El “techo de cristal” es una injusta metáfora que hace referencia a la violencia sistemática a la que hemos sido sometidas las mujeres por décadas en el mundo laboral y refleja las despreciables brechas que sufrimos ante los hombres, ya que son las mujeres quienes recibimos sueldos más bajos por realizar las mismas o mayor cantidad tareas y no podemos acceder a altos cargos de dirección, independientemente de nuestras capacidades, méritos profesionales o logros laborales. Lamentablemente, es una realidad cultural, ya que nos criaron con la imagen de que nos vemos mejor calladitas o que el hombre es el campeón, frases que apoyarían uno de los mitos por excelencia de este término.
Esta analogía, que define la superestructura de barreras que condicionan las carreras laborales o políticas y el avance hacia cargos de responsabilidad para las mujeres, pareciera no existir, pero sigue obstaculizando hasta el día de hoy la carrera de una mujer trayendo como principal consecuencia el estancamiento dentro de espacios de participación, tanto público como privados. Por ejemplo, lo vemos cuando un hombre postula a un cargo debe tener el 60% de las capacidades del rol que va a cumplir al momento de postular y la mujer debe tener el 90%, mientras que el otro 40% el hombre lo aprende en el hacer. Por otro lado, en nuestro país, solo el 5% de los gerentes generales son mujeres, según el reporte sobre brecha de género elaborado por el Foro Económico Internacional.
Estas cifras y panorama generalizado, que no es una sorpresa pero sí es alarmante, genera un problema de fondo y es que al no incluir a mujeres en las altas esferas corporativas, como país no estamos aprovechando todos los talentos de los que disponemos nosotras las mujeres y nos privamos de muchos beneficios, ya que nos retribuiría en mejores ambientes laborales, mayores tasas de crecimiento económico, una mayor productividad y más felicidad individual, entre muchos otros.
Sin embargo, en un escenario mundial donde ha tomado impulso el empoderamiento femenino, el reconocimiento a nosotras las mujeres y el tema forma parte de una agenda global y de equidad de género, se deben seguir haciendo esfuerzos en pos de una mayor igualdad y reconocimientos a los innegables aportes que como mujeres podemos entregar no solo en el mundo laboral, sino que en diversos ámbitos de la sociedad.
Cuando un hombre postula a un cargo debe tener el 60% de las capacidades del rol que va a cumplir al momento de postular y la mujer debe tener el 90%
En ese sentido, las empresas deben hacer lo suyo e instalar prácticas que les permitan y otorguen la oportunidad de gestionar su talento y habilidades con igualdad, respetando los momentos de vida de cada género y entregando confianza y herramientas para desarrollar el talento en sus filas, reconociéndolo con desarrollo y crecimiento. Del mismo modo, se deben desarrollar protocolos internos y promover políticas de No discriminación, procesos transparentes y equitativos en reclutamiento y selección, procesos de apelación, creación de códigos de ética y procesos de trato justo garantizado; todo ello mediante creación de comités internos (conformados por hombres y mujeres), así como desarrollo de programas de mentoring y coaching sin distinción de género dirigido a líderes con alto potencial, que se incluya a mujeres en puestos tradicionalmente reservados para hombres, desarrollo de sistemas de gestión y desarrollo de talento no discriminatorio considerando apoyos económicos en maternidad/paternidad, así como beneficios inclusivos y extendidos a la familia.
Por último, pero no menos importante, generar programas y prácticas que hagan compatible la vida familiar y laboral para evitar la interrupción del crecimiento y desarrollo en un puesto de responsabilidad al cruzar la etapa natural de emprender un proyecto de familia y el cuidado de hijos, donde la corresponsabilidad entre ambos padres es fundamental. Tales iniciativas no sólo han impactado en el crecimiento y desarrollo mujeres profesionales, sino que también son una ola expansiva a diversos ámbitos y sectores que coartan la participación femenina.
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Cristian
Sigue siendo increíble como estas fábulas se mantienen en la palestra pública, como si fueran verdades. El famoso «techo de cristal» exclusivamente por género es tan real como El Caleuche, el Chupacabras o Zeus.
any
Interesante idea, lideres con alta potencial, tambien hay mujeres con altas capacidades…mas deberia ser un programa interministerial que las cobijara desde una edad temprana, en etapa escolar.