La escuela de hoy no responde a los intereses de los niños. Es aburrida, homogeneizante, punitiva y principalmente, responde a un mundo que se quedó en el siglo pasado. El curriculum instalado, en este país, busca resultados y la vida son emociones envueltas en procesos que debieran superar el asignaturismo.
La escuela de hoy no responde a los intereses de los niños. Es aburrida, homogeneizante, punitiva y principalmente, responde a un mundo que se quedó en el siglo pasado. El curriculum instalado, en este país, busca resultados y la vida son emociones envueltas en procesos que debieran superar el asignaturismo.
La escuela de hoy está preocupada de que cada niño o niña y jóvenes obtengan “buenos resultados” en base a la memorización de contenidos, fundamentalmente, más que el sentido de lo aprendido. Hoy en las escuelas y en los liceos “la cola mueve al perro”. Es decir, las pruebas nacionales, Simce y PSU, mueven al curriculum. Como muestra de ésta situación, en las escuelas y liceos, se les dedica dos o tres meses, en períodos previos a realizar “ensayos” para esas pruebas.
Dicho en otras palabras, desde la Escuela Internado G -35 de Visviri de la Región de Arica y Parinacota hasta la escuela F-50 de Villa las Estrellas de la Región de Magallanes y la Antártica de Chile, tienen el mismo curriculum diseñado, planificado, organizado, administrado, controlado y medido por el nivel central. Es más, compiten de la misma manera, en el Simce, como si las 15 regiones, 54 provincias y 345 comunas fueran idénticas. Y si quisiéramos complementar el diagnóstico diríamos que el curriculum imperante está basado en objetivos, en donde las bases institucionales son los contenidos y sus paredes refractarias son el conductismo y la memoria de corto plazo.
Para no sobre ideologizar este análisis, esto ha acontecido en los últimos 50 años y se ha agudizado en los últimos 16 años (desde la aplicación del SIMCE).
El tema es que hoy estamos en el siglo XXI, en el cual los niños tienen múltiples formas y maneras de acceder a la información y al conocimiento. No solo la escuela forma o deforma. Los niños de hoy son hiperactivos, hipertextos y triple pantallas. Es decir, tienen variadas y simultáneas plataformas interactivas para aprender, en donde el motor de sus acciones de aprendizajes es la emoción. En pocas palabras, existen diversos ambientes de aprendizajes, en los cuales los niños y jóvenes pueden desarrollar sus habilidades y competencias.
Si tenemos dudas o desconocemos el desarrollo neuronal de los niños, sus maneras simultáneas de aprender, es cosa de mirar a nuestros hijos, a los nietos o a los niños de menos de 10 años que pululan por las casas o por la calles, con alguna pantalla interactiva o algún videojuego .
Hoy más que memorizarlo todo… los niños deberían saber observar; buscar; seleccionar; ordenar; relacionar; comparar; analizar; concluir; opinar; proponer; elaborar y desarrollar todas aquellas habilidades y competencias queden sentido a la era en que estamos viviendo.
La escuela de hoy debe emocionar, atraer, reencantar, entretener, acompañar y orientar a los niños, tratando de ser mínimamente invasivos, para que estos puedan desarrollar la maravillosa aventura de aprender por si mismos.
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