En febrero de 2010, cuando Sebastián Piñera presentó a su gabinete, llamó la atención una mujer que sin mediar palabras, la prensa amarillista la denominó como "Miss Gabinete". En esa oportunidad gran parte de las mujeres rechazamos la sobrevaloración de la imagen de la futura Ministra de SERNAM, Carolina Schmidt, por sobre su proyecto político y futuro accionar público.
Los inicios de su gestión no estuvieron exentos de controversias: despido masivos, minutas internas de corte conservador sobre sexualidad, documentos de habilitación laboral a mujeres pobres que despreciaban a la sujeta popular, reformulación de programas, etc.
Desde que Adimark la mide en su encuesta, la Ministra Schmidt ha tenido dos bajas importantes de aprobación, mayo del 2011 y julio-agosto de 2011, con descensos de 7% y 6% respectivamente. En la última medición de octubre, un 78% del 54% de las y los encuestados que dicen conocerla, aprueban su gestión. Destacando como una de las autoridades más reconocidas de un Gobierno con un amplio rechazo ciudadano.
¿Cuáles son las razones de estos vaivenes en la Adimark? La forma en que se negocia el postnatal y cómo es comunicado a la población, son razones potentes que explican estos cambios. Mientras la Ministra se mostraba incólume al mejoramiento del Proyecto presentado por su Gobierno, su aprobación descendía. Estábamos en presencia de una autoridad que negociaba los derechos de las mujeres con una calculadora en préstamo por Hacienda.
Para bien de las mujeres, la revaloración de la política y la irrupción de lo social y sus demandas, hacen posible lo que por años distintas organizaciones con diversos intereses hemos intentado hacer con la clase política: dialogar, influir, es decir que los partidos cumplan con su función principal, esto es, canalizar las demandas ciudadanas y generar institucionalidad que permita garantizar derechos asociados a esas demandas.
Schmidt supo leer bien este proceso, abriéndose a escuchar algunas de las demandas ciudadanas interpretadas por la oposición parlamentaria: avanzar paulatinamente a la universalidad, mantener el derecho conquistado del tope de 66UF, postnatal de 6 meses, estimular la corresponsabilidad de hombres en el cuidado de sus hijos/as al calcular el subsidio en base a su ingreso y no al de la madre.
Comunicacionalmente el Gobierno logró ocultar la vulneración de derechos que contenía su proyecto original, que junto con la reducción de derechos legales, era eminentemente discriminatorio. Algunas de estas propuestas persistieron y siguen siendo invisibilizadas: dejar a criterio del empleador/a la utilización de las madres y de los padres de un derecho fundamental, irrenunciable, como lo es la utilización de parcializar el postnatal parental.
Podríamos decir que el retoque político-pragmático y por sobre todo comunicacional de la Ministra fue fundamental para elevar su aprobación en las encuestas. Sin embargo, este pragmatismo y la arremetida comunicacional no tienen como consecuencias más y mejores condiciones para el ejercicio de derechos de las mujeres, sobre todo si develamos la agenda oculta de SERNAM: flexibilidad y consecuente precarización del trabajo de las mujeres, exclusión de la autonomía como elemento central para el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres, sobrevaloración del mercado por sobre una respuesta pública efectiva y eficiente para las mujeres víctimas de violencia doméstica, entre otros.
La tarea es clara para quienes ejercemos control ciudadano: visibilizar lo que SERNAM oculta a las mujeres chilenas. Esperamos que los medios de comunicación estén también a la altura de este afán y no se deslumbren con el retoque de la que muchos de ellos siguen denominando "Miss Gabinete".
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