Todos te fallamos, Fernanda. Todos miramos indiferente las pantallas con tu rostro, con tu historia, con los secretos que nunca debieron ser revelados. Perdónanos por el festín matinal que alimentó nuestras casas con piezas de un rompecabezas que poco tenían que ver con la verdad, porque la respuesta siempre estuvo pero nadie supo encontrarte.
Perdónanos, Fernanda. Perdónanos por permitir que tu vida circulara sin permiso y sin pudor, que construyeran de ti un personaje a base de prejuicios e insinuaciones, por conocerte a través de capítulos como si fueras la protagonista de una teleserie de misterio. Nos llenaron de una y mil historias cuando lo único que queríamos era encontrarte.
Los que mandan en este país te fallaron, Fer. Te fallaron porque, estando a metros de tu casa, te buscaron por más de un año . Y estabas ahí, esperando que dejaran de hablar de ti, de tu maquillaje, de tu Instagram, de tus amores y desamores. Estabas ahí, sin que nadie te viera, sin que una cámara de televisión o un detective caminara ochenta metros para insistir en lo que tu familia intuía.Hoy todos te lloramos, pero nadie los detuvo. Nadie paró el triste reality show en el que convirtieron tu historia
Que rabia y que injusto fue que los que debían estar investigando el crimen hicieron de tu desaparición un espectáculo lleno de morbo para mantener la atención de los espectadores de matinales. Mientras más lágrimas, más rating. Mientras más testimonios de amigos, vecinos, familia y compañeros de trabajo sobre tus gustos, andanzas y hasta como posabas en las fotos de tus redes sociales, más rating.
¿Habrán hecho lo mismo los medios con una joven de Las Condes o Vitacura? Entrar a su casa con cámaras, como entraron a la tuya, invadir a su familia, como invadieron a la tuya, como los hicieron hablar, como los quebraron hasta que “el mono” quedó atractivo para la audiencia. No, porque a los pobres no les preguntan si quieren aparecer en la tele y como todo es tan rápido, en tres minutos tenían un primer plano de tu mamá con la cara llena de lágrimas. Perdónanos, Fer.
Hoy todos te lloramos, pero nadie los detuvo. Nadie paró el triste reality show en el que convirtieron tu historia. Es más, todos hablamos de ti como si realmente te conociéramos, todos metimos mano a tu vida como si se tratara de alguien cercano del que no sabemos hace años. No teníamos derecho.
Eres la que tuvo que despertarnos de la indiferencia, la que le puso una pausa a tanto fútbol y nos tiró un balde de fría realidad en nuestra cabeza. Gracias por hacernos ver que nada ha cambiado, que nos seguirán matando y que lo único que va a quedar es el show televisivo.
Eres nuestra herida sangrante, Fernanda Maciel, la sonrisa apagada de las mujeres que hoy tenemos que seguir con tu historia en la memoria para que no hayan más Fernandas, para exigirles a los que tenían que estar a tu lado que no se hagan los ciegos, que a las mujeres nos matan sólo por ser mujeres.
Serás uno de los rostros que alzaremos los 8 de marzo del futuro, uno de los nombres que pintaremos en los lienzos que se transformarán en una marca para mantener viva tu memoria, para que de una vez por todas el “Ni una Menos” sea una realidad y que de nuestra rabia y tu dolor salga la furia que nos falta para seguir luchando.
Perdónanos, Fernanda.
Comentarios