Últimamente hemos sido testigos que en este regreso masivo a clases se ha detonado una serie de denuncias sobre violencia escolar, tanto física, psicológica y además numerosos casos de cyberbullying. ¿Pero por que de pronto? ¿Tanto, tan seguido y en distintas comunas del país?
1-No hubo espacios para conversar de la Pandemia y lo que nos provocó
Tan repentino como se interrumpieron las clases , un día 13 de marzo de 2020, se reanudaron las clases un 2 de marzo del 2022.
No hubo una cantidad de semanas de marcha blanca, no hubo días con actividades de esparcimiento donde los niños se pudieran divertir y los estudiantes de media pudieran conversar. Saber que pasaron, saber que sufrieron, a quienes perdieron y como ahora protegemos la presencialidad, fomentamos la empatía y el preocuparse por el otro.
2-Los Colegios no cuentan con la cantidad de psicólogos necesarios.
Durante toda mi vida escolar vi que el psicólogo y el psicopedagogo vivían encerrados en una oficina, sin compartir con quienes no necesitaban de sus servicios.
En parte los entiendo, yo soy un profesor para 40 alumnos, ellos son un psicólogo para 2 mil estudiantes.
Deberían desembolsarse fondos públicos para los colegios municipales y fondos privados de los sostenedores para contratar un equipo de psicólogos que oriente a los docentes encargados del equipo de convivencia escolar. No basta con un profesional por colegio. Necesitamos múltiples, pero por tacañeria de los colegios, y sostenedores, así como falta de fondos públicos.
3-No existió capacitación sobre como enfrentar un retorno a clases.
Durante los últimos meses del año anterior, se debieron abandonar las clases online para preparar un retorno diferente a un inicio de clases tradicional.
Pero no, se hizo un retorno a clases completamente común y ordinario, sin implementaciones especiales, incluso sin aforos en salas.
Si hubiésemos estado gobernados por un gobierno diferente, la pandemia habría sido la oportunidad para cambiar la educación en sala, era la ocasión perfecta para reducir la cantidad de alumnos por sala, hacer muchos más cursos, construir más salas para menos estudiantes.
¿Cual era la barrera? que eso requería muchos recursos económicos, y tanto el estado como los dueños de los colegios no estaban dispuestos a desembolsar aquella cantidad de dinero.
Pero no, en vez de eso se optó por tener a los profesores haciendo clases presenciales y a un profesor pendiente de alumnos en sus casas y en la sala. Perjudicando a los niños en sus casas cuando el profesor se preocupaba de los niños en sala y perjudicando a los niños en sala cuando el profesor se preocupaba de los niños en sus salas.
No hubo una cantidad de semanas de marcha blanca, no hubo días con actividades de esparcimiento donde los niños se pudieran divertir y los estudiantes de media pudieran conversar
Recordado es aquel audio de una profesora de un exclusivo colegio de la capital, quién de manera muy original se refería a las complicaciones e imposibilidades de esta clase de carreras.
Si eso era en un colegio del sector oriente ¿que quedaba para el resto de los colegios comunes y corrientes?
¿Nos faltan profesores ? No
¿Nos faltan psicólogos? No
¿Nos faltan salas para reducir la cantidad de niños por sala? Si
¿Nos falta plata para construir salas? No, pero quienes pueden hacerlo no quieren puesto que implica gasto.
¿Nos falta dinero para contratar a un equipo de psicólogos que gestione capacitaciones tanto para Padres como para Docentes sobre como enfrentar y entender la mentalidad del niño/adolescente en pandemia? No, pero no hay voluntad de hacer algo así porque sigue bastando un Psicólogo u Orientador por colegio.
4- Falta de Supervisión de los padres con respecto a las actividades de sus hijos en redes sociales.
Pertenezco a una generación que fue criada por el bloque infantil de la televisión chilena, el Club de los Tigritos, Zoolo TV, donde se transmitía anime y series que algunos consideraban violentas, pero que me sembraron valores.
Hoy los niños ya no ven televisión con la frecuencia de antes, es más, me atrevería a decir que ya no ven televisión. Los estímulos musicales que reciben están lejos de ser el Axé o la Mayonesa ni American Sound.
No hay un trabajo de mediación para que el estudiante sea capaz de asimilar que no hay necesariamente que tener armas como para poder ostentar poder y que no todo en la vida es fiestas, alcohol y fumar excentricidades.
Se da una paradoja puesto que los padres compartieron más de un año y medio con sus hijos, pero no todos los padres se comunicaron con sus hijos ni mediaron la pandemia, puesto que tampoco hubo consejos desde el gobierno para enfrentar la crisis psicológicas.
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