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“Me hice un viaje, profe”

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Cuando le pregunté al joven “¿por qué te cortaste los brazos?”, él me respondió “me hice un viaje, profe. Lo que pasa es que estaba sicosea’o, y quería puro salir de la volá, salir de ésta cana culiá… pa eso me hice los cortes….”. Lo que me explica luego es que al hacerse los cortes necesariamente lo tienen que trasladar a la enfermería del Centro Privativo de Libertad y, dependiendo de la gravedad de las heridas, es decir casi siempre, al hospital más cercano. Esto es “el viaje”: poder salir del encierro, la manera extrema como resuelve un joven de 15,16 o 17 años su condición de adolescente imputado o condenado, preso, sin alternativas de poder ver la calle. El viaje como el traslado, del dolor y la angustia permanente de un joven, a un tranquilizador momento de calma. Calma fugaz, como sus sonrisas.

En Centro de Internación Provisoria (CIP) o Centro de Régimen Cerrado (CRC) están todos y todas las jóvenes de Chile que a diario aparecen en noticiarios y prensa escrita por haber cometido un delito (robos en la mayoría de los casos, y/o también homicidios). La pregunta que me vengo haciendo desde que trabajo con ellos, hace poco más de 2 años, es ¿qué es posible hacer con ellos y ellas durante sus períodos de reclusión, que sea significativo, que los haga reflexionar, que se piensen a sí mismo desde la posibilidad y no de la exclusión? Son niños y niñas, adolescentes y jóvenes que no vivieron en un contexto familiar acogedor. Muchos de ellos y ellas no supieron cómo era jugar como niños, o ir al colegio como los otros niños. Por el contrario, tuvieron que ocupar su tiempo en acompañar a sus padres y/o adultos responsables a “trabajar”; o, desde que fueron “capaces” trabajaron para ser sostenedores del lugar donde les tocó vivir, llevando el sustento, la droga, etcétera. Luego, siendo niños aún cometieron sus primeros delitos, sin la plena consciencia de lo que significaba ¿o sí?  Se vistieron como se vestían los “fichones”, las modelos juveniles de la televisión, los futbolistas, sus ídolos musicales. Comenzaron a desear una vida de lujos, de excesos, para sustituir tantas carencias en sus vidas miserables: la ropa y las zapatillas más caras. Para eso roban, por eso han matado.

¿Qué hacer por ellos? ¿Qué hacer con y para ellos? ¿Qué capacidad ha tenido el Estado de brindarles alternativas de inclusión, de rehabilitación, de resocialización, manteniéndolos en Centros Privativos de Libertad, administrados por Sename, en los cuales aun los profesionales (educadores de trato directo) mantienen la lógica de trato conductista (“te portas bien, te doy esto o lo otro; si no, te castigo”)? ¿Han funcionado éstas políticas? Claramente no. Se les ha fallado.

La principal de todas las causas de esta realidad es  que aún hoy las autoridades no entienden el problema, y no apuestan con la fuerza y convicción que se necesita para resolver el tema de la desigualdad, de la exclusión social a través de políticas educativas que no sigan marginando a niños y adolescentes. Políticas educacionales que, al interior de estos Centro Privativos de Libertad, logren efectivamente potenciar las capacidades, los recursos que cada uno de ellos y ellas trae consigo. Es a partir de esta mirada desde donde he evidenciado que a los y las jóvenes de un CIP o un CRC les hace sentido integrarse a una actividad educativa, a trabajar un curriculum: es a partir del reconocimiento de su trayectoria de vida educativa, y del fortalecimiento de sus habilidades trabajando un mapa de oportunidades que les favorezca el egreso y las distintas posibilidades de reinserción.

Si se continúa pensando e implementando programas para Centros Privativos de Libertad en los que el acento esté en el perfil delictivo y de peligrosidad de niños, adolescentes y jóvenes, y no se piensan estos espacios como centros educativos, en los cuales se resignifiquen sus experiencias de vida, relevando sus potencialidades, dando espacio y protagonismo a sus propias iniciativas, integrándolas  en el curriculum educativo, se seguirá repitiendo el modelo de exclusión desde donde vienen y que ha  que permitido que se dieran las condiciones para que aprendieran conductas delictuales. Son niños y niñas, adolescentes y jóvenes antes que delincuentes: necesitan jugar, sentir afecto, conocer el mundo, adquirir herramientas para tener un comportamiento más asertivo. Necesitan creer en las personas y en ellos. A gritos, literalmente hablando, exigen ser escuchados con respeto. Necesitan tener una educación inclusiva, que estimule procesos cognitivos, de pensamiento creativo, que les haga participar de contextos grupales con opinión, con respeto, con visiones con propuestas.

¿Se puede? ¿Se ha intentado algo al respecto? Sé. Desde hace muy poco se está implementando un modelo piloto de intervención que apunta en esta dirección: pensar estos centros privativos de libertad como centros educativos. Coronel, Limache y La Serena están en ésta enorme tarea. Hay que innovar en las iniciativas, pensando además que cada centro tiene sus propias características, de población, de infraestructura, de historia. Ese es un comienzo.

 

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Rodrigo Herrera

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5 Comentarios

Vale Acuña Ramírez

Que bien refleja la realidad lo que escribes,
y siento que hay algo esencial en ello, y es que el modelo los ve como delincuentes o infractores, en los centros los tratan de esa manera, por lo que ellos se construyen como tales, se piensan y se significan como delincuentes, quitando así toda posibilidad de que se puedan pensarse a si mismos como personas que cometieron un error… la sociedad, los modelos, con sus etiquetas los condenan a un circulo… y es lo que se puede ver con los adultos, que algunos, ya no ven otra posibilidad…
Pienso siempre, que el lenguaje construye realidades y también las destruye…
Bienvenidas, y ojalá compartidas sean todas las iniciativas y nuevos modelos (que no intenten «modelar»)… donde la oportunidad sea sincera, y no condicionada…

Gracias por la reflexión,

@albahaquiana

    RodrigoHerrera

    RodrigoHerrera

    Hola Vale. Antes que nada, muchas gracias por tu comentario.Pienso que desgraciadamente el modelo económico aplasta todo,excluye al sector más débil.Y ahí fallamos tod@s, por que éstos jóvenes la mayoría de las veces no tuvieron otra posibilidad (con las herramientas que cuentan) que hacerse un espacio y validarse desde la delincuencia (que para ellos es un trabajo).
    Gracias a tí.

    Jorge Ansaldo Hill

    Desde mi experiencia personal de vida el «rescate debe ser en los primeros años de vida. Debido a que quede huérfano de padres a muy temprana edad, mis hermanos mayores- inteligentemente- me ingresaron a una escuela hogar con régimen de internado. Allí encontré en mis profesores las figuras paterna y materna, me dieron amor, me inculcaron responsabilidad, respeto por el prójimo. Sabían como encauzar los conflictos entre pares, nos hicieron sentir personas y sobre todo- niños-. Con amor y recursos económicos es factible rescatar a miles de niños en situación de abandono que pueden ser personas útiles a la sociedad y, por sobre todo, a ellos mismos.

miguel moya parra

Creo que tienes razón, pero te digo por experiencia ya que trabaje al rededor de 10 años en un centro privativo de libertad ,antiguos COD-CERECO, y te diré que hace falta un real compromiso de los Directores , profesionales y educadores con los jóvenes , no puede ser que estos se dediquen todo el día a ver películas en las horas de clases de computación, solo los usan para jugar ,hasta relaciones sexuales tienen con las adolescentes internadas donde han quedado jóvenes embarazadas acrecentando su miseria , estas y otras situaciones ocurren en el interior de estos centros pero a nadie le interesa , lo que les importa es tener a los jóvenes encerrados y que no creen problemas que puedan salir en la prensa. Ademas la mayoría de estos jóvenes han pasado por centros de menores administrados por sename y sabes que son enviados a estos por orden de los tribunales de familia cuando los padres no están en condiciones de tenerlos ,pero que hace el personal de sename cuando los niños causan problemas le abren la puerta y los echan , después informan que se fugaron. Todo lo que te narro es verdad ya que trabajo en gendarmeria y en este momento realizo mi labor en una cárcel y ADIVINA QUIENES ESTÁN HAY LA GRAN MAYORÍA DE ELLOS y ¿ SENAME ?

    RodrigoHerrera

    RodrigoHerrera

    Lo que dices es verdad. Existe mucha vulneración, en muchos ámbitos. Por ejemplo:Derechos laborales de uds los funcionarios;jornadas laborales de encargados de trato directo extenuantes; no tienen jrnadas de autocuidado,etc. Pero aquí mi mirada va en tratar de mirar la situación de éstos niñ@s,jóvenes y adolescentes, en relación a su educación, sus posibilidades en el egreso, etc. Sename tiene que reformularse, es urgente.

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