#Educación

¿Quién y por qué nos convenció que SIMCE es igual a calidad?

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El año 2013 nueve liceos emblemáticos no rindieron el SIMCE o lo hicieron con participación de muy pocos alumnos. Un grupo de estudiantes de algunos liceos emblemáticos de la Región Metropolitana organizaron una protesta y se opusieron a dar la Prueba SIMCE de II Medio, lo que se tradujo en que en nueve liceos el SIMCE no se rindió o tuvo muy baja participación, según informó en su oportunidad la Agencia de la Calidad. Los argumentos planteados coinciden con los expuestos por la campaña Alto al SIMCE, por ejemplo los estudiantes del Instituto Superior de Comercio N°2 se opusieron expresando que:

  1. El SIMCE hace que los privilegios de los ricos parezcan méritos
  2. El SIMCE hace competir, castiga, culpa y desmoraliza a las escuelas que atienden a los sectores más pobre de nuestro país
  3. El SIMCE premia a las escuelas que seleccionan y expulsan a sus alumnos.

La campaña Alto al SIMCE ha congregado a un importante y reconocido grupo de expertos nacionales e internacionales, quienes se han opuesto al SIMCE y sus expresiones institucionales, contenidas en la Ley 20.529 que el año 2011 creó el Sistema de Aseguramiento de la Calidad (SAC), además de otros vínculos legales del SIMCE con incentivos y sanciones a docentes, y con distribución de recursos de subvenciones.

Uno de los argumentos más lapidarios desde el punto de vista técnico, es el primer punto planteado por los estudiantes, esto es, los resultados del SIMCE reflejan casi como espejo la alta desigualdad social existente. Los colegios de los ricos tienen un mejor resultado SIMCE que los colegios de los pobres. No obstante, los estudios de comparación de resultados educativos que descuentan los efectos del nivel socioeconómico de las familias, muestran que los colegios municipales tienen iguales o mejores resultados que los colegios particulares subvencionados.

¡Con razón los jóvenes del INSUCO N° 2 dicen que “el SIMCE hace que los privilegios de los ricos parezcan méritos”!

Este año 2014 se pone a prueba la Reforma Piñera: los colegios serían rankeados según los resultados del SIMCE.

Si esta prueba existe desde el año 1988, y siempre ha tenido detractores, ¿por qué este año es tan importante? La ley de Aseguramiento de la Calidad otorga una importancia inédita a la prueba SIMCE en el sistema escolar. Para explicarlo en simple: el resultado del SIMCE de este año determinará en un 67% la clasificación oficial de la calidad educación de un colegio. ¡y esto es por Ley! (Título II, Párrafo 3, Artículo 18).  Además, documentos publicados en la página web de la Agencia de la Calidad, agregarían un 6.6% más a la ponderación original de la ley, quedando en 73.6% el peso del SIMCE para el establecimiento del ranking.

Asociación de calidad educativa a resultados con ciertas asignaturas: la poda del currículum

En este sentido, la política educativa ha sido clarísima, por ejemplo: en II Medio, las materias vistas en Matemáticas y Lenguaje (las únicas que controla el SIMCE en este nivel), equivaldrían a dos tercios de toda la evaluación de la calidad de cada establecimiento. La formación que, tradicionalmente se entrega a los jóvenes en las otras áreas del conocimiento: Historia, Filosofía, Física, Música, Química, Artes Visuales, Educación Física, Inglés, Tecnología y Biología, a lo más aportarían un tercio en la evaluación de la calidad de un colegio de Educación Media. Nótese que hasta aquí solo estamos mencionando los elementos que típicamente establece el currículo de Enseñanza Media. Por cierto que la educación de los jóvenes es muchísimo más que las doce asignaturas mencionadas más arriba. Pero, según la Ley del Aseguramiento de la Calidad, cualquier elemento extra que se quisiera evaluar debiese ser incorporado dentro de lo que no es SIMCE.

Los efectos que esta política tiene sobre la gestión escolar

La evaluación de la calidad de un colegio, realizada a través de la medición con pruebas estandarizadas en dos o tres ámbitos de la formación, provoca importantes efectos sobre la gestión de los colegios. Un primer efecto es que el currículum se intensifica en las áreas medidas por la prueba y  se reduce en las áreas no medidas; consecuentemente, debiesen mejorar los aprendizajes en las primeras y empeorar en las segundas. En este sentido, la política educativa asigna clarísimas prioridades respecto de la formación de las personas.

Un segundo efecto son los incentivos para que los establecimientos seleccionen a los postulantes en función de eventuales buenos rendimientos y expulsen a quienes no los tengan, tal cual lo denuncian los estudiantes del INSUCO. La gestión educativa se verá impactada cuando, con los resultados del SIMCE, se elabore el “ordenamiento de los establecimientos” (una versión un poco, sólo un poco, más sofisticada de los semáforos de Lavín). Esto es parte esencial del diseño de la ley, que los colegios actúen según estos incentivos, no es una consecuencia no deseada, es un efecto previsible desde el diseño mismo de la política.

Desde esta perspectiva, existe una última consecuencia sobre el sistema y se relaciona con las instituciones y los profesionales de la educación. Se entenderá que un buen colegio es aquel que produce buenos resultados en la prueba SIMCE. Los buenos recibirán muchos postulantes mientras que desde los malos se producirán fugas de matrícula. Los primeros serán premiados por mayores ingresos monetarios (las subvenciones) y los segundos serán castigados por el desfinanciamiento. Con los profesores ocurre algo parecido y, en el extremo, se llega a pensar que un buen profesor es el que logra que sus alumnos tengan un buen SIMCE, o un mejor profesor es quien logra que sus alumnos obtengan un mejor SIMCE que el del curso paralelo, del colegio de la comuna. ¡Pues, esto ya está ocurriendo y se estimulará mucho más a partir del momento en que se establezca el citado ordenamiento!

los países que han aplicado reformas basadas en la aplicación de pruebas estandarizadas, producen efectos negativos y no han logrado tampoco mejorar los resultados en aprendizajes ni siquiera en los ámbitos que evalúa.

¿Por qué hacemos esto?

La aprobación de esta Ley tiene su contrapartida en la no consideración de la evidencia mundial: los países que han aplicado reformas basadas en la aplicación de pruebas estandarizadas, producen efectos negativos y no han logrado tampoco mejorar los resultados en aprendizajes ni siquiera en los ámbitos que evalúa. La profesora e historiadora Diane Ravitch en su libro el “Reino del Error: el engaño del movimiento hacia la privatización y el peligro de la escuela pública americana”, muestra múltiples evidencias de los incentivos perversos que este mismo tipo de políticas está provocando en el sistema educativo de EE.UU. desde 2002 en adelante.

Entonces, ¿Cuál es la razón de llevar a cabo esta reforma? ¿Es esencial al objetivo de mejoramiento de la calidad, la utilización de un instrumento estandarizado? ¿Si no lo es, hay alguna otra motivación que explique por qué?

Una primera respuesta a esa pregunta es que si se define calidad educativa como sinónimo de buen resultado en la prueba SIMCE, entonces, estamos en buen camino. Pero si calidad educativa es algo distinto a resultado en la prueba SIMCE, entonces las políticas están muy mal orientadas. Son varios los expertos que sostienen esto, ¿por qué no son escuchados? ¿Hay quizás una trama oculta detrás de todo este tecnicismo del SIMCE?

¿Cómo es posible que en el Congreso Nacional las Comisiones de Educación de la Cámara de Diputados, del Senado, y finalmente la Comisión Mixta propusieran para aprobación una ley con estos contenidos? ¡La ley fue pasada con los dos tercios de los Diputados y casi la unanimidad de los Senadores en ejercicio! y ¡¡¡sin oposición de ningún tipo!!! ¡Claramente faltó una defensa eficaz y oportuna de la Educación Pública!

Parece que de tanto leer letras chicas, ¡¡¡se nos pasó la letra grande!!! El artículo 18 de la Ley 20.529. Así, hemos llegado a estar hoy en una compleja encrucijada. Todavía falta por aclarar qué se hará con esta Ley y con el famoso ranking (ordenamiento) de establecimientos que debiese implementarse este año 2014 a partir de esos resultados 2013.

¿Es suficiente una medida administrativa de postergación, como la que está ocurriendo hoy?
Se requiere urgentemente un  Alto al SIMCE y en específico un ¡Alto al Ranking! Mientras no se establezca democráticamente un nuevo concepto de calidad a conseguir en la educación chilena.

 

* Columna escrita por Osvaldo Jara, Economista y Candidato a Doctor en Educación,  y Miguel Jara, Antropólogo y Magíster en Educación.

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10 Comentarios

Javier

El simce es un faro,,,debe existir, pero no ser tratado como el resultado final. Si ud considera q el simce no es válido o es un mala herramienta cualquier resultado entre privado, subvencionado y municipal no sería real.
Pk acá se intenta mostrar q es perjudicial sólo en lo q no es privado.

Aldo Alfaro

La prueba SIMCE contribuye a lucro y utiliza a los estudiantes mal llamado «vulnerables» para incluir a sus colegios en un ranking que los perjudica, lo que ha provocado una migración de los estudiantes de clase media desde los colegios públicos hacia los particulares subvencionados y de estos, hacia los particulares propiamente tales, lo que ha provocado segregación y discriminación social. Más aún cuando estos colegios seleccionan a sus alumnos, de acuerdo a sus «capacidades» y con la premisa de: «a mayor nivel económico, mejor educación». Profundiza la separación de clases sociales y mantienen un sistema elitista de educación, de la cual se hace parte la oligarquía, la iglesia y el Estado. Por ello es necesario que el Estado dedique sus esfuerzos económicos a mejorar la calidad del sistema público primordialmente y eliminar la subvención de aquellos colegios que lucran con los recursos del Estado y de las familias chilenas.

ernesto palma flent

El enfoque me parece muy acertado. Se sigue intentando reducir el espectro de la educación a un par de competencias, sin permitir que los estudiantes desarrollen una amplia sensibilidad respecto de ellos mismos y del mundo.
Este reducionismo es «demasiado conveniente» para alguien!!!
Desde la amplitud de la educación sobre la naturaleza y el ser humano inserta en ella, se puede de verdad fortalecer la educación pública.

Santiago Prieto Narbona

Javier, es un «faro» pero que alumbra al ombligo del sistema, en vez de dar información que sirva para algo importante en las escuelas.

María Angélica Oliva

Estimados Jara &Jara, gran columna! Ahora hay que fundamentarla con la normativa, la literatura y cuantificar los costos de la reducción de calidad a medición. La pregunta ¿Quién y por qué nos convenció que el SIMCE es igual a calidad?, puede ser comenzada a desvelar con su pregunta ¿Hay quizás una trama oculta detrás de todo este tecnicismo del SIMCE? Vid. currículum técnico y régimen de verdad establecido desde la scientia y su responsabilidad en la profundización de la desigualdad. No cejemos en el empeño de denunciar y actuar para el fortalecimiento del espacio público y la democracia

Olga G. Efrain

Estimados:
Muy buen aporte al entendimiento de nuestro problema en educación.
Comparto plenamente que la manera en que evaluemos la educación debiese no sólo ser democratizada, sino que incluso debiese ser plesbicitada, en tanto lo que está en juego con la educación es el presente y futuro de nuestros hijas e hijos.
¿Será posible que las autoridades se acerquen en algo a una idea como esta?
Se agradece el aporte

Olga G. Efrain

Felicito también a la Campaña Alto al SIMCE.

Alto al SIMCE Boletín – 3

[…] ¿Quién y por qué nos convenció que simce es igual a calidad? (Por Osvaldo Jara y Miguel Jara en elquintopoder) […]

juan jesus

buenas tardes necesito comunicarme con algún asesor de ustedes