Hoy, la educación no es la herramienta de movilidad social que tanto se promete. De hecho hoy, la educación en Chile es uno de los mecanismos de reproducción social de desigualdad por excelencia, con el añadido golpe de que muestra la apariencia de ser precisamente lo contrario.
Hoy, la promesa de la educación trae una desbandada demanda por estudios superiores, que se traduce en una abusadora oferta desregulada, con el consiguiente endeudamiento crónico y la devaluación progresiva de los títulos. Cada tanto aparece en los principales periódicos una nota donde se calcula la tasa de retorno de las principales carreras universitarias. Véalo: es espeluznante.
Hoy, los niños pobres no estudian con los niños ricos. Ni en el jardín, ni en el colegio, ni en la universidad, y cuando lo hacen en educación superior, ni siquiera en el mismo tipo de carreras que los ricos. Sus notas pueden ser parecidas, pero no valen lo mismo. Hoy, los niños con discapacidad, o no estudian, o en general lo hacen segregados en escuelas que ni siquiera les entregarán un título homologado.
Hoy, se estima que más del 80% de los chilenos no entiende lo que lee. Adivine usted en qué segmentos se concentran esas cifras, pese a nuestra cifra de “alfabetización” prácticamente universal. Hoy, los profesores corresponden a uno de los segmentos peor pagados, y más vulnerables de todo el espectro profesional.
Hoy, la educación sigue un modelo fabril, autoritario, impersonal y estandarizado, en el cual se logra día a día una de las proezas más impresionantes del ser humano: apagar el interés natural de los niños por aprender. Desde chicos, los acostumbramos a pensar mejor en la PSU, los seleccionamos, cruelmente segregando a quienes no entregarán “rendimiento” al colegio, a una edad en la que deberían estar preocupados de jugar, de aprender juntos, de ser niños.
Entonces, ¿por qué la educación? ¿Por qué debemos estar conscientes y comprometidos con el tema, informados y movilizados respecto a la educación que queremos para nuestro país?
Porque no tiene por qué ser así. La educación tiene un tremendo valor social que no se está reconociendo. Concibiéndola como un valor meramente individual (como un “bien de consumo») no haremos sino tropezarnos eternamente con la misma piedra. Los profesores son quienes tienen la labor de despertar en nuestros niños la curiosidad, las ganas de aprender, el interés por su mundo y sus semejantes. Son fundamentales para el futuro de nuestro país.
La escuela donde nos encontremos todos puede ser el espacio de intercambio de experiencias, de ideas; el catalizador de intereses y persecución de sueños. La escuela puede ser el espacio por excelencia donde los niños aprendan el valor de la diversidad, y el de la colaboración y reciprocidad.
La escuela donde nos encontremos todos puede ser el espacio de intercambio de experiencias, de ideas; el catalizador de intereses y persecución de sueños. La escuela puede ser el espacio por excelencia donde los niños aprendan el valor de la diversidad, y el de la colaboración y reciprocidad. El espacio donde, en lugar de generar burbujas y guetos, los niños aprendan a comprender los distintos mundos que coexisten en nuestro territorio, y a aceptarlos y entenderlos, en lugar de meramente tolerarlos.
En una escuela donde se reúnen todos los niños, independiente de condición u origen, y donde se respetan sus diferencias e individualidades, podemos ser testigos de algo verdaderamente magnífico. Los viejos prejuicios y categorías de pensamiento se derrumbarán de manera progresiva. Lo harán así también esas diferencias que nos dividen hoy desde el nacimiento. Esta igualdad no traerá “mismidad”, sino diversidad, porque un niño convencido de que sus sueños son legítimos, y de que debe –y puede- perseguirlos, será un individuo, un artista, y no un uniformado.
Por esto, no nos puede ser indiferente. Debemos hacernos cargo. Reflexionar y escuchar, particularmente a aquellas voces que hablan hoy con rabia y violencia, porque a sus cortos años ya están hartos, y porque no han conocido más que violencia por parte de esta sociedad. Si nos va a importar una sola cosa sobre el futuro de nuestro país, que sea cambiar la educación.
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Foto: Simon James / Licencia CC
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Hassoun
Muchachos, yo desde el viernes padsao Uso una Bicicleta ELECTRICA. esta compuesta por un motor montado sobre el eje de la rueda delantera, と 3 バッテリー 12 volts y 12 ampers. Tanto el viernes como hoy, me pararon para preguntarme Como era el sistema.Yo hoy me retrase por desviarme mal, y aun asi llegue9 temprano no lo podia creer. tengo un trayecto de 9 kilometros, y los hago con media carga de bateria pesando 110KG.., al llegar a la oficina (Banco hipotecario) subo las baterias y les doy otra carga para volver.. Intente de todo, subte, colectivo, ambos, auto hasta el subte y subte. pero nada. siempre demoras, siempre trafico.. Ahora ya estoy conforme.Un saludo, 感謝