Los hombres no matan a las mujeres porque las quieran, señores de Los Tres, Boris Quercia y María Luisa Mayol, sino justamente por lo contrario. Sin embargo sus declaraciones han demostrado hasta qué punto son incapaces de entenderlo: ni siquiera de querer hacerlo. Ésa sí es una actitud enferma.
¿Por qué estamos tan enojados con la nueva canción y el video de Los Tres, “Hey, hey, hey”? A continuación, tres razones:
Primero, la letra de la canción sigue el estereotipo de esas canciones cebolla que tanto parecen gustarle a Álvaro Henríquez. La letra podría ser perfectamente una copia de cualquier canción de Lucho Barrios: machista y llorona. El problema es que no va más allá. Bien podrían haber ocupado los códigos de la canción cebolla para contar una historia que, de una vez por todas, muestre a las mujeres como seres humanos y no como objetos de los hombres.
En segundo lugar, está el video que es lo que más revuelo ha causado. Lo evidente (y ya dicho): banaliza un delito. Que quede claro: los y las que criticamos el video no lo hacemos porque INCITE al femicidio, sino porque lo NATURALIZA y BANALIZA.
Los personajes femeninos son tratados como pedazos de carne que sirven para satisfacer los deseos, el ego y los anhelos de poder de los hombres. Ahí está el cadáver: un pedazo de carne. Ahí están las supuestas detectives: livianas de ropa y haciendo la clásica escena de lesbianismo no tanto para satisfacerse a sí mismas, sino al morbo masculino: más pedazos de carne.
Mención aparte para la grotesca escena de la amortajada bailando, de un mal gusto y violencia hacia las mujeres increíble.
A los hombres también debería molestarles este video: los muestra como seres irracionales, incapaces de ver a las mujeres más que como objetos. Son hombres atrapados en estereotipos machistas, incapaces de sentirse lo “suficientemente hombres” si no son dueños de una mujer. Hombres que solamente pueden definirse en base a su sexualidad. Yo que ustedes, también me ofendería.
El video, al igual que la letra de la canción, es burdo. Al igual que la letra de la canción podría haber aportado con una verdadera crítica, pero en cambio prefiere el morbo, la repetición de lugares comunes y la nula reflexión sobre el tema.
Finalmente, está la defensa que se ha hecho del video. Según el director, nosotros entendimos mal y, contrariamente a lo que se ha reprochado, el video no sería una apología del femicidio, sino una crítica a éste.
Sin embargo, no somos pocos los que entendimos mal: muchos ciudadanos y ciudadanas, asociaciones feministas y hasta la ministra del Sernam. ¿Entendimos mal realmente o no lo explicaron bien?
A través de su cuenta de Twitter el director, Boris Quercia, ha dicho que “lo que busca el video es denunciar el modo de pensar básico y criminal de un celópata” y que “un hombre celoso no aguanta que su mujer lo engañe con otra, al punto de matarla” (este último tuit fue borrado).
Con estas aseveraciones, Quercia no hace sino confirmar lo que sospechamos al ver el video: que es una pieza provocadora, sexista y banal que detrás no tiene nada más, sino una profunda ignorancia con respecto al drama que significa el femicidio en particular y la violencia de género en general.
¿Sabrán ellos que un tercio de las mujeres en Chile son o han sido víctimas de violencia doméstica? ¿Creerán que es porque un tercio de los hombres chilenos está loco?
El femicida no es un hombre que esté “loco” ni que se haya “salido de sus casillas”. Tampoco el femicidio es un “crimen pasional” o una “muerte por desamor” (como dijo una de las protagonistas, María Luisa Mayol, y como muchas veces le gusta titular a la prensa).
El femicidio es un delito, es misoginia, es asesinar a alguien sólo por el hecho de ser mujer, porque es su propiedad, porque si no es de él, no va a ser de nadie. El femicidio es un delito amparado en lo peor del machismo, en considerar que las mujeres somos cosas, pedazos de carne para la complacencia masculina.
Digan que querían ser provocadores, pero, por favor, no digan que esto es una crítica porque ni siquiera ustedes saben de qué están hablando.
Los hombres no matan a las mujeres porque las quieran, señores de Los Tres, Boris Quercia y María Luisa Mayol, sino justamente por lo contrario. Sin embargo sus declaraciones han demostrado hasta qué punto son incapaces de entenderlo: ni siquiera de querer hacerlo. Ésa sí es una actitud enferma.
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