Política Energética Aysén, ¿desafío interno vs presión externa?

Y salió humo blanco. Luego de cierta espera, el viernes 29 de agosto la subsecretaría de Energía adjudicó al consorcio compuesto por TECO Natural Resource Group y la Universidad Católica el estudio “Base para planificación territorial energética en el desarrollo hidroeléctrico futuro”. Su trabajo, con un monto de $ 160 millones, consistirá en “identificar la idoneidad de las cuencas hidrográficas ubicadas en el centro-sur de Chile para la generación hidroeléctrica, en términos hidrológicos, ambientales, socioculturales y económicos, y realizar la priorización respectiva”. Además de los ríos Biobío, Maule, Valdivia, Bueno, Maipo, Rapel, Mataquito, Itata, Imperial, Toltén y Puelo, se evaluarán todos los de la región de Aysén. Incluidos, por cierto, los tres más importantes en disputa actual: Baker, Pascua y Cuervo. Dos días antes, en el Segundo Tribunal Ambiental de Santiago se realizaban los alegatos por la reclamación interpuesta por la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén contra Sernageomin, en el marco de la evaluación de la represa río Cuervo. Y los días previos, la Corte Suprema rechazó, por forma, los recursos de protección que buscaban la revocación de la aprobación de dicha central en septiembre de 2013, por el gobierno de Sebastián Piñera.

En paralelo, HidroAysén está apostando fuertemente a la judicialización para revertir el rechazo del Comité de Ministro a su esquema de cinco represas en los ríos Baker y Pascua, tanto ante el Tercer Tribunal Ambiental de Valdivia y como ante el Segundo Tribunal Ambiental de Santiago. Y la Dirección General de Aguas vive tironeada por distintos actores y organismos para resolver, en definitiva, sobre los derechos de aprovechamiento que la sociedad de Endesa y Colbún han solicitado para hacer viable su iniciativa. Es en este contexto que en Aysén se inició este martes el proceso, liderado por el ministerio de Energía, para discutir sobre la política energética que queremos. Desde ya, la agenda del gobierno ha establecido el énfasis en eólicas, minihidroeléctricas y la eficiencia energética.

HidroAysén está apostando fuertemente a la judicialización para revertir el rechazo del Comité de Ministro a su esquema de cinco represas en los ríos Baker y Pascua.

Por cierto, es aquella una interesante invitación. La discusión sobre la matriz energética de la región es necesaria, incluyendo variables no solo como fuente de generación, sino también escala, localización, desarrollo económico local y preguntas como para qué queremos la electricidad. Cuál es el tipo de desarrollo que anhelamos para Aysén, ya que la energía –aunque algunos hagan el análisis inverso – debe estar supeditada a lo que la sociedad demanda, a cómo se proyecta, y no al revés. Y esto es lo fundamental, ya que si por materializar proyectos a todo evento el saldo para el país o la propia región es negativo, muy mal negocio (económico y social) habremos hecho. Eso lo tenemos claro en este Aysén, donde muchos queremos construir un futuro que no sea hipotecado por demostradamente equivocadas visiones de desarrollo. Y en ello, el cuidado de nuestro patrimonio ambiental, cultural, social es esencial. Y conceptos como ahorro y uso sustentable de la leña (por cultura, por economía familiar campesina, por contaminación) deben también ser incorporados. Así, la convocatoria para definir lo que Aysén necesita en términos de energía está obligatoriamente cruzada por la presión externa.

La lógica dice que habría sido justo esperar que en Aysén definamos qué queremos, qué requerimos antes de avanzar en cualquiera de los frentes extrarregionales mencionados. Mensaje tanto para las empresas de energía que pretenden avanzar a todo evento (eso se llama imposición) como para un Estado que por mucho tiempo miró hacia el costado. Conversar con la pistola en la mesa no es democrático. Pistola en la mesa producto de los derechos de agua acaparados por corporaciones eléctricas, frases del tipo “Chile no se puede negar a utilizar el agua de Aysén” por parte de la autoridad del sector, un HidroAysén intentando meter por la ventana de los tribunales un proyecto que ni Chile ni Aysén quieren y Energía Austral comprando todo lo que se mueve para “convencer” de las bondades de su iniciativa.

Es tal el escenario actual. Uno que no escogimos, pero que es parte de la realidad. Y más complejo aún gracias a nuevos conceptos como “asociatividad” y “valor compartido”, que por lo difundido hasta hoy aún vemos como una versión 2.0 de la errada compensación económica por impactos ambiéntales y sociales. O, en otras palabras, la mejor vía para destrabar proyectos de energía de gran envergadura y no necesariamente para construir un país más justo, democrático y respetuoso de las definiciones locales. Es a ese escenario al que nos enfrentaremos con una clara visión en mente. La claridad de que Aysén, es una reserva de vida. Por nosotros y por los que vendrán.