Desde una mirada de justicia social, es valioso que los padres, madres y apoderadxs quieran participar en la toma de decisiones sobre una actividad muy influyente en la vida fuera del aula: las tareas para la casa o los deberes escolares. Uno de los principios de justicia social que defendemos es la participación de todxs en la toma de decisiones sobre asuntos que les afectan o afectarán. En este sentido, abogamos por una participación al menos tripartita de profesorxs; estudiantes; padres, madres y apoderadxs.
En primer lugar, creemos importante defender que este movimiento nacional e internacional no debe ser visto como una intromisión en la vida de la escuela. Nosotros lo interpretamos como un llamado ciudadano hacia una mayor participación en la toma de decisiones sobre el proceso de aprendizaje. ¿Son lxs profesores y lxs profesionales los únicos que deben tomar estas decisiones? Creemos que no, pues lxs afectadxs no son solo ellxs, sino también lxs estudiantes y las familias.Invitamos a que los centros educativos se abran a que la comunidad participe en las decisiones pedagógicas que, tradicionalmente se cree, deben someterse al único criterio del profesorado o de los profesionales. Las decisiones que se toman con participación, son mejor recibidas.
Parte del movimiento nacional o internacional es de la idea de legislar a nivel de parlamento sobre el asunto. Nuestra postura es que imponer cambios mediante fuerza de ley en los centros educativos, que atienden situaciones tan diversas y a estudiantes y familias con diferentes necesidades, puede crear otras situaciones injustas no previstas. Si se prohibiesen o limitasen las tareas esto quitaría el poder a la comunidad educativa de tomar una decisión en función de las necesidades de aprendizaje e intereses de los involucrados. Pensamos que las tareas no deben articularse desde un marco legal rígido, sino que han de ser consideradas como una herramienta flexible y dinámica dentro del marco participativo y dialógico de una relación escuela-familia sana.
Como propuesta de marco para alcanzar una solución justa invitamos a crear procesos dialógicos y deliberativos con participación de todxs los afectados. Invitamos a que los centros educativos se abran a que la comunidad participe en las decisiones pedagógicas que, tradicionalmente se cree, deben someterse al único criterio del profesorado o de los profesionales. Las decisiones que se toman con participación son mejor recibidas y con mayor probabilidad interpretadas como justas.
Nuestra invitación es a plantear directamente las cuestión de las tareas y deberes a los centros educativos y a los profesores. Creemos que puede usarse como oportunidad para reclamar una mayor participación de las familias en la toma de decisiones sobre el proceso de aprendizaje. Pensamos que de esta forma se podría fortalecer el nexo familia-escuela y robustecer el vínculo del centro con la comunidad. Desde nuestro punto de vista, tiene más sentido que padres y estudiantes dialoguen con lxs profesorxs y lxs profesionales de la educación, quienes están directamente relacionados con esta práctica, e intenten negociar y llegar a un consenso, que seguro será enriquecedor para todas las partes. Esto implica que las escuelas y liceos generen estos espacios de diálogo, que a veces están ausentes.
Algo con lo que estamos completamente de acuerdo es erradicar las interminables tareas de repetición. En las declaraciones de algunos actores se aprecia una concepción de la tarea como reforzamiento. Desde nuestro punto de vista, concebir la tarea fuera o dentro del aula solo como reforzamiento le subyace un concepto muy obsoleto de aprendizaje por repetición.
Creemos en un proceso educativo que prepare a los estudiantes para asumir la complejidad del mundo en que vivimos y que promueva la autonomía, la empatía por lxs otrxs, el deseo por descubrir e investigar, que desafíe sus capacidades creativas, el disfrute del proceso no solo del logro, que desarrolle su consciencia política desde una visión de justicia social, y que considere los intereses de los protagonistas.
Sin duda lxs niños continuarán aprendiendo fuera de las aulas, con tareas o sin tareas. Creemos que el movimiento acierta cuando defienden la perspectiva del niño frente a la perspectiva del adulto. Y consideramos que es justa la demanda de limitar la colonización que hace la escuela del aprendizaje y del tiempo de vida fuera del centro. Invitamos a dejar a un lado los miedos al diálogo y al conflicto y a abrirse a discutir estas cuestiones entre los protagonistas.
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