No es sustancialmente impresionante que el experto en educación, Harald Beyer, sea el nuevo ministro de esta área. En primer lugar, porque desde un comienzo, participó del selecto – y desaparecido- grupo de profesionales “Tantauco”, que generó las ideas y propuestas para el actual Gobierno. Y en segundo lugar, porque recientemente había sido convocado por el saliente ministro Felipe Bulnes y el mismísimo Presidente, para formar una comisión de expertos que resolvieran temas como el endeudamiento de las familias; cuyos primeros resultados debieran estar en el mes de enero de 2012.
No obstante, lo que llama profundamente la atención, es la apuesta del actual Gobierno, colocando a esta “ficha” en el tablero del conflicto de la educación. No es un misterio que esta cartera se caracteriza por ser siempre una trinchera en la que debiera ir un personaje político, con manejo de situaciones conflictivas y alta capacidad de resolución. El Presidente, entendió esto desde el día uno, colocando al candidato presidencial de la UDI en la primera línea de fuego, lo que para algunos significó un “salvavidas de plomo” para su carrera política, que en menor y mayor medida se cumplió.
Con la salida de Joaquín Lavín, el abogado y otrora ministro de Justicia, Felipe Bulnes, con un excelente desempeño en su cartera, pasa al campo minado de Educación. Además, atrás de él – o más bien adelante- entraron al tablero los señores Andrés Chadwick y Pablo Longueira, precedidos de una gran trayectoria política, haciendo el punto de inflexión entre el primer gabinete de gerentes al gabinete político del presidente Piñera. Ello hizo prever una forma diferente de enfrentar los problemas. Sin embargo, y hay que decirlo con todas sus letras, la complejidad y el sorpresivo apoyo de la ciudadanía a las demandas que los estudiantes enarbolaron, produjo bastantes complicaciones, las que terminaron por agotar al tataranieto del ex presidente de Chile Manuel Bulnes.
Sin embargo, hoy tenemos un giro en 180°, en el que Harald Beyer, asumirá un rol tremendamente importante, del que dependerán muchas cosas. Dentro de ellas, generar un alza en las encuestas, que catapultan al señor Piñera a solo un 23% de aprobación (Encuesta CEP diciembre 2011) y 64% de rechazo a su gestión, ubicándolo dentro de la historia como el peor presidente de Chile en veinte años de democracia.
Sebastián Piñera es impredecible y asertivo a la hora de las especulaciones, pero me permito dudar de su actual jugada, puesto que hay dos factores obvios que no están siendo analizando debidamente.
Sentimiento de derrota generalizada
Para gran parte de los actores políticos y los estudiantes de los planteles del Cruch hay una sensación generalizada de derrota en torno a las demandas que el movimiento estudiantil se planteó como objetivos, dentro de ellas, la más popular, educación gratuita. La dura posición del ministro Bulnes – sin duda un acierto de Piñera- entrampó a los estudiantes, que mutuamente se aniquilaron por egos personales, más o menos posicionamiento político y el socavo constante hacia los partidos políticos (PC y Concertación), cuyo desenlace fue la radicalización de las demandas, posturas más severas y nula posibilidad de llegar a acuerdo con el Parlamento y menos con el Ejecutivo.
El fenómeno de las ultras
Quizás muchos pensaron que las ultras izquierdas estaban desaparecidas y se habían hecho polvo junto con libros viejos de pensamiento marxista. Sin embargo, los que estamos en las universidades sabemos que no es así. Es más, el personaje más importante del año para el diario inglés The Guardian – y sin duda personaje del año para nuestro país-, Camila Vallejo, perdió la Fech ante Gabriel Boric, cuya postura está mucho más a la izquierda que la líder de la JJCC en la Universidad de Chile. Y en la Usach, algo similar está pasando; aunque aún no se sabe el resultado final, la lista que representa una ultra -incluso- más a la izquierda que Boric, salió segunda en votación en primera vuelta -fenómeno extraño ante votantes más de centro izquierda- y está posicionada para ganar la federación. Las elecciones en regiones representan la misma realidad.
Ante los fenómenos de estudiantes descontentos y con representantes -dirigentes- menos dados al diálogo y al consenso, ¿cómo pretenderá un “técnico”, negociar las demandas que se tejan en el 2012? ¿O no habrá negociación? -Sin contar a los demás gremios relacionados que también reclamarán su trozo de torta-.
¿Acaso, el Gobierno tiene la esperanza de que no pasará nada con los estudiantes el 2012, o que será de menor intensidad? Porque esta misma premisa errónea fue la que le hizo al Presidente perder todo su capital político ganado después del rescate de los 33 mineros.
Puede que el Presidente esté “toreando” a los estudiantes, poniendo en infantería a un soldado sin armas, indefenso ante una manada sedienta de reformas. Y que esta expresión no se entienda como un menoscabo hacia la intelectualidad del señor Beyer, sino que apunte hacia la nula experiencia política que tiene en un ministerio que se enfrenta siempre a nudos gordianos.
Ante tantas interrogantes, una vez más el Presidente nos sorprende por sus jugadas fuera de sitio, de las que solo se puede ser espectador. Lo que sí es claro es que la especulación puede servir mucho en la bolsa, pero cuando tratamos políticas públicas que debieran ser de Estado – o sea, a un largo plazo- uno esperaría más seriedad y resolución en, por ejemplo, los constantes cambios de gabinete que no hacen más que desprestigiar la imagen de la Coalición por el Cambio a la hora de gobernar.
Don Harald Beyer, le ha dicho a los medios de comunicación y a la ciudadanía toda, que por ningún motivo cree ni quiere educación gratuita para la educación superior universitaria. Un ministro que se funda en la negación a una demanda central del actual movimiento estudiantil, y además, un intelectual de conocida postura neoliberal en torno al sistema de educación, ¿no será más bien una jugada arriesgada para un Gobierno que está haciendo historia por lo mal que lo hace?
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Corregido, Fabián 😉
victorg.
El sistema de educación superior “gratuito” (si es que se puede calificar así al nivel mas costoso de enseñanza, financiado vía impuestos pagados forzosamente por la sociedad, haga o no uso del servicio),crea una creciente demanda en parte artificial y en parte por necesidad o meritos reales, lo que deriva en una inflación de costos , lo que se acentúa por la expansión de la demanda en aquellas especialidades que generan mas ingresos(que son las mas caras), y , por lo mismo , en fuertes presiones para aumentar el gasto. Puesto que las alternativas para la diversificación, vía privatización parcial, son resistidas (lo mismo ocurre con las que buscan una y otra vez aumentar los impuestos para que un sector beneficie a otro) y dado que las distintas necesidades sociales exigen un adecuado balance fiscal, el sistema exige, ante el sub financiamiento que podría atentar contra la calidad, restringir la oferta.
Esta situación acentúa un proceso por el cual solo una pequeña parte puede acceder al sistema, la que esta representada, en su mayoría, por los sectores de mayor capital cultural y/o social, los quintiles mas ricos. Es por eso que la ES gratuita latinoamericana y parte importante de la europea se caracteriza por un acentuado elitismo. Por lo mismo, la literatura especializada ha llamado la atención sobre el carácter regresivo del gasto en esta área. De mas esta decir que si se aplicase la gratuidad hoy «el 10% más pobre recibiría el 3% del gasto en dicho subsidio y el 10% más rico el 24% del gasto» (curiosamente esta afirmación es de Sanhueza y Corvalán, 2011, quienes pretendían demostrar que » La educación superior gratuita no es una política regresiva»).
Lo anterior ocurre con independencia o a pesar de que el estudiante provenga originalmente de los sectores más pobres, puesto que una vez egresado, en general, percibirá ingresos que multiplicaran los obtenidos por su familia o por el mismo si no hubiese optado por continuar sus estudios (igual ocurre el fenómeno de que “los mas pobres subsidian al (“nuevo”) rico”) (Mizala,2011).
Ahora bien existen sistemas “menos elitistas” (el sistema de ingreso es abierto, sin barreras de acceso), pero ocurre que los recursos asignados, puesto que no son infinitos, si es que crecen lo hacen en menor proporción que la explosiva demanda que crea la gratuidad, acentuándose el mal de la subfinanciacion o déficit por alumno, sacrificándose así la calidad de la formación obtenida. Este sistema de “puertas abiertas”, como también nos enseña la experiencia comparada, tampoco garantiza la “democratización” de la matricula (vgr “el modelo argentino”).
Otro problema de la gratuidad es que el estudiante no internaliza los costos de su formación (no existe precio). Por lo tanto, por un lado, no existen incentivos para terminar la carrera en su duración “nominal”, extendiendo su permanencia real al equivalente a dos o mas periodos “nominales” (o al equivalente a educar a 2 o mas estudiantes).Como puede colegirse, esta situación (que ocurre tanto en el restrictivo sistema finlandés o británico o en el de libre acceso argentino o español) impone mayor presión sobre recursos limitados que terminan despilfarrándose. Por otro lado, incentiva altas tasas de deserción ya que esto no significa ningún costo para el estudiante desertor, pero si para el fisco que asumió el costo de su permanencia, otra vez, sin un retorno equivalente ( la regresividad y el riego moral recién descrito han sido reconocidos por los hoy Ingenieros Melo y de la Calle, ex – presidentes de la FECH y FEUC, quienes proponen como alternativa un impuesto o tasa contingente al ingreso futuro).
El Propio Beyer, junto a Cox , complementando los vacíos planteado por Sanhueza y Corvalán (quienes reconocen no haber medido los efectos de una «gratuidad focalizada»),demuestran los efectos positivos de la focalización en el Gini y , en cambio, los neutrales efectos de la gratuidad para todos en dicho indice (a pesar que dicha política supone un gasto 3 veces mayor a la focalización).
Entonces ¿si la gratuidad plantea tales problemáticas y existen alternativas para garantizara el acceso a todos vía un sistema contingente al ingreso (por el que se desvinculan los costos de la carrera de los ingresos presentes del estudiante y su familia), por qué ceder a un «sentimiento popular» escasamente fundamentado?
fabianpa
Atónito ante tus análisis. Sin lugar a dudas, lo que diga no surtirá mayor efecto. Solo una pregunta: ¿qué le parece a usted que nuestro país, no acate el pacto interamericano de derechos económicos, sociales y culturales, promulgado el 89, en donde específicamente se establece gratuitad en la educ básica y para la media y superior se habla de una progresiva gratuidad?
Puede ser una política regresiva, siempre y cuando la mires desde la óptica del actual sistema; pero los derechos sociales, son eso, derechos sociales y deben ser garantizados por el Estado. Esta es una política transformadora, que miró un sistema que no resiste más.
Por lo demás, el análisis apuntaba a otra cosa, sin embargo, siempre es bueno tener estos argumementos a la mano.
victorg.
Claramente hablamos desde perspectivas diversas, pero no necesariamente antagonistas.
Si suponemos que el acceso a la ES es un derecho de «segunda generación» absoluto (aunque parte de la Tº constitucional niegue el carácter atemporal y absoluto de los derechos y aunque la praxis constitucional ofrece los métodos de ponderación por el cual algún derecho o fin constitucionalmente relevante debe ceder ante otros fines, cumplidas que sean ciertas reglas), tal fin puede cumplirse ,reitero, vinculando los costos NO a los ingresos presentes ,sino a los ingresos futuros bajo una modalidad mas eficiente y justa que el CAE, a saber, contingencia al ingreso.
Bajo este esquema se eliminan las barreras de entrada (económicas), garantizándose el acceso, y se elimina la incertidumbre respecto a la capacidad de satisfacer la deuda, puesto que los que obtengan mayor ingreso pagaran mas que los que obtengan ingresos medios, los que -a su vez-pagaran mas que los que obtengan ingresos menores (los que en su caso pagaran nada).
El derecho a la gratuidad progresiva , se fundamentaría o sería expresión del derecho a la igualdad ,pero ¿sirve la vía de la gratuidad a este derecho o fin garantizado constitucionalmente? La porfiada evidencia, en general, ha respondido a esto en términos negativos.
Por eso que , incluso,los «estados de bienestar» desde hace décadas vienen aplicando la «privatización progresiva», que no es mas que aplicar un sentido de justicia: quienes se beneficiaron de la sociedad deben devolver lo que ésta aporto en ellos.
De mas esta decir que la gratuidad en el nivel básico y medio esta garantizada.Y , por cierto, de mas esta decir también que nuestro sistema requiere transformaciones o reformas importantes.Ahora bien, no es para nada obvio que ciertas propuestas sean las únicas a considerar.
fabianpa
En el cuarto párrafo debiera decir «encuesta CEP diciembre 2011)