La noticia de la salida de la asignatura de Historia del plan común para terceros y cuartos de enseñanza media en Chile es triste.
No sólo porque se trata de alterar el currículo hacia lugares inhóspitos y sin ninguna brújula que indique el rumbo hacia dónde va la educación, sino porque trastoca el sentido y finalidad de la misma.
El conjunto de las humanidades puestas en el currículo escolar aloja una certeza brutal: sin estas artes y ciencias, se hace más difícil entender la forma cómo enfrentarse a las distintas decisiones de la vida, los acertijos, paradojas e imperativos que depara.
Cómo salir de los grandes agujeros negros de la convivencia humana no es una tarea técnica. Sino artística, ética y estética.El conjunto de las humanidades puestas en el currículo escolar aloja una certeza brutal: sin estas artes y ciencias, se hace más difícil entender la forma cómo enfrentarse a las distintas decisiones de la vida, los acertijos, paradojas e imperativos que depara.
Por lo que transformar el plan de estudios de los alumnos de últimos años de educación secundaria en un propedéutico de la técnica, es construir menos ciudadanos y más consumidores. Técnicos sin capacidades sino sólo habilitados en mecánicas.
La dotación de jóvenes en el mundo laboral adolece más de capacidades transversales que técnicas. Todos los jóvenes saben utilizar herramientas, lo que no logran comprender es cuál es el negocio en el que se encuentran, la industria en la que trabajan, cómo establecer relaciones positivas en su entorno, cuál su aporte y el valor que ellos generan día adía.
Las problemáticas laborales y comunitarias se basan en antiguos dilemas aún no resueltos y que sólo la Historia, en conjunto con la filosofía y otras ciencias y artes pueden ayudar a resolver de formas más creativas que las que hemos dado hasta ahora: pero sin la Historia, sin el conocimiento básico de lo que hemos hecho y cómo lo hemos interpretado generación tras generación, lo único que les quedará a estos jóvenes serán retazos del pasado, información aislada, suelta, como hilachas mitológicas; fechas, nombres e hitos sin sentido; titulares, si se quiere. Abandonando la posibilidad de revisar críticamente lo que han hecho y lo que hemos hecho antes que ellos.
El cambio no tiene mérito si lo que hace es restringir nuestra esfera de libertades y de conocimiento, que es tal vez la última barrera infranqueable de lo humano, donde al final de nuestras vidas, se convierta en la última habitación donde morar.
Apostar en la mera juventud y su inocencia para mejorar las cosas es una aventura sin rumbo; la juventud nunca ha sido, ni debe ser por sí misma, sinónimo de pureza y con ello de bondad, justicia o belleza. Sólo el tamiz del conocer, percibir, experimentar el conocimiento, entrega un dócil estado de las cosas del mundo. Sin ello, nos naturalizamos a un tiempo en que la ignorancia nos brinde el único refugio de la muchedumbre, la turba antes que el análisis, la vociferación antes que la conversación, y nos prepara sólo para ser avasallados o para avasallar.
Si se pregunta de dónde he sacado estas lecciones, fue precisamente de la Historia, esa que hoy se pretende sacar del currículo escolar de tercero y cuarto medio de educación secundaria, para precarizar el sentido de la educación, hacerla obsoleta, acallar la confrontación de ideas, cambiar el debate y la opinión por presentaciones en Power Point y cambiar nuestra sabiduría acumulada, no sé quizás por torneos interpares, en línea o una triste app, de esas que puede usar incluso recluido en una celda de castigo o en un cubículo gris, dentro de una multinacional de la que ese joven desconocerá casi todo, incluso su condición de esclavo.
Comentarios
25 de mayo
Muchas gracis Nestor por compartir esta reflexión, el sosiego no es el amigo en estos momentos un garrote tras otro, en tipo de pueblo sometido nos hemos convertido, permitiendo y obedeciendo todo.
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