Fuera de las distintas discusiones que se pueden librar sobre la reforma educacional en curso, como la necesaria inclusión en ella de distintos actores sociales que son parte del proceso educativo, hay dos pilares que han suscitado un gran debate político y mediático. Estos son el fin de la selección y el copago, que han provocado una álgida resistencia de la derecha y el surgimiento de organizaciones satélites como la CONFEPA para canalizar este rechazo, así como una campaña de desinformación bastante fuerte respecto de estos puntos.
Uno de los argumentos falaces con los que la derecha ha intentado desinformar a la ciudadanía es que la reforma atenta contra la libertad de elegir, cuando busca todo lo contrario. En nuestro sistema educacional actual sí que se atenta contra la libertad de elegir. Primero, el copago realiza una selección socioeconómica ya que el establecimiento que eligen los padres para sus hijos está determinado según la capacidad de pago de ellos y, segundo, la selección es un proceso en el que el establecimiento elige a qué estudiantes educar, a través de pruebas de selección y/o requisitos.
Cuando hacemos un diagnóstico de los problemas de la sociedad chilena, tanto internamente como externamente, se han señalado los grandes índices de desigualdad en la sociedad, desigualdad que produce inevitablemente una gran segregación. Por lo tanto, la derecha ha centrado su lucha en mantener la segregación social existente en el país en el proceso educativo.
De igual manera se ha señalado que esta reforma atenta contra la noción de mérito en el sistema educacional, sin duda uno de los argumentos más bajos de la derecha, porque no se puede entender el ingreso a determinado establecimiento como un premio al desempeño escolar. Este mérito, tan relativo, debe ser premiado a través de distintos mecanismos, como por ejemplo facilidades de ingreso a las universidades para los estudiantes de mejor rendimiento en sus establecimientos. Iniciativas como el ranking van en esa dirección y deben ser perfeccionadas y profundizadas.
Esta reforma, además, asegura un mayor financiamiento a la mayoría de los establecimientos y no afecta la situación de los colegios particular subvencionados con un copago alto, pues el aporte por estudiante no disminuirá.
Esta reforma, además, asegura un mayor financiamiento a la mayoría de los establecimientos y no afecta la situación de los colegios particular subvencionados con un copago alto, pues el aporte por estudiante no disminuirá
Pareciera ser que el principal punto discordante que asusta a la derecha es el fin al lucro en la educación. O sea, más que hacer política se han dedicado a defender con uñas, dientes y prensa intereses individuales y corporativos. O sea, se oponen a que los excedentes sean reinvertidos en el proceso educativo generando así mejor infraestructura, sueldos a los profesores, etcétera. Y para ello han generado, para variar, una campaña del terror para desacreditar estos pilares.
Si la derecha pudiese elevar su discusión política y estuviera realmente preocupada en generar un sistema educativo de mayor calidad, estaría discutiendo el financiamiento de la educación pública, los planes educativos, etcétera, y no defendiendo el lucro con recursos públicos y con el esfuerzo de las familias chilenas, la segregación en el sistema escolar y de seleccionar a niños desde pequeños entre buenos y malos.
Por último, señalar que la selección no tiene nada que ver con la calidad de la educación es no entender el proceso de los sistemas educativos más exitosos del mundo; no comprender qué parte fundamental del aprendizaje es también aprender de los demás y enseñar a los demás en la diversidad.
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