Una de las reglas principales en el mundo actual es la imposición de optar por una «identidad» que sea lo más acorde posible a nuestro sexo biológico. Me tomo la libertad de escribir «que sea lo más acorde posible» ya que si bien se pueden tomar en cuenta aquellos pequeños avances en materia legal en diferentes países, no resultan suficientes hoy en el país/territorio dónde me tocó nacer: Chile.
El Chile de hoy, sumido en las cadenas de la dictadura, es un país que considero altamente machista en las distintas áreas que lo componen. No estoy diciendo nada nuevo, sólo reafirmo lo que día a día podemos observar desde lo más abierto del espacio público, hasta los más profundo de lo privado y personal.¿Qué enseñamos?, ¿qué transmitimos? ,¿cómo educamos a las nuevas generaciones? Sujetxs con visión crítica al sistema colaborarán a derribar aquellas situaciones de encadenamiento social y corporal que aqueja la vida de los seres humanos.
La educación chilena por su parte, binaria y heterosexista a más no poder, resulta sin duda un elemento fundamental en la formación de sujetxs machistas en la etapa adulta y que por su parte en ocasiones poca intención tienen de enmendar este «pecado original».
Es importante relevar el hecho que la educación de Chile impartida tanto en el sistema privado como público acarrea una serie de defectos entre los que destaco la poca o nula formación no sexista y con enfoque de género que se encuentra presente en los establecimientos desde la educación preescolar.
El niñito de azul/La niñita de rosado
Binarismo, esa palabra tan presente y utilizada en nuestros días responde a esta obsesión de dividir (en este caso los géneros) en dos grandes categorías. Es así que Hombre y Mujer, responden meramente a una a la genitalidad biológica para construir aquella masculinidad o feminidad respectivamente.
La imposición de identidades y cuerpos binarios es llevada de forma arraigada en la educación de nuestra temprana formación humana escolar. Juguetes, vestimenta, textos, actividades y canciones promueven una educación que diferencia, de forma notoria, el camino binario que se debe seguir por norma.
Educación física, aquella pedadogía que trabaja directamente con nuestros cuerpos realiza una constante división (o por lo menos ello recuerdo de los ´90) en que niños disfrutan del deporte más popular de Chile, y por otro lado las niñas podrán bailar al ritmo de la música.
Dos actividades que si bien suenan de lo más cotidiano; no son más que el fiel ejemplo de cómo los cuerpos divididos en este binarismo de género que, para festividades, nos recuerda que es el gallo quien debe conquistar y acorralar a la gallina.
Si bien hoy en día existen algunos avances en esta materia estos no resultan lo suficientemente buenos para combatir ese machismo que, más allá de las aulas, se expresa también en el diario vivir. Podemos crear mil leyes que prohíban el acoso callejero, el piropo indeseado que expresa el sentido de propiedad de un sujeto para opinar sobre el cuerpo de otro, y que cómo medidas complementarias funcionan, pero, la raíz del asunto, sigue viva.
Una raíz de un árbol bastante grueso sujeto en nociones religiosas y potenciadas, reproducidas y afirmadas por instituciones como el mismo colegio, la iglesia, partidos políticos, entre otras.
Si bien no considero dar la respuesta a cada paso a seguir en una columna, es relevante situar los temas sobre la mesa, accionar a nivel público y privado también respecto al propio actuar, ¿qué enseñamos? ¿qué transmitimos? ¿cómo educamos a las nuevas generaciones? Sujetxs con visión crítica al sistema colaborarán a derribar aquellas situaciones de encadenamiento social y corporal que aqueja la vida de los seres.
Comentarios
17 de febrero
Fácil. Se podrían prohibir los pelos largos y toda vestimenta que refleje género: faldas, ropa ajustada; todos con pantalones y camisas holgadas. Los niños, todos deberán jugar a lo mismo, evitando que algunos se identifiquen con alguna cosa distinta. Y, por supuesto, buscar un tono de voz general que todos deban aprender, para que así no existan tonos femeninos o masculinos..total todo es cambiable en un mundo donde, al parecer, con leyes cambiamos todo.
Definitivamente la exacerbación del concepto de que podemos cambiar lo que sea lleva a columnas tan absurdas como esta.
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