El 31 de enero, recuerdo se envió el proyecto del ejecutivo orientado a regular la despenalización del aborto en 3 causales. Eran habituales durante el transcurso de la tramitación legislativa, declaraciones de diputados del oficialismo versando respecto de este “gran avance”. En la misma arena política también suscitó la no desapercibida pugna interna de la DC. No obstante, más allá de declaraciones y pugnas políticas, el escenario sigue siendo el mismo: el aborto, a la fecha, sigue siendo ilegal y el proyecto, durmiendo en el congreso.
En cuanto respecta al proyecto propiamente tal, es necesario señalar que las 3 causales, pese a ser motivo para jactarse de algunos parlamentarios, son insuficientes. Chile está evadiendo una realidad y -nuevamente- no se condice con la opinión pública. De la cifra total de abortos en Chile, que oscila entre 13 y 18 mil anuales, según Melisa Institute, en términos porcentuales, aproximadamente el 37,5 % de estos, son calificados como “aborto espontáneo no especificado o intentos fallidos”. Menester es acotar que dicho estudio demuestra que la tasa de aborto ha ido decreciendo paulatinamente, lo que probablemente, a mi parecer, es debido a dos factores importantes: la implementación del programa “buen vivir de la sexualidad”, y la no consideración de algunos métodos empleados frecuentemente por la población joven, como el misoprostol u otras prácticas.La libertad y la autodeterminación es entendida en términos de un reducido abanico de posibilidades. Nuevamente, y no por sorpresa, se evidencia una brecha de clase abismal, dejando al margen a las personas mas vulnerables y a parte considerable de la clase media.
En lo concerniente al factor económico/social, cabe preguntarse cuál es el costo de someterse a un aborto, que no esté estipulado en las 3 causales del proyecto. Uno de los más seguros, como el aborto quirúrgico, oscila entre los 400 mil como mínimo y 3 millones como máximo, lo cual está en rangos fuera del alcance de una persona vulnerable o clase media, evidenciando, al igual que en muchos otros aspectos, una diferencia de clase ingente, dejando al margen a los más vulnerables, quienes no tienen otra alternativa que recurrir a la interrupción farmacológica o métodos caseros, que pueden llegar a constituir practicas totalmente perniciosas para la salud.
En concreto, el aborto en Chile implica que la mujer pueda decidir, pero bajo restricciones. La libertad y la autodeterminación, ergo, es entendida en términos de un reducido abanico de posibilidades. Nuevamente, y no por sorpresa, se evidencia una brecha de clase abismal, dejando al margen a las personas mas vulnerables y a parte considerable de la clase media.
El factor económico/social, tal como se ha evidenciado, sigue siendo determinante para que una mujer pueda someterse a un aborto, siendo este a la fecha, no comprendido a cabalidad como un problema de estado y sociedad, debido a que omite uno de los actores principales que deben recurrir a la realización de esta practica, llegando a exponer la salud de la mujer. Por el momento, se seguirá poniendo la salud en función del dinero que se tenga.
Comentarios
28 de noviembre
La realidad de Chile discrimina a la clase sociales mas vulnerable. El por algo se empieza no lo podemos aceptar Las 3 causales no representan la realidad en una clínica ya no se llamara (apendicitis) si no 3 causales. Y en un hospital publico seran cuestionada y criticada. Y las mujeres volveran donde la «Vieja mujercilla que el trabajo lo hace bien » BASTA DE HIPOCRECIA
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28 de noviembre
Comparto diagnóstico Cecilia. El proyecto está orientado a una realidad,no obstante, dista diametralmente de la realidad propiamente tal y en estricto rigor, lo que podía constituir un avance ingente en esta materia, terminó meramente en la realización de un proyecto «dentro de lo moralmente posible». De este modo, nuevamente no se está en consonancia con la legítima reivindicación de las mujeres, de su autodeterminación y de quienes creemos que la visión atávica predominante, aparte de seguir en función de la lógica de que lo posible lo es en tanto se cuente con recursos económicos, constituye por obligación que nuestras mujeres recurran a la realización de prácticas totalmente perniciosa para la salud de la mujer.