Gracias a las movilizaciones de los estudiantes, por primera vez en más de 35 años, tenemos la posibilidad de debatir sobre nuestro sistema educativo. Tuvimos que tocar fondo y llegar a ostentar 5 impresentables récords para que recién el sistema político reaccionara:
i) Somos el segundo país con la mayor segregación escolar del mundo (los pobres estudian con los pobres y los ricos con los ricos).
ii) Somos el único país en el mundo que entrega recursos públicos a escuelas privadas (particulares subvencionadas) y permite que estas seleccionen alumnos, le cobren mensualidad a los padres y lucren.
iii) Somos el país que tiene mayor matrícula privada en educación superior en todo el planeta.
iv) Somos la nación en donde se registra mayor aporte de las familias en educación superior. De cada $100 que se gastan, las familias chilenas colocan $86, mientras que, por ejemplo en Dinamarca, solo deben gastar $3.
v) Chile es el país que cobra los aranceles más caros del mundo en educación superior.
¿Cómo fue posible que la educación chilena se transformara en este engendro?
La respuesta es obvia: este modelo educativo fue impuesto en dictadura, en donde se diseñó un esquema deliberado que consistió en traspasar las escuelas públicas a los municipios, inventar un sistema de financiamiento que consiste en una subvención por cada niño que asiste a clases y entregar todas las facilidades posibles para que se crearan escuelas y establecimientos de educación superior privados.
La idea era avanzar en el desafío de la cobertura, a través de la oferta privada, de tal forma de crear un lucrativo negocio y al mismo tiempo destruir la educación pública, ya que allí es el espacio por excelencia donde niños y niñas se transforman en ciudadanos conscientes, donde conviven con compañeros de distintos niveles socioeconómicos, donde se puede trascender el espacio individual y “pensar” un proyecto país, en síntesis, el lugar donde pierde lugar el “peso de la noche”.
De esta forma, y con el gentil auspicio de los gobiernos de la Concertación, que crearon dos nefastas leyes como son el Financiamiento Compartido en 1993 (las escuelas que reciben recursos públicos pueden cobrar mensualidad a los padres que matriculan a sus hijos) y el Crédito con Aval del Estado en 2005, el sistema educativo se transformó en un lucrativo negocio, desprovisto de sentido y en donde la educación es solo vista como una inversión y no como un derecho.
A las universidades estatales se les dejó de financiar, a las escuelas municipales se les dejó morir y a todo el resto se les permitió lucrar. Ese fue el alto precio que tuvimos que pagar para aumentar la cobertura. No se planificó, no se le preguntó a nadie. Nunca se hizo el cálculo básico de cuánto costaba la educación de un niño y cuántos recursos necesitaban las escuelas para entregar educación de calidad. Nunca se pensó que en cada comuna de Chile debía existir una oferta pública de establecimientos que aseguraran educación de calidad (aceptable, asequible, accesible y adaptable), sin seleccionar, sin cobrar a los padres, favoreciendo la inclusión.
Y ahora, luego de más de 3 meses de paros, tomas y movilizaciones, el Gobierno hace sus propuestas, pero no logra dejar a nadie conforme. ¿Por qué? No por intransigencia de los estudiantes, ni porque se quiera lograr en algunos meses lo que no se hizo en cuatro décadas, sino que simplemente porque aunque al mono lo vistan de seda, mono queda, y en la solución propuesta por el Gobierno no se quiere tocar los fundamentos del sistema, por mucho que se le maquille.
No se quiere recuperar el proyecto de educación pública que la mayoría de los países tiene, sino que se quiere dar respiración artificial al enfermo con la desmunicipalización. No se quiere amenazar la rentabilidad del negocio, ya que directa o indirectamente, políticos de ambos bandos tienen intereses vía propiedad directa de escuelas, universidades, CFT o IP o indirectamente con agencias, fundaciones u otras organizaciones que prestan servicios a las escuelas más vulnerables, aquellas que el Estado dejó morir.
Parece imposible que el Gobierno entregue una propuesta que sitúe a la Educación como un derecho, como un bien público universal que fortalece el alma de esta Nación, por ello las movilizaciones son tan importantes, por eso todos tenemos que transformarnos en estudiantes, aquellos que no defienden un negocio y por tanto son fieles a sus convicciones, aquellos que por un momento se dejan de preocupar de sí mismos y comienzan a mirar a la calle con esperanzas.
* Marco Kremerman / Investigador Fundación SOL
@lafundacionsol
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Foto: tutuwon / Licencia CC
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11 de enero
Uno de los puntos para comprender el actual estado de cosas, en la idea que Marx sigue vigente en su pensamiento, es por sobretodo que las desigualdades son, en esencia, la estructura que hace funcionar al sistema. En otras palabras, No es que el capitalismo pro si solo provoque, de modo casual, ciertas crisis, unas más pequeñas u otras más profundas, no son sino mecanismos de "ajuste o corrección" para resituar un sistema en constantes crisis y hacerlo “digerible y manejable”. Así las cosas, mi impresión es que, mirando lo ocurrido el 2008, con la crisis sub-prime y ahora la crisis del Euro no está haciendo otra cosa que despojar, de modo grosero y evidente, a los ciudadanos de derechos sociales, especialmente lo ocurrido en Europa y así mantener incólume la ganancia para el capital, con la complicidad de los Estados.
Tengo la idea, refutando del algún modo lo planteado por ti, el asunto de bajos sueldos, endeudamiento, etc., no tiene límite para el capital. ¡NO TIENE FECHA DE VENCIMIENTO! Dicho de otro modo: El capital no hará otra cosa que perfeccionar los mecanismos de extracción de la ganancia, no en la idea de “mejorar” la vida de los explotados, sino más bien quitarle presión a un buen negocio que hay que cuidar (a modo de ejemplo podemos mencionar el ingreso de la mujer al trabajo, hace ya varios años, como mano de obra más barata que el hombre).
Para aterrizarlo un poco a nuestra realidad, diría que es en esos momentos en que el capital necesita de corrientes políticas como la concertación y el reformismo del PC(que hoy se ha evidenciado mucho más que en otras épocas), para amortiguar y hacer como que cambia algunas cosas para que todo siga igual.
Entonces tengo la impresión que el gato (la elite), como planteas, nunca caerá en ese precipicio. Ahí me quedo en el prejuicio cultural que tengo arraigado desde que empecé a entender algo más de la sociedad en la que vivo, en donde las elites, a lo largo de la historia, en Chile y el mundo, nunca han perdido sus granjerías, su estatus, ni su poder de dominación como clase. Por ahora nunca la perderán.
¿Cómo le puedo pedir –de modo civilizado y humanitario- a un capitalista que reparta o deje de percibir su tasa de ganancia, si su ADN es la acumulación indiscriminada de bienes y capital a costa de la explotación?
El gran problema de fondo no es el capital y sus múltiples modos de explotación, sino más bien en que no existe aún un grupo social o político que contrarreste dicho poder y colusión global.
Como bien lo planteo Daniel Alcaino, en un medio radial, a propósito de su visita a la Fiesta de los Abrazos 2012. “La gente se cansa de ver como se transa, como se negocia con los dueños de Chile, por eso el descontento con la clase política, incluyendo a los comunistas. Camila Vallejo no debió negociar con el Gobierno pues se sabía de antemano que nada se conseguiría.” O como plantea Libertad y Desarrollo en uno de sus estudios, a propósito de la Educación y brecha de desigualdades: “La PSU ha fallado como una forma de disminuir las inequidades existentes al momento de acceder a la educación superior: año tras año, la brecha entre colegios municipales, particulares subvencionados y particulares pagados aumenta.” ¿Los administradores del modelo lo hicieron sin saberlo o buscaron profundizar la brecha social, como un modo de proteger a las elites?
Algo salpicada y poco estructurada mi opinión para entrar al tema planteado. Cifras más, cifras, menos; estadísticas más, estadísticas menos, concordamos eso sí… Si, se llama Explotación! ¡PURA Y DURA EXPLOTACIÓN! Lo malo es que no se ve, en el horizonte próximo, visos de cambio posible.
11 de enero
El monopolio del dinero es la base del sistema capitalista de privilegios.
"en el capitalismo industrial, probablemente, la importancia del latifundismo fue sobrepasada en importancia por el monopolio del dinero. Bajo esta última forma de privilegio, el otorgamiento de licencias a los bancos por el Estado, las exigencias de capitalización, y otras barreras de entrada al mercado permiten a los bancos cargar un precio de monopolio sobre las tasas de interés de los préstamos de forma usuraria. Así, se restringe el acceso del trabajo al capital, y este es forzado a rendir un tributo en forma de tasas de interés artificialmente altas". Kevin A. Carson.
http://www.mutualismo.org/2008/07/el-monopolio-del-dinero-traduccion-de-kevin-carson/
Quizás la solución sea más simple de lo que pensamos.
11 de enero
Uno de los puntos para comprender el actual estado de cosas, en la idea que Marx sigue vigente en su pensamiento, es por sobretodo que las desigualdades son, en esencia, la estructura que hace funcionar al sistema. En otras palabras, No es que el capitalismo pro si solo provoque, de modo casual, ciertas crisis, unas más pequeñas u otras más profundas, no son sino mecanismos de "ajuste o corrección" para resituar un sistema en constantes crisis y hacerlo “digerible y manejable”. Así las cosas, mi impresión es que, mirando lo ocurrido el 2008, con la crisis sub-prime y ahora la crisis del Euro no está haciendo otra cosa que despojar, de modo grosero y evidente, a los ciudadanos de derechos sociales, especialmente lo ocurrido en Europa y así mantener incólume la ganancia para el capital, con la complicidad de los Estados.
Tengo la idea, refutando del algún modo lo planteado por ti, el asunto de bajos sueldos, endeudamiento, etc., no tiene límite para el capital. ¡NO TIENE FECHA DE VENCIMIENTO! Dicho de otro modo: El capital no hará otra cosa que perfeccionar los mecanismos de extracción de la ganancia, no en la idea de “mejorar” la vida de los explotados, sino más bien quitarle presión a un buen negocio que hay que cuidar (a modo de ejemplo podemos mencionar el ingreso de la mujer al trabajo, hace ya varios años, como mano de obra más barata que el hombre).
Para aterrizarlo un poco a nuestra realidad, diría que es en esos momentos en que el capital necesita de corrientes políticas como la concertación y el reformismo del PC(que hoy se ha evidenciado mucho más que en otras épocas), para amortiguar y hacer como que cambia algunas cosas para que todo siga igual.
Entonces tengo la impresión que el gato (la elite), como planteas, nunca caerá en ese precipicio. Ahí me quedo en el prejuicio cultural que tengo arraigado desde que empecé a entender algo más de la sociedad en la que vivo, en donde las elites, a lo largo de la historia, en Chile y el mundo, nunca han perdido sus granjerías, su estatus, ni su poder de dominación como clase. Por ahora nunca la perderán.
¿Cómo le puedo pedir –de modo civilizado y humanitario- a un capitalista que reparta o deje de percibir su tasa de ganancia, si su ADN es la acumulación indiscriminada de bienes y capital a costa de la explotación?
El gran problema de fondo no es el capital y sus múltiples modos de explotación, sino más bien en que no existe aún un grupo social o político que contrarreste dicho poder y colusión global.
Como bien lo planteo Daniel Alcaino, en un medio radial, a propósito de su visita a la Fiesta de los Abrazos 2012. “La gente se cansa de ver como se transa, como se negocia con los dueños de Chile, por eso el descontento con la clase política, incluyendo a los comunistas. Camila Vallejo no debió negociar con el Gobierno pues se sabía de antemano que nada se conseguiría.” O como plantea Libertad y Desarrollo en uno de sus estudios, a propósito de la Educación y brecha de desigualdades: “La PSU ha fallado como una forma de disminuir las inequidades existentes al momento de acceder a la educación superior: año tras año, la brecha entre colegios municipales, particulares subvencionados y particulares pagados aumenta.” ¿Los administradores del modelo lo hicieron sin saberlo o buscaron profundizar la brecha social, como un modo de proteger a las elites?
Algo salpicada y poco estructurada mi opinión para entrar al tema planteado. Cifras más, cifras, menos; estadísticas más, estadísticas menos, concordamos eso sí… Si, se llama Explotación! ¡PURA Y DURA EXPLOTACIÓN! Lo malo es que no se ve, en el horizonte próximo, visos de cambio posible.
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11 de enero
El monopolio del dinero es la base del sistema capitalista de privilegios.
"en el capitalismo industrial, probablemente, la importancia del latifundismo fue sobrepasada en importancia por el monopolio del dinero. Bajo esta última forma de privilegio, el otorgamiento de licencias a los bancos por el Estado, las exigencias de capitalización, y otras barreras de entrada al mercado permiten a los bancos cargar un precio de monopolio sobre las tasas de interés de los préstamos de forma usuraria. Así, se restringe el acceso del trabajo al capital, y este es forzado a rendir un tributo en forma de tasas de interés artificialmente altas". Kevin A. Carson.
http://www.mutualismo.org/2008/07/el-monopolio-del-dinero-traduccion-de-kevin-carson/
Quizás la solución sea más simple de lo que pensamos.
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