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Libertad de asociación, la deuda del Movimiento Estudiantil

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La libertad de asociación es un derecho humano reconocido por más de 100 años como una prolongación de las libertades de pensamiento, expresión y reunión; consagrado no sólo por la Constitución Chilena, sino también por diversos tratados internacionales sobre derechos fundamentales, incluyendo la Declaración Universal de Derechos Humanos.

En nuestro país, este derecho es cuidadosamente respetado en todos los espacios de la vida nacional. Juntas de vecinos, clubes deportivos, asociaciones gremiales, sindicatos y todas las demás formas de organización social entregan a cada persona la decisión de afiliarse o desafiliarse libremente de ellas. Sin embargo, aún tenemos un espacio en que esta decisión personal no existe y la libertad de asociación es abiertamente vulnerada: la organización estudiantil.

Hasta el día de hoy, a ningún estudiante se le ha preguntado si quiere o no formar parte de alguna organización para hacerse representar por ella. Las Federaciones de Estudiantes dicen hablar por todos y cada uno de los estudiantes de sus casas de estudio, cuando la verdad es que a ellos no les queda otra alternativa que verse obligatoria y forzosamente representados por éstas.

A nivel universitario, hemos caído en un severo dogmatismo demagógico que nos ha impedido, hasta ahora, analizar desde la razón y de manera crítica un sinnúmero de elementos que hemos tenido por dados, los cuales nos han sido presentados como ciertos e incuestionables. ¡Y no hay peor lugar para la letargia intelectual que la universidad!

Si analizamos la realidad nos encontramos con que, además de niveles de participación preocupantemente bajos, la generalidad de las organizaciones estudiantiles cuentan con sistemas democráticos que presentan vicios y que son escasamente representativos. Y no es de extrañarnos, ya que no existe incentivo alguno en hacer esfuerzos por mejorar los sistemas democráticos cuando los estudiantes de todos modos están obligados a asumirse representados.

A nivel universitario, hemos caído en un severo dogmatismo demagógico que nos ha impedido, hasta ahora, analizar desde la razón y de manera crítica un sinnúmero de elementos que hemos tenido por dados, los cuales nos han sido presentados como ciertos e incuestionables. ¡Y no hay peor lugar para la letargia intelectual que la universidad!

Hoy más que nunca necesitamos hacernos parte del debate estudiantil y refrescarlo con una nueva visión más amplia, crítica y constructiva.  Si vamos a hablar de democratización en las universidades hagámoslo en serio y partamos por casa. De nosotros depende despertar intelectualmente cada vez a más estudiantes para que reclamen mayores garantías de participación en sus espacios, más representatividad y transparencia en los sistemas de tomas de decisiones y la posibilidad efectiva de decidir personalmente si hacerse representar o no en las instancias de organización estudiantil.

Sólo así podremos avanzar, en conjunto, en pos de un movimiento estudiantil capaz de representar de manera sincera y efectiva a los estudiantes de nuestro país.

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Alexandro Cea

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3 Comentarios

marco gac

El autor podría haber enumerado algunos de esos «vicios»; puesto ejemplos concretos y entregado propuestas para mejorar «la representación», así no pensarían los mal pensados de siempre, los que ven conspiraciones por todos lados, que lo único que pretende Alexandro, es descalificar al movimiento estudiantil.

    Alexandro Cea

    Alexandro Cea

    No era el centro de la columna enumerar los vicios por eso solamente quedó enunciada esa idea. Pero te dejo algunos ejemplos concretos de mi propia universidad, la PUCV:

    – Ultimo paro decidido mediante sistema de votación arreglado, aun cuando mayoría de estudiantes y mayoría de carreras votó en contra. (http://www.equidadpucv.cl/?p=6802)

    – Prohibición de decidir mediante plebiscito cualquier forma de movilización como marchas, paros, tomas (evitando transparentar verdadero apoyo).

    – Peso del voto de estudiantes de ciertas carreras pesan mas de 80 veces más que el voto de otras carreras.

    – Ausencia de TRICEL permanente e independiente que vele por legitimidad de votaciones.

    – Quorum de votación en asambleas que puede ser del 0% (basta el voto del presidente del centro de alumnos para considerar válida la votación de una carrera).

    – Más de 9.000 estudiantes (de un total de 13.800) ni se molestaron en votar por la mesa ejecutiva de la federación en la ultima elección.

    …y la lista sigue…

    Tanto la representatividad de los dirigentes, como la legitimidad y el respaldo de las decisiones y formas de movilización se ponen en seria duda en una realidad tan crítica como ésta.

    Respecto de las propuestas para mejorarlo, puedes revisar nuestras publicaciones como Centro de Estudios, ya que estamos precisamente elaborando un conjunto de garantías mínimas para la democratización de la federación de estudiantes.

    Pero la mas importante es la que menciono en esta columna: LIBERTAD DE ASOCIACIÓN EFECTIVA. NADIE PUEDE SER OBLIGADO A SER REPRESENTADO POR UN CENTRO DE ALUMNOS O FEDERACIÓN. Restituyendo este poder a los estudiantes se destruye tal poder monopólico, permitiendo a las bases exigir verdadera representatividad.

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