«El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira.» William Arthur Ward.
Fue el primero de su familia en ir a la escuela, uno de los primeros abogados negros de Sudáfrica, luego líder de la juventud del Congreso Nacional Africano, movimiento que luchaba contra el Apartheid. En este último rol, haciéndole honor a su real nombre Rolihlahla que significa «creador de problemas», comienzan los conflictos. Una minoría era blanca, pero ellos gobernaban, por ende se prohíbe la existencia de dicho movimiento. El Congreso líderado por Mandela se opone, realiza acciones de sabotaje, lo que provoca su arresto. Estuvo durante 27 años preso, al salir recibe el Premio Nobel de la Paz y luego asume de manera democrática la presidencia de su País.
Éste es Nelson Mandela, defensor de los Derechos Humanos, quien luchó contra el Apartheid en Sudáfrica. Hoy, con 94 años de edad y en estado crítico, sigue inspirando a personas de distintos lugares del mundo. Madiba, como también es llamado, sigue generando emoción no sólo en los Sudafricanos. Hoy en día quizás no es separar a los «negros» de los «blancos», pero en Chile somos «rotos», «cuicos», «flaites»,»fachos»,»fletos», entre otros. Son los diferentes conceptos que por más que no los nombremos, están presentes en las mentes de nuestros ciudadanos buscando encasillar a cada uno, buscando dividir y oponerse al «Aprender a Vivir Juntos» que deberíamos promover no sólo en las Escuelas de nuestro País, sino que en cada Hogar y en el Mundo. Tenemos escuelas y universidades para ricos y para pobres. Centros Educativos que sólo algunos pueden pagar para compartir con similares, otros que seleccionan para juntar a los «mejores» y otros donde caben los demás. Escuelas para «negros» y escuelas para «blancos»: Apartheid Educativo.
Si Nelson Mandela se hubiese educado en nuestro país también sería reconocido por su lucha contra el Apartheid, el Apartheid Educativo. Su lucha hubiese sido contra la segregación que reproduce nuestro sistema. ¿Por qué el futuro de un niño debe estar tan fuertemente condicionado por su entorno, por la cuna de la cual viene? Frente a esto ¿Por qué no es mucho lo que logran nuestras escuelas? El niño no es culpable, la familia en muchos casos tampoco. Suena a resentimiento social, y es cierto, también es impotencia, rabia y tristeza.
Cada minuto que pasa es perdido, porque cada minuto se reproduce más esta desigualdad ¿Cómo no vamos a sentir rabia? La Educación debiera promover la construcción social que necesitamos con urgencia, pero resulta que tampoco cumple ese rol. Si consideramos a la educación pública y particular subvencionada, que NO selecciona, los resultados SIMCE, PISA, TIMMS son horribles. Consideremos, por lo demás, que los resultados de aquellos estudiantes con un tremendo capital cultural, que no necesariamente tienen buenos resultado por su institución educativa, logran puntajes altos para nuestro país, pero que solo logran ser similares a los peores de aquellos con los cuales nos comparamos. Entonces, en educación no cumplimos con la anhelada construcción social y tampoco con el desarrollo de competencias, palabra de moda para nuestros expertos. No logramos avanzar en contra de esta segregación en la sala de clases, porque nos preocupamos de cumplir en pruebas estandarizadas, para demostrar nuestro fracaso, y fuera del aula seguimos permitiendo la selección en escuelas que reciben aportes del Estado, dinero de todos los Chilenos.
Me tocó por meses compartir con niños de distintos lugares altamente vulnerables del gran Santiago. Niños considerados indomesticables para las escuelas, marginados de estas, condenados, sin mayores expectativas y ni hablar de alguna esperanza. Donde aparecían frases como «tío, no pude venir porque se llevaron a mi papá en cana y lo fuimos a buscar», «tío, falte porque el Sename se llevo a mi hermanita», «no estoy estudiando porque soy tonto, no entiendo, repetí muchas veces»… Lugares donde tardé semanas en convencer a las familias de que en la plaza sí podíamos hacer deporte, después de barrer las brasas de la fogata y las botellas quebradas de la cancha. Lugares donde cambiamos las pistolas de juguete por balones de fútbol, el juego de lanzarse piedras por el de armar una «pichanga». Más de algunos de ellos libera tensiones en protestas, bota sus rabias con el rostro cubierto en cada una de las marchas. ¿Simples delincuentes? juzgue usted, porque es seguro que detrás de esas capuchas hay algo que no logramos ver.
Su lucha hubiese sido contra la segregación que reproduce nuestro sistema. ¿Por qué el futuro de un niño debe estar tan fuertemente condicionado por su entorno, por la cuna de la cual viene? Frente a esto ¿Por qué no es mucho lo que logran nuestras escuelas? El niño no es culpable, la familia en muchos casos tampoco. Suena a resentimiento social, y es cierto, también es impotencia, rabia y tristeza
Madiba lucharía contra esta desigualdad social de la cual nuestro sistema educativo no se hace cargo y más bien favorece su reproducción. Marcharía con nosotros reclamando por nuestros Derechos Humanos: Educación y Salud, sí, son Derechos Humanos. Desearía y haría lo imposible para que Aprendiéramos a Vivir Juntos. Velaría por una sala de clases que permita la construcción social, una sala de clases diversa, heterogénea, critica y creativa. Tendría claridad de que la Educación es la clave para avanzar en contra de nuestro Apartheid: con la Educación a nivel micro, en la sala de clases, y a nivel macro, en nuestro sistema educativo. Y sabría también que primero debemos entender la Educación como un Derecho Humano y no como un bien de consumo.
Por el bien de nuestro país, de nuestros jóvenes y niños, nuestra tarea ahora es luchar contra el Apartheid Educativo. Como el mismo diría: «La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo». También hazlo por él, por el Gran Nelson Mandela.
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ClaudioJR
Es casi imposible, pero el método no violento, evitando pasar de oprimidos a opresores, como planteaba Freire, es el más pertinente. De lo contrario caeríamos en su misma dinámica. Debemos lograr que sean conscientes o cambiar a aquel grupo que va rotando sus escaños y se mantiene en el poder. Proceso largo, pero mantengamos la esperanza y nuestros ideales intactos.
kithylu
El punto es que las personas que siguen defendiendo que la educación es un privilegio, son las que ocupan los escaños del poder, tanto judicial, como ejecutivo y legislativo, cómo podríamos argumentar entonces a estos poderes, que existe algo llamado «bien común»? Es difícil, pero creo que a través de los métodos no violentos, como Mandela optó, es un largo proceso, imagínate que tuvo que estar encarcelado más de 20 años para que su gente tomara conciencia de que ellos podían cambiar el rumbo de su país. Es posible, pero dentro de la institucionalidad actual, es casi imposible, no se puede lograr acuerdos dentro de un marco que se impuso por la fuerza, La Constitución de 1980.