Los candidatos a Alcaldes de la Concertación y el progresismo, deben tener como programa único y obligatorio en educación, la entrega de los establecimientos escolares a las autoridades nacionales.
También la nacionalización de la educación pública debe ser una de las principales banderas electorales de la candidata(o) de la Concertación y del candidato del progresismo a la Presidencia y desde hoy hasta la asunción de la nueva presidenta(e) se debe elaborar un diseño inteligente de su nueva modalidad de gestión.
De esta manera, el primer acto público de la/el Presidenta(e) al asumir en 2015 ha de ser firmar el decreto o la ley que nacionaliza la educación municipal. El día que ello ocurra recién se estará abriendo la posibilidad de fortalecer la educación pública en Chile y de constituirla nuevamente en el canal de movilidad social que fue entre 1922 y 1982.
También se estarán sentando las bases para que desaparezca un sistema que no sólo reproduce las desigualdades socieconómicas de origen, sino que además se ha vuelto un mecanismo de segregación social, a pesar de todos los esfuerzos realizados por sus docentes.
En efecto, no cabe la menor duda que los profesores y las profesoras de la educación básica municipal han realizado sostenidos esfuerzos por mejorar el logro de los aprendizajes de sus estudiantes, y lo han ido consiguiendo, pues los mayores avances en los puntajes del SIMCE en lenguaje ha sido el de sus estudiantes, y no dudamos que en uno o dos años, habrán mejorado también en matemáticas. En la educación media, sin embargo, los resultados se mantienen bajos. Es en este nivel educativo en donde el “efecto pares”, esto es, de la homogeneidad o heterogeneidad de los grupos de estudiantes, tiene un peso relevante.
En los liceos municipales territoriales solamente van jóvenes de las cercanías, mientras que los liceos emblemáticos concentran a jóvenes provenientes de todas las comunas, cuyas familias se autoseleccionan para entregar una mejor educación a sus hijos. La autoselección es un factor que pesa en los mejores resultados de aprendizaje que muestran los emblemáticos.
Por el contrario, como si el enclaustramiento territorial y la homogeneidad social fuesen poco, los liceos territoriales son los únicos que aceptan a los jóvenes infractores, -muchas veces por mandato judicial- sin que el SENAME entregue a los liceos recurso alguno para favorecer su rehabilitación.
Las municipalidades son, por definición, administradoras de la dimensión local. El foco de su acción es su territorio. El sentido opuesto de lo que debe ser un canal de movilidad social, que por definición debe sacar a los/las jóvenes de su contexto y “lanzarlos al mundo”. A una cultura que hoy es planetaria, y a mercados laborales que exigen competencias del siglo XXI: flexibilidad, comunicación, trabajo en equipo, incluso con personas de otros países y lenguas.
La municipalización era funcional a la mentalidad de las fuerzas armadas, en donde los oficiales tienen cierta procedencia social y las clases y soldados otras. Y también funcional al integrismo de grupos ultraconservadores católicos decisivamente influyentes en la dictadura, para los cuales, si bien todos somos hijos de Dios, no se deben mezclar “ciervos, osos o corderos…”. Esa mentalidad se opone completamente a los valores de la igualdad en los que se funda la democracia occidental desde las revoluciones americana y francesa en el siglo XVIII y que también son fundantes de nuestra democracia. Sacar a la educación pública del ámbito municipal es la más importante de las tareas pendientes de nuestra democracia. Y además, se la sacaría de la órbita de influencia de la más pequeña de las politiquerías, que tanto daño le ha hecho a su gestión por casi treinta años.
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