La Noticia
El presidente Sebastián Piñera en su intervención final en la clausura de la XIII Cumbre de Jefes de Estados y de Gobierno en la localidad de Tuxla, en México, hace el siguiente comentario:
“Cuando una dama dice que “no” quiere decir “tal vez”, cuando dice “tal vez” quiere decir que “sí”, cuando dice que “sí” no es dama”.
Esto provoca fuertes críticas desde muchos sectores, calificando los dichos de presidente como machistas.
Datos para entender la noticia
El machismo es un conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias aprendidas sexistas, que rebajan la dignidad de la mujer en comparación con el hombre, para someterlas, oprimirlas y discriminarlas del sistema social, o para, justificar el mantenimiento de las conductas percibidas tradicionalmente como heterosexuales masculinas.
En lo que llevamos del año, Chile tiene la lamentable cifra de 37 femicidios, causados por parejas o ex parejas de las mujeres. Según el SERNAM, alrededor de 60% de las mujeres en nuestro país declara haber sufrido algún tipo de violencia conyugal desde insultos, golpes hasta abusos sexuales. Los casos de muertes y violencia contra la mujer van en aumento, y son históricamente problemas causados por la estructura constitutiva de la dominación, marcada por relaciones patriarcales, e instaladas en el ideario de la sociedad como un rol establecido “estereotipado” de la mujer.
La última campaña de educación realizada por la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual, para instalar la problemática de la violencia contra la mujer en la agenda pública, fue impulsada con la consigna “Cuando una mujer dice No es NO”, y estuvieron orientadas a dar cuenta que la negativa de la mujer se debía respetar y no ser prestada a interpretaciones.
La violencia y discriminación contra la mujer por mucho tiempo se ha ocultado bajo el disfraz de la broma que asientan prejuicios y estereotipos presentes en la sociedad. El elemento humorístico excluye al objeto de burla, lo somete y ridiculiza reafirmando el modelo dominante de poder. Los chistes que denigran el papel de la mujer y refuerzan la discriminación, dan cuenta de miedos ocultos sobre las relaciones que se establecen entre géneros.
Lo que implican estos dichos
El Presidente de la República está encargado de representar a todo el país en todos los actos oficiales y no oficiales que se le presenten. Este encargo se lo dio la ciudadanía al ser elegido por mayoría de los votos en las elecciones. El presidente no solo ostenta un poder práctico y sino también simbólico sobre la nación, un poder invisible que no puede ejercerse sino con la complicidad de los que no quieren saber que lo sufren o incluso ejercen, por lo tanto la práctica de este poder se hace inconsciente al agente que la ejecuta o se ve influido por él.
Es por ello el revuelo que causaron sus dichos. Especialmente por el trasfondo de sus palabras que hacen gala de las creencias machistas más arraigadas en nuestro país y estructuras patriarcales en contra de las mujeres.
Este poder simbólico es un instrumento de conocimiento y de comunicación que ejerce el poder estructurado, que construye realidades en el lenguaje y/o actitudes determinadas a reproducir ciertos sistemas de construcción social, por lo tanto cualquier discurso que se diga desde el poder simbólico rápidamente se transmite a las estructuras sociales, sirviendo para la mantención de la ideología, en este caso androcéntrica y machista.
Es así que los dichos del presidente, no son más que una visión de mundo instalada y “naturalizada” a través del patriarcado en nuestra sociedad, donde las mujeres tienen respuestas a medias, susceptibles de interpretación y donde se debe representar el rol asignado por la estructura dominante de recato, silencio y virginidad.
Esto lleva al imaginario social a creer que “ciertas características” de las mujeres son inherentes a su condición, catalogándolas dentro del “sentido común”. Esta concepción se generaliza y es el grupo dominante que la ocupa para ejercer control, y ante cualquier intento de cambiar el imaginario colectivo, se impone el sentido común que ya está bastante internalizado en la población, para así seguir legitimando la dominación.
El lenguaje construye realidades, es por eso que las campañas en contra de la violencia doméstica y sexual hacia las mujeres han estado destinadas a crear conciencia a través del lenguaje de los derechos de las mujeres. El lenguaje machista representa prejuicios que son asumidos por la sociedad donde se han instalado y perpetuado, minusvalorando a la mujer. Es por ello las implicancias éticas de los dichos del presidente Piñera, pues en estos dichos erigidos desde el poder simbólico que representa, se proyectan hacia la sociedad como reproducciones machistas y opresoras en contra de la mujer.
Este tipo de “bromas”, fortalecen el lenguaje discriminatorio y crean realidades de violencia y sometimiento sexual hacia las mujeres, empleando elementos semánticos-sintácticos, con estereotipos insidiosos que denigran a la mujer, representándola como alguien incompleta e indecisa, definida por su relación con los hombres, su sexualidad y funciones reproductivas. Además dejan entrever que bajo el paradigma de pensamiento machista, la mujer que se haga cargo de su sexualidad y su disfrute, pasa de inmediato a la categoría de prostituta, dejando de ser (lo que el sentido común denominaría) una “dama”.
Cuando una mujer dice no, es no. Los derechos de las mujeres son inherentes a los derechos humanos, los que son irrenunciables por la calidad de persona que le corresponde. Es por ellos que los poderes del Estado, prácticos y simbólicos, deben tomar medidas en contra de la discriminación y violencia hacia las mujeres y abstenerse de actuar en contra de la promoción de los derechos de las mujeres y las libertades fundamentales de estas.
El desafío ético es abogar por formas respetuosas y horizontales de convivencia entre hombres y mujeres. Denunciar todo acto de discriminación, dejando de minimizar los efectos funestos que tienen el lenguaje de segregación y sometimiento hacia las mujeres, sólo por el hecho de serlo. Insistir que los representantes del Estado y aquellos que detentan el poder, mantengan conductas éticas, respetando a las mujeres en su diversidad, desmitificando los roles asignados históricamente por las estructuras dominantes.
Algunas conclusiones que lo/a ayuden a reflexionar
La opresión histórica vivida por las mujeres debe ser vista y denunciada, pues no podemos ser víctimas y cómplices de cualquiera de las formas de discriminación expuesta o encubierta (como el “chiste” del presidente). Defender la dignidad de las personas debe ser una actitud ética compartida por toda la sociedad, para así construir una sociedad donde sea posible la vida justa e igualitaria de todos/as.
Es importante reconocer que los roles atribuidos a cada sexo han llevado a la subordinación y discriminación. Debemos rebelarnos contra este sometimiento desmantelando las ideologías machistas de aquellos poderosos, que detrás de discursos elaborados o chistes de mal gusto, ocultan el verdadero escándalo del sometimiento a las mujeres, constituyéndose como ideología perversa. Solo nos queda enfrentar a todos aquellos que se sienten disculpados por la “naturalización de la opresión”, reivindicando el rol de persona sin distinción de nada.
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