Sofía inició un noviazgo cuando cursaba segundo de secundaria con Alfredo, ella era una niña promedio con buenas calificaciones, él ya ha tenido varias relaciones previas. Al establecer una relación de pareja, dos personas deciden estar juntas y compartir sus vivencias, experiencias, conocimientos dentro de un marco amoroso y respetuoso. Esto es, una relación de pareja debe buscar la felicidad de ambas partes, sin predominio permanente de alguien.
Tanto Sofía como Alfredo llegan a esta relación con un acondicionamiento familiar y social que le dicta “lo que deben de ser”. Al iniciar una relación comienzan a establecerse patrones de comportamiento: cuándo y dónde se verán, a qué hora se contactarán, entre otros. De la misma manera acuerdan, de manera tácita, quien decidirá y tendrá mayor peso; “quien llevará los pantalones”.
Mucho de lo que determinen estará condicionado por sus experiencias previas, su familia y su entorno más cercano. A Sofía le han dicho muchas veces que: “debe ser agradable, dulce, deseable, amable, callada, entre otras cosas”. Una gran cantidad de “debes ser” por el solo hecho de haber nacido mujer.
Una vez que la violencia ha comenzado no va a disminuir, sólo irá incremento, hasta que el miedo nos paralice y nos impida salir de la situación.
Alfredo ha sido educado para que: “le atiendan, complazcan y obedezcan”. Su adoctrinamiento le dice que: “por el sólo hecho de ser hombre él manda y decide”. Alfredo piensa que: “Sofía debe hacer lo que él le dice, pues sólo la quiere cuidar”. Es decir, Alfredo quiere tomar las decisiones que le competen a Sofía porque: “él sabe lo que es mejor para ella”. Pero, ¿de verdad Alfredo sabrá lo que es mejor para Sofía?
Es importante recordar que cuando acaba de conocer a una persona y siente una fuerte atracción es porque se está bajo un cóctel hormonal que impide pensar con claridad, enamoramiento. La ciencia lo ha demostrado. Por lo que es muy importante poner atención a los sentimientos que la pareja provoca, genera seguridad, felicidad, alegría, miedo, malestar. Hay que preguntarnos: ¿Cómo me siento con esta pareja?
Unas semanas después, Alfredo ha establecido patrones de abuso con exigencias como: ¿Por qué no me contestas el celular? ¿Por qué te pones esa ropa? ¡Cámbiate, no me gusta cómo te ves! ¡Seguro lo haces para molestarme!
Luego Alfredo se arrepiente, pide perdón, asegura que no volverá a pasar y vuelve a agredirla. Sofía se siente confundida, no entiende lo que pasa, ya no es feliz con Alfredo, cada vez tiene más miedo a sus reacciones.
Sofía y Alfredo están en una relación de pareja violenta, sin darle mucha importancia fueron escalando en las agresiones, comenzó “jugando”, con burlas o sobre nombres que causan molestia. Después insultos, gritos, amenazas que empiezan a minar la voluntad, se hace o se deja de hacer lo que se quiere, ya no se ir a lugares ni se frecuenta a familiares o amistades, se deja de vestir al gusto.
En las relaciones violentas se desarrolla «el círculo de la violencia”, conformado por cuatro fases: acumulación, reacción, racionalización o justificación y simulación de la normalidad, que se repiten de forma constante en intervalos cada vez más cortos y violentos.
Acumulación: Momento en que inicia la tensión, el motivo puede ser cualquier cosas, real o imaginaria, que hace sentir a la persona abusadora impotente, molesta, inconforme. Después elige reaccionar con abuso verbal como son insultos y acusaciones. Por ejemplo; acusa a la pareja de engañarlo o engañarla. Hay un aumento la tensión, el blanco intenta calmar a la persona abusadora, adelantarse a todo lo que pueda desear. Todo con tal mantener la calma, pese a los esfuerzos la situación se hace insoportable. Algunas veces se describe este momento como: “caminar de puntillas”.
Reacción: La tensión acumulada causa abusos verbales graves, ataques físicos o sexuales. Es el momento en que se cometen actos violentos. Puede ocurrir una vez o varias veces. Hay que tener presente que el abuso siempre es intencional y nunca es accidental. La motivación detrás de cualquier tipo acto violento es herir, humillar, tener poder y control sobre la persona agredida.
Racionalización/justificación: La persona abusadora culpa a su pareja o a los demás de sus ataques. Quizá intente minimizar la violencia que ejerció. La persona agresora utiliza este tiempo para “reinterpretar” como fueron las cosas, y tratar que se acepte “su versión”, hasta el punto en que haga dudar sobre lo que pasó y cómo pasó. Puede que pida perdón, lloré y jure que no volverá a pasar, pero sí volverá a pasar, es un ciclo.
Simulación de normalidad: Aquí la pareja intentan continuar la relación normalmente fingiendo que todo está bien. Esta etapa también conocida como “luna de miel”, aparente todo funciona, pero está comenzando ¡Un nuevo circulo de violencia!
Características parejas violentas
- Probablemente fueron testigos o blancos de abuso.
- Posesión y celos.
- Se imagina que le engañas.
- Mal humor, arranques de cólera por cualquier cosa insignificante, deja que el enojo se acumule y después explota.
- Culpa a los demás y a su pareja. No acepta la responsabilidad de su propia cólera ni de sus acciones.
- Minimiza el abuso o lo niega.
- Atribuye la culpa al consumo de alcohol y/o drogas. (Estaba borracho o borracha).
- Tiene ideas rígidas sobre lo que debe ser hombres y mujeres.
- Puede comportarse en forma intimidatoria o amenazante para controlar.
- Abusa verbalmente, insulta o dice que todo lo que haces está mal.
- Después de un arranque de violencia la pareja abusadora puede llorar y decirle que lo lamenta, sólo busca sentirse mejor.
A la primera manifestación de violencia en una relación de pareja hay que poner atención y separarse, por doloroso que sea. Una vez que la violencia ha comenzado no va a disminuir, sólo irá incremento, hasta que el miedo nos paralice y nos impida salir de la situación.
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