Durante el mes de junio de cada año se conmemora el «Mes del Orgullo», dado que fue un 28 de junio de 1969, el día en el que se ocurrieron los disturbios de Stonewall (Nueva York, Estados Unidos) marcando el inicio del movimiento de liberación LGBT+.
De hecho, desde hace pocos años que algunas empresas sobre todo transnacionales (en el caso de Chile) hacen referencia a este mes y despliegan en sus rincones, cartelería, conversatorios y logos la bandera multicolor como símbolo de simpatía, aceptación y abrazo a las personas que en principio no son heterosexuales. Digo en principio porque la sexualidad no es estanca, es móvil y cambiante, parte integral del ser humano.Muchas organizaciones y empresas invocan solamente durante estas fechas la inclusión e igualdad de sus trabajadores, olvidándose el resto del año que es una realidad entre sus colaboradores constante.
Para los que tenemos y usamos Linkedin activamente nos da gusto ver celebradas diversas actividades durante este mes en muchas organizaciones privadas, haciendo referencia hacia la aceptación del otro tal cuál es, el tránsito desde el «closet» a contarles a tus pares laborales sobre tu orientación sexual, el rol de algunos padres en medio de los procesos de sus hijos, entre otras múltiples actividades. Todo con el fin de hacer énfasis en lo importante que es reconocer, detectar y promover la aceptación entre pares en los más diversos niveles de la cultura organizacional.
Sin embargo no toda agrupación -como todo ser móvil- no tiene igual conciencia de aquello; muchas organizaciones y empresas invocan solamente durante estas fechas la inclusión e igualdad de sus trabajadores, olvidándose el resto del año que es una realidad entre sus colaboradores constante. Muchas lo hacen «porque el resto lo hacen» y no toman conciencia de lo importante y vital que es para muchos de los que trabajamos al interior de estas organizaciones el sentirnos apoyados, queridos y respaldados por nuestras jefaturas ante una social no del todo amable, muchas veces hostil y despreciativa por todo lo que no es hetero-normado, funcional, vistoso y atractivo visualmente.
Es por ello que debemos empujar dentro de las mismas organizaciones posiciones de cambio y ruptura ante comportamientos que no son del todo empáticos. Existe una legislación que ampara a las personas que se sientan discriminadas por una multiplicidad de índoles (que no es materia de esta columna) y que está siendo perfeccionada en el Congreso. Sin embargo, si los directivos de las organizaciones y quienes la componen no comprenden del todo que es un deber ético, un imperativo moral aceptar y ser aceptados sin cuestionamientos, estaremos perdiendo la batalla de la integración
Comentarios