunda vuelta, convirtiéndose en la primera mujer presidente de Brasil, sin nunca haber concursado en una elección popular.
La candidata de Lula, es una recorrida militante de izquierda. Luchó clandestina contra la dictadura. Fue torturada, encarcelada y ministra de Lula. En consecuencia, su rol es más que una mera continuidad. Pues se espera una extensión mucho más profunda de las políticas de Lula y de su preponderante agenda internacional. ¿Cómo continuará su política de RR.EE en AL? ¿Cómo avanzará más allá de la diplomacia para incidir con mejores resultados sobre la complejidad Latinoamericana?
Así, aunque los resultados de la elección presidencial estén más bien claros se imponen matices en cuanto a las circunstancias de ese resultado. Pues la primera o segunda vuelta, estarán acompañadas de los resultados de la elección de gobiernos estatales – un país federado- y del Congreso. Lo cual ejercerá presión en uno u otro sentido sobre el Brasil de Dilma.
Sin embargo, hoy por hoy, el alma de este Brasil que cambió, está fundada en el optimismo de este obrero metalúrgico, que encarna el trabajo duro y la inteligencia democrática del espíritu de esta nueva potencia forjada desde la crudeza de la pobreza brasileña.
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