Existe entre los fanáticos del fútbol una expresión bastante conocida: “se tiró pa’ la foto”. La idea es que cuando un jugador remata un tiro desviado hacia la portería, el arquero toma ventaja de esta situación y se lanza en una volada espectacular dando la impresión de que, si el tiro no hubiese ido desviado, podría haber evitado el gol en contra. Asimismo, esta expresión también se utiliza cuando un jugador remata a portería en lo que será un gol inevitable, pero el arquero opta por lanzarse espectacularmente, aunque a destiempo, para dar la impresión de que hizo un esfuerzo por evitar la conquista. En ambos casos, el arquero ofrece una performance para los espectadores de modo de ocultar su evidente pasividad o su incapacidad de evitar que le conviertan un gol. El objetivo es mantener la ilusión de que “se hace algo” o “se intenta hacer algo” ante una situación crítica, pero no para enfrentarla realmente, sino que simplemente para resolver el problema de la responsabilidad individual del arquero en cuestión.
Propongo, entonces, que la publicación de resultados SIMCE por parte del Estado y la construcción de rankings que comparan “calidad” entre escuelas por parte de los medios de comunicación, se asemeja a la situación en que un arquero, sabiendo que no puede evitar el gol, se tira pa’ la foto. En este caso, el arquero es la Agencia de Calidad –quien recientemente cuida la portería que por años ocupó el MINEDUC- y el gol tiene más bien características de un auto-gol. Digo esto, pues son estas mismas instituciones las que han entregado los resultados en pautas de prensa a los medios previo a la presentación oficial de resultados, que ha llevado a reportajes del estilo “los 10, 50 o 100 mejores colegios en el SIMCE” ordenados de acuerdo al puntaje promedio de cada establecimiento. Todo esto, sin considerar el problema de establecer comparaciones sobre un concepto multidimensional como “calidad” en educación, a través de una sola dimensión como es el desempeño de un grupo de estudiantes de una escuela en unas cuantas pruebas sobre unas cuantas asignaturas.
Se podría argumentar que el rol que le compete al Estado en un sistema educativo es el de mejorar la calidad para todos los niños y jóvenes, como se establece en la ley que reformula el rol del MINEDUC y el CNED, además de crear la Agencia y la Superintendencia. Sin embargo, ¿por qué se pretende “mejorar calidad” casi exclusivamente a través de mecanismos de presión, como la publicación de resultados de pruebas estandarizadas, la ordenación de escuelas con consecuencias de cierre, y un modelo de visitas de inspección con foco en el control?; ¿por qué confiar la mejora a la información de un SIMCE, cuyos resultados son engañosos para los padres y dañinos para las comunidades escolares? Otros sistemas educativos, como Ontario en Canadá o Finlandia, han optado por formas alternativas de ponerse al servicio del mejoramiento en las escuelas, incluso utilizando información de pruebas estandarizadas, pero con un acento radicalmente diferente al que se les pone en Chile: menos asignaturas, en menos cursos, aplicadas a muestras de estudiantes, y cuyos resultados no son publicados ni mucho menos convertidos en rankings.
Vale señalar que, formalmente, ni el MINEDUC ni la Agencia construyen rankings propiamente tales. Sin embargo, si bien ellos no son quienes hacen el ranking, entregan todo lo necesario a los medios de comunicación para que lo hagan. Luego, a través de su plástica estirada que busca aparentar esfuerzo por evitar lo inevitable, aparecen en la foto mejorando y asegurando “calidad” por medio de un sistema arbitrario y sesgado de comparación sobre la base de un solo indicador; un verdadero golazo en contra de las escuelas y sus comunidades. ¿No sería mejor concentrarse en apoyar técnica y pedagógicamente a las escuelas en vez de en la parafernalia que hoy se despliega para hacer públicos los resultados SIMCE? ¿Estará dispuesto el MINEDUC o la Agencia a dejar de “tirarse pa’ la foto” pretendiendo parar un gol del que ellos mismos son responsables?
¿No sería mejor concentrarse en apoyar técnica y pedagógicamente a las escuelas en vez de en la parafernalia que hoy se despliega para hacer públicos los resultados SIMCE? ¿Estará dispuesto el MINEDUC o la Agencia a dejar de “tirarse pa’ la foto” pretendiendo parar un gol del que ellos mismos son responsables?
Columna de Alvaro González Torres
Estudiante Doctorado en Educación. Institute of Education, University of London
Miembro equipo coordinación Red de Investigadores Chilenos en Educación (RED ICE)
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Alto al SIMCE Boletín – 3
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