Según la primera encuesta sobre acoso callejero realizada por el OCAC, un 77% de las mujeres encuestadas es acosada, al menos, una vez a la semana y un 25% lo sufre varias veces al día.
La ampliamente repudiada estampida de hinchas chilenos en el Maracaná, previa al encuentro con España, no fue la primera vez que los fanáticos de la selección nos dejaron en vergüenza. Muchos de ellos partieron aún antes de que se inaugurara el mundial, acosando a una profesora en Cuiabá.
Lamentablemente el episodio de acoso callejero que sufrió la docente está lejos de ser aislado. Día a día, las mujeres chilenas -y las extranjeras que viven en nuestro país- padecemos el acoso de estos mismos chilenos en nuestras calles. Según la primera encuesta sobre acoso callejero realizada por el OCAC, un 77% de las mujeres encuestadas es acosada, al menos, una vez a la semana y un 25% lo sufre varias veces al día. Además, un 71% afirma haber sufrido una experiencia de acoso callejero traumática en su vida.
El acoso sexual callejero es una forma de violencia de género que afecta principalmente a mujeres y que implica desde silbidos o comentarios sobre el cuerpo hasta tocaciones, masturbaciones en público y lo más grave de todo, violaciones.
¿Qué tiene que ver esto con el mundial? Mucho. En un evento que (se supone) es masculino, las mujeres pasamos a ser un adorno, un mero elemento decorativo en una fiesta de hombres. Pasamos a ser un torso desnudo pintado con la camiseta de la selección o un“trasero cábala” con el que el propio ministro Gómez, en un acto sexista, se toma una fotografía. Pasamos a ser las pololas o esposas insoportables que no entienden nada de fútbol y que no dejan ver el partido en paz. ¡Cuánto sexismo y cuánta violencia!
De más está decir que muchas mujeres disfrutan del fútbol (y que a muchos hombres les importa un rábano). Pero más grave que estas etiquetas sexistas que están alejadas de la realidad, es transformar a las mujeres en objetos.
La foto del ministro Gómez o la publicidad que algunos canales hacen del mundial, insinuando que turistear en Brasil es sinónimo de disfrutar de mujeres ligeras de ropa bailando samba, son formas de cosificación que nos reducen a simples pedazos de carne, objetos de consumo de los hombres. Y si los medios de comunicación o el propio Ministro lo avalan, ¿qué más le pedimos a los millones de hombres que cada día acosan a millones de mujeres en las calles de nuestro país e incluso del extranjero?
Cuando hablamos de poner fin al acoso sexual callejero, también estamos pidiendo poner fin a las acciones que nos cosifican y nos deshumanizan, viendo a las mujeres como cuerpos ofrecidos al consumo de los hombres. El acoso sexual callejero en todas sus formas es finalmente una expresión más de una sociedad que nos sigue negando la igualdad y el ser tratada con respeto, el ser tratada como ser humano.
Comentarios
23 de junio
Ayer veía como los «periodistas» de canal 9 en ahora noticias daban una exhaustiva investigación en terreno de sobre como carreteaban las garotas mostrándolas como mujeres ninfomanas, de verdad me gustaría que alguna autoridad brasileña viera como muestran a las mujeres solo por el hecho que disfrutan de su libertad, no se tampoco como los editores de cada canal han mostrado al país como un nicho de prostitución y lujuria desenfrenada en cada noticiario…
+11
23 de junio
Quizás a las autoridades brasileñas les importa un rábano la imagen de la mujer, igual que acá en Chile. 🙁
24 de junio
El problema con la burda tele y los medios en general es que muestran en demasía (e imponen) un estereotipo de mujer y no a la mujer como persona. Y entonces, las imágenes más frecuentes son las de dueñas de casa, chicas jóvenes y sexis o señoritas intachables. Propagan el mito de que una mujer o una persona de sexo femenino necesita identificarse sólo con esas definiciones. Ni siquiera es reconocido el ser «mujer inteligente» porque es más valorado el ser «rica e inteligente».
+5
24 de junio
Me parece muy atingente; asi mismo cómo el mundial y toda su campaña publicitaria que lo rodea ha situado a la mujer como un bien de consumo y ha lucrado con ella (qué novedad!), haciéndola ver como un objeto deseable y generador de placer, los medios masivos de manipulación (como la TV abierta) nos han pintado una realidad muy distinta a la que se vive en Brasil en estos dias, la gente está descontenta, ha salido a las calles y exige que se le oiga. Basta de callar ante un sistema que nos oprime y pretende regir en nuestras vidas. Empecemos a despertar!
+4
25 de junio
Manga de amargados. Llenos de complejos, no saben disfrutar de nada.
-23
25 de junio
Te falta empatía, ponerte en el lugar de la mujer, de tu mamá, de tu amiga, de tu hermana, de tu pareja. La cosificación de las mujeres en los medios es una forma de avalar e incentivarla en todos los demás ámbitos de la sociedad, incluida la calle.
No disfrutamos del uso del cuerpo hipersexualizado en la TV porque sabemos que eso reafirma la conducta sexista y misógina de los hombres en la calle, que no nos permiten usar tranquilas y seguras el espacio.
Un poco de empatía, por favor!
25 de junio
20 años siendo acosada cada vez que salgo de casa, y no hay caso: no me acostumbro.
«Amargada», dijo el antisocial.
Reciba usted al menos 3 insultos públicos diarios solo por ser persona y estar caminando por una calle. Aguante 20 años sin chistar. Si lo logra, usted tiene un serio problema.
25 de junio
Toda la razón lo del artículo….pero mientras existan mujeres que SE DEJEN tratar como objeto…………….porque he visto a mujeres que les encanta que las traten como carne fresca
-10
25 de junio
Es verdad que hay mujeres siempre «dispuestas» a pasar por pedazos de carne, pero si no hubiera mercado para ello, las mujeres no lo harían, por que crees que existen las prostitutas? por que los hombres las necesitan, y si no lo hicieran, no existirían, por que no sería factible.
25 de junio
Marce Lane Mg, la idea del articulo es que se genere conciencia, tanto para hombres como para mujeres.
28 de junio
Sobre este tema, el canal católico da clases, mientras la televisión que NO educa, siga con malas prácticas e incentivando la cosificación de las mujeres, no podremos avanzar.
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