Sabían que si eres mujer y vas a recibir una intervención quirúrgica de importancia, deberías evaluar seriamente en que quien la realice sea también mujer. De esta forma disminuirás el riesgo de morir o de sufrir complicaciones dentro de los 30 días siguientes a la intervención y debas ser hospitalizada nuevamente.
La explicación la da un reciente estudio que analizó más de 1,3 millones de pacientes tratados por 2.937 cirujanos y cirujanas en Ontario, Canadá, entre los años 2007 y 2019. Dicho análisis reveló que las mujeres tienen un 32% más probabilidades de morir cuando las operan cirujanos que si la realizan cirujanas. Cifras que no se dan cuando el paciente es un hombre. Al parecer, la razón sería que los médicos varones «subestiman la gravedad de los síntomas en las pacientes».
Oneeka Williams, uróloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts en Boston, EE.UU., dice: «Creo que hay un sesgo masculino de despreciar las quejas femeninas. Es probable que piensen que las mujeres son más ansiosas e histéricas y, por eso, prestan menos atención a las quejas posoperatorias. Las quejas se descartan, el dolor se minimiza y la gravedad de la enfermedad es a menudo descartada e ignorada».
Existe otra importante razón y es que a hombres y mujeres se les evalúa de diferente forma, si una cirujana se equivoca, suele ser castigada por sus errores, que son atribuidos a su falta de destreza. En cambio a los hombres se les perdona con facilidad y sus errores se atribuyen a la mala suerte. Esto hace que las mujeres tengan que esforzarse más y desempeñarse mejor para que sean vistas como iguales a los hombres.
Pero, no es la única forma de discriminación que se da en la ciencia y la medicina. La investigación médica tiene al hombre como marco de referencia y los médicos suelen evaluar a las pacientes femeninas como si fueran hombres y la principal razón es que la investigación médica se efectúa esencialmente con animales machos o en hombres, al ser estos más estables y sin cambios hormonales. Con esta práctica se detectan los efectos de medicamentos en roedores machos, pero, impide descubrir que los efectos en las hembras son diferentes. Esto lleva a que ciertos tratamientos resultan ser menos efectivos e incluso peligrosos para la mujer.
Tenemos los trastornos psiquiátricos; la mujer tiene más probabilidades que el hombre de padecer depresión, migrañas, Intestino irritable, insomnio, pánico. En cambio el hombre suele caer en alcoholismo y drogadicción. Las causas posibles, son que hombre y mujer responden biológicamente de forma diferente frente al estrés.
Lo relatado evidencia que el tradicional enfoque de estudiar solo a machos es claramente un error y la mujer corre el real riesgo de responder mal a ciertos tratamientos. Lo importante, que esto ha cambiado y se está exigiendo que los informes científicos expliquen claramente las condiciones y resultados de los experimentos y que estos deben realizarse para ambos sexos.
La discriminación de género es muy antigua y nace por ignorancia, encontrándose muy enraizada en diferentes culturas y la religión la reafirma en sus textos, aquí un relato japonés: “Érase Una Vez que Izanagi e Izanami giraron alrededor del pilar en direcciones opuestas y cuando se encontraron, Izanami, la deidad femenina, habló primero con un saludo, se unieron y tuvieron dos hijos, Hiruko (infante del agua) y Awashima (isla de burbujas) pero fueron mal hechos y no se consideraron dioses. Pusieron a los niños en un bote y los arrojaron al mar. Entonces pidieron a los otros dioses una respuesta sobre que habían hecho mal. Ellos respondieron que el error fue que ella hablo primero y en la ceremonia de unión debe ser el dios masculino quien tiene que iniciar la conversación. Así que Izanagi e Izanami se dirigieron alrededor del pilar una vez más, y esta vez, cuando se encontraron, Izanagi habló primero y su matrimonio fue exitoso.”
Las normas sociales discriminatorias se encuentran profundamente arraigadas, y tenemos que ser optimistas, si reconocemos que son equivocadas y sí hay voluntad, los cambios son posibles y de forma relativamente rápida gracias a la educación y difundiendo conocimiento
La mujer tiene un normal ciclo de la menstruación y esta es otra excusa para justificar la discriminación, ideas que reafirma el Antiguo Testamento con diversos consejos: “Cuando una mujer tiene su flujo regular de sangre, la impureza de su período mensual durará siete días, y aquello que toque estará impuro hasta la tarde. Cualquier cosa sobre la que se acueste durante su período será impura, y sobre la que se siente. Quien toque su cama deberá lavar sus ropas y bañarse con agua, y estará impuro hasta la tarde. Quien toque algo sobre lo que ella se haya sentado deberá lavar su ropa y bañarse con agua, y estará impuro hasta la tarde. Ya sea la cama o algo en lo que ella se haya sentado, cuando alguien lo toque, estará impuro hasta la tarde.” Lev. 15:19-23.
También se da en lo cotidiano, no son pocos los hombres que cuando una mujer se enoja lo justifican pensando “debe andar con la regla”. Y la relación entre regla y carácter es otro de los motivos por el cual es discriminada a la hora de darle trabajo o que le asignen algún cargo de jefatura. Y se suma a otras “razones”: que se puede embarazar, si tiene hijos pequeños va a pedir muchas licencias y si está casada, para que quiera trabajar si la mantiene su marido, etc. (tuve la oportunidad de trabajar en una empresa de outsourcing y esto último lo pude experimentar en las empresas clientes, eran otras de las reglas “no escritas”)
Pensemos que hace menos de un siglo existía la convicción que la mujer solo se enviaba al colegio para aprender a leer y escribir, enseñarle más era una pérdida de tiempo. Su deber era conseguir un marido que la mantuviera y a quien debía darle muchos hijos, idealmente varones, es decir, su única tarea en la vida era ser una buena “dueña de casa”.
La situación algo ha cambiado en los países desarrollados, en ellos la mujer en apariencia tiene los mismos derechos que el hombre, pero, hay limitaciones no escritas, por ejemplo, tiene acceso a la educación universitaria, pero le cuesta encontrar trabajo y si la contratan es por un sueldo menor al del hombre, tiene acceso a la salud, pero a mayor costo, tiene acceso a créditos bancarios, pero le aplican una tasa de interés más alto. Se le impide o restringe el aborto, por lo tanto, ve coartada su libertad reproductiva.
Las normas sociales discriminatorias se encuentran profundamente arraigadas, y tenemos que ser optimistas, si reconocemos que son equivocadas y sí hay voluntad, los cambios son posibles y de forma relativamente rápida gracias a la educación y difundiendo conocimiento. Solo así reduciremos la desigualdad sexual y de género. Cambios que van a traer importantes beneficios a la sociedad, pensemos en la gran cantidad de talentos, capacidades y visiones de la mujer que no son tomadas en cuenta o se subvaloran al compararlas con los hombres, desaprovechando los talentos de la mitad de la humanidad solo por prejuicios y tradiciones evidentemente equivocados.
Y tenemos cambios recientes, por ejemplo; si a nuestros abuelos o padres le hubieran preguntado de joven cual es la esposa ideal, dentro de sus respuestas estarían: “ser una buena madre” y “ser una buena dueña de casa”. En cambio, si esta misma pregunta la formulamos a los jóvenes de hoy, veo poco probable que den las mismas respuestas y dirán que sea activa, inteligente, alegre, que tenga estudios, etc. Y estos cambios ocurrieron en poco más de una generación.
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ffrias9
Las labores de «dueñas de casa y madres responsables» deben ser compartidas por los hombres y hay cambios positivos, hoy si lo son.
Es decir, hay sobradas razones para ser optimistas en este tema.
Saludos y gracias por su opinión
ffrias9
«En los de consumo bancario, las mujeres registran en promedio mayores tasas de interés, menores plazos y montos inferiores que los hombres»
ffrias9
«Los investigadores detectaron el estereotipo de la ‘brillantez de género’, que presupone el talento como algo «inherente» al sexo masculino.»
any
Seguimos siendo dueñas de casa y madres responsables, y ademas trabajadoras remuneradas, profesionales, es mas trabajo, el punto son las diferencias en las obligaciones/deberes.