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Kidzania: reescribiendo el mundo que no queremos leer

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La única forma de entrar a Kidzania, si se es adulto, es acompañando a un niño. Comienzo diciendo esto para dejar en claro que, por supuesto, yo nunca llevaría a un niño a Kidzania y que, por tanto, nunca he entrado. Así que escribo esto informado por la página web y por los relatos de mi sobrino político. Este pequeño niño de cinco años sí fue a Kidzania, y lo pasó maravillosamente bien. De sus entusiasmadas crónicas hago el presente resumen.

Kidzania es un centro de juegos de rol para niños, presente en varios países del mundo, entre ellos Chile. Hay más de cien profesiones y oficios disponibles, tales como periodista, piloto, panadero, médico o mecánico.

Al ingresar, los niños cambian en el Banco su dinero por un cierto monto de billetes de Kidzania, llamados KidZos. Para ejercer cada profesión, los niños deben pagar más o menos KidZos, los cuales serán recuperados una vez que se desempeñen laboralmente y reciban su sueldo. Si el niño o la niña logran ahorrar un poco, pueden dejar su dinero en el Banco. De este modo, cuando regresen a Kidzania, tendrán intereses que les permitirán tener un mayor poder adquisitivo. Es lo que le pasó a mi sobrino. Tiene sus KidZos ahorrados y se soba las manos pensando en los próximos intereses. Además, podrá sacar el dinero directamente desde un cajero automático. Recuerdo, por última vez, que mi sobrino tiene cinco años.

Por otra parte, los niños-piloto, por ejemplo, no son pilotos de la Aerolínea Kidzania, sino de LAN. El Banco es el Banco de Chile. La pizzería es Pizza Hut. El supermercado es Jumbo, la escuela de Minería es AngloAmerican, el taller mecánico es Goodyear, la farmacia es SalcoBrand: Kidzania, la “República de los niños”, tiene más de cuarenta socios comerciales.

Insisto en que a este lugar no pueden entrar adultos solos. Es, efectivamente, un lugar para los niños. Diseñado para ellos.

¿Por qué Goodyear, por ejemplo, invierte dinero para estar en Kidzania? ¿Acaso el niño tomará la decisión de comprar los neumáticos del auto de su padre en esa empresa y no en otra? ¿Acaso el niño elegirá, en el mundo real, el banco donde su madre pedirá un crédito? No. Hoy no. Pero mañana sí. Y el recuerdo de ese día feliz volando en LAN pesará. Sin ninguna duda, pesará. Y las empresas lo saben.

Durante 2012 y 2013, realicé un ciclo de charlas para alumnos de Educación Media en diversos colegios. La charla se titulaba, El poder de la ficción: escribamos el mundo que queremos leer, y versaba sobre la importancia de la imaginación y la ficción en nuestros días, y también sobre mi trabajo en este ámbito como escritor y cuentacuentos de la Compañía La Matrioska. La charla comenzaba, justamente, con una discusión sobre Kidzania. Después de informar, objetivamente, sobre este lugar, se abría el debate…

Pero el debate no existía porque todos levantaban la mano para decir cosas como “es que nos quieren hacer creer en su sistema”, “no nos permiten imaginar”, “quieren replicar la injusticia y la segregación social”.

Les estamos negando la posibilidad a los niños de pensar en un mundo distinto. Deberían tener el derecho, al menos, a imaginar un mundo peor. Pero no igual. Mi sobrino ya no quiere hacer pan con barro: sólo lo quiere hacer en la panadería Castaño, de Kidzania, con harina de verdad. El barro se convirtió para siempre en barro y en nada más.

En Kidzania, si alguien quiere ser médico, por ejemplo, debe ir a la universidad. Y por supuesto, la universidad debe pagarse. Un alumno una vez me preguntó: “¿cómo entonces vamos a convencernos de que la educación debería ser gratuita, si desde niños nos hacen creer lo contrario?”. Impecable razonamiento, y lamentablemente, irrefutable.

En la charla mencionada, yo preguntaba a los alumnos si a alguien le gustaba el mundo tal y como estaba. Más de mil jóvenes han escuchado la charla y nunca nadie me ha podido responder que sí. ¿Por qué, entonces, insistimos en replicar lo que no nos gusta? En lo personal, entre todas las muchas atrocidades de Kidzania, lo que me resulta más doloroso es que les estamos negando la posibilidad a los niños de pensar en un mundo distinto. Deberían tener el derecho, al menos, a imaginar un mundo peor. Pero no igual. Mi sobrino ya no quiere hacer pan con barro: sólo lo quiere hacer en la panadería Castaño, de Kidzania, con harina de verdad. El barro se convirtió para siempre en barro y en nada más. La imaginación comenzó a perder la batalla.

Una alumna muy perspicaz me dijo, terminado el “debate” sobre Kidzania, que ya que todos sabían que el mundo era una mierda, pero quería saber si yo proponía algo o sólo criticaba. La pregunta me vino como anillo al dedo para continuar con la charla, que estaba enfocada justamente a eso: a demostrar cómo los cuentos, las historias, y la ficción en general, permiten pensar en otro mundo y “escribirlo como lo queremos leer”. Los cuentacuentos, por ejemplo, trabajan solamente con la imaginación de los niños y nada más. No hay dibujos, no hay disfraces, no hay títeres: solo la voz y las palabras que penetran en los niños y los obligan a imaginar dentro de sí mismos el cuento narrado. Es algo increíble fijar la atención en las caras de los niños (y también de los adultos) cuando escuchan cuentos: es una absorción total del mundo, casi una catarsis, como si durante esos quince o veinte minutos de narraciones pasaran a otra dimensión. En mi Compañía de Cuentacuentos la hemos llamado, a falta de mejores definiciones, la “cara de cuento”. Es una cara, una expresión facial, que no otorga ni la televisión, ni el juego, ni nada que yo haya visto. Sólo la imaginación.

No ahondaré aquí en detalles sobre la respuesta a la pregunta de la alumna, pero sí me referiré a la anécdota con la que he cerrado esta charla. Cuenta una narradora oral que, en cierta ocasión, antes de empezar una función en una sala de clases de un jardín infantil, decidió jugar con una pelota roja e imaginaria. La pelota invisible iba pasando de niño en niño, rebotaba, chocaba con un vidrio, regresaba a la cuentacuentos. Luego la narradora les dijo a los niños que iba a dejar la pelota imaginaria abajo del pizarrón, para poder empezar a contar los cuentos. Cuando terminó, se despidió de los niños y se dirigió a la puerta para ir a otro curso a repetir la función. Estaba por salir cuando sintió que una manito le tiraba de la falda. Era un niño de cuatro años, que le pasaba algo invisible diciéndole “Tía, se le quedó la pelota roja”.

La pelota existe porque en esa sala todos quisieron que existiera. Esa pelota será, el día de mañana, justicia social, igualdad, en fin, todas las utopías de nuestro siglo. Pero para eso, debemos evitar que la aguja de Kidzania la pinche. Si no lo logramos, la narradora se irá de la sala sin su pelota roja, porque ya no tendremos niños que quieran leer el mundo con los ojos de la imaginación.

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109 Comentarios

Pedro

Y uds. creen que cuando acompañan a la mamá al Jumbo, o van a comprar juntos a comprar dulces y Pan al castaño, no le quedan grabadas esas marcas?

Los monitos y comerciales que ven en la tele?

Yo aún tengo marcadas todas las marcas de cuando era chico y el banco al que iba mi papá (banco Santiago). Mis autitos de juguete todos eran de alguna marca (toyota, audi, etc) y tenía una estación de servicio de juguete tapizada en calcomanías de Castrol.

Para mi esto no tiene importancia alguna, ya que los niños siempre jugarán con otras cosas. Esto de ninguna forma mata la inocencia ni la imaginación de los niños, en mi opinión.

Nina

Ja,ja bueno Pedro, de acuerdo a tu lógica, como ya hay una tremenda polución del aire en toda la linda ciudad de Santiago, no habría problema con meter a los niños en un espacio cerrado contaminado con gases de tubos de escape. LINDA TU LÓGICA. Dejemos todo como está, no analicemos nada críticamente, aquí no ha pasado nada, mientras YO esté bien, TODO bien.

Kriss

Que buen mensaje, definitivamente depende de nosotros el que los niños no pierdan la magia de imaginar, de soñar y de pensar un mundo mejor, en los tiempos de hoy esto es cada vez más dificil, el mundo adulto «racional» vive mostrandole a los niños lo duro que es vivir, que las sonrisas duran poco, que deben hacer algo y pagar un precio para conseguir cualquier cosa que quieran…
En mi infancia mi unica preocupación era que el día estuviera bonito para salir a jugar afuera o de lo contrario inventar algo divertido dentro de la casa para disfrutar con mis hermanos, hoy los niños si no estan inmersos en la realidad, lo más lejos a lo que llega su imaginacion es a conseguir más vidas en algun juego virtual…
Les propongo que volvamos a ser niños y que juntos con ellos dejemos los tablet y disfrutemos de juegos inventados, de hacer pasteles con barro o ensaladas con ojas caidass de los árboles, de nosotros depende que nuestros niños tengan lindos recuerdos a futuro y la capacidad de pensar y desarrollar ideas propias.

Kriss

Que buen mensaje, definitivamente depende de nosotros el que los niños no pierdan la magia de imaginar, de soñar y de pensar un mundo mejor, en los tiempos de hoy esto es cada vez más dificil, el mundo adulto «racional» vive mostrandole a los niños lo duro que es vivir, que las sonrisas duran poco, que deben hacer algo y pagar un precio para conseguir cualquier cosa que quieran…
En mi infancia mi unica preocupación era que el día estuviera bonito para salir a jugar afuera o de lo contrario inventar algo divertido dentro de la casa para disfrutar con mis hermanos, hoy los niños si no estan inmersos en la realidad, lo más lejos a lo que llega su imaginacion es a conseguir más vidas en algun juego virtual…
Les propongo que volvamos a ser niños y que juntos con ellos dejemos los tablet y disfrutemos de juegos inventados, de hacer pasteles con barro o ensaladas con ojas caídas de los árboles, de nosotros depende que nuestros niños tengan lindos recuerdos y que puedan crear ideas propias

reusser

reusser

Muy buen texto.

Lisandro Burgos

Estuve a punto de jugar mi voto por el cuenta cuentos y de repente me acordé de la televisión. Pero si los chicos ven televisión todos los días, y el piloto es de LAN, el ejecutivo es del Banco de Chile, etc. ¿Cuál es la diferencia con lo que ven en Kidzania? Por lo menos el papá le dedicó tiempo al chico y logró sacarlo un rato de la computadora. En cualquier caso, estéticamente es desagradable. El problema es ¿de qué otro modo financiamos Kidzania o algo parecido?

    Lisandro Burgos

    ¿Cómo es eso de que me acordé de la televisión? Plaf, plaf, me cacheteo. Pero si apenas el chico sale a la calle ve publicidad. Y por lo demás, el concepto de simular la realidad es compatible con la publicidad. ¡Pero si esa es la vida moderna!, no es un simulador de mundos de fantasía, ¿de dónde ha salido este mal concepto del comercio, de tenerlo por sucio, por reprochable, por deshonesto? Se me ocurre que es tema para una columna.

Patricio

Tengo casi 50 años en mi casa no hubo tv hasta que tuve 10 jugué con autitos de carretes de hilo tuve negocios en los inviernos jugaba con 2 de mis 5 hermanos uno tenía un banco otro un almacén yo era dentista a mi
Modo de ver kidzania no le impone nada a los niños ni los dirige solo los hace jugar a ser profesionales no le veo nada de mano hoy yo soy jardinero y no dentista mi hermano tampoco es banquero ni mi hermana dueña de un almacén veo más táctico a la cacería. De pokemones que jugar en un mundo paralelo al que viven. Creo que el artículo es extremista y no
Lo comparto

Patricio junemann

Tengo casi 50 años en mi casa no hubo tv hasta que tuve 10 jugué con autitos de carretes de hilo tuve negocios en los inviernos jugaba con 2 de mis 5 hermanos uno tenía un banco otro un almacén yo era dentista a mi
Modo de ver kidzania no le impone nada a los niños ni los dirige solo los hace jugar a ser profesionales no le veo nada de mano hoy yo soy jardinero y no dentista mi hermano tampoco es banquero ni mi hermana dueña de un almacén veo más táctico a la cacería. De pokemones que jugar en un mundo paralelo al que viven. Creo que el artículo es extremista y no Lo comparto en absoluto su analisus

Paola

Es terrible espantoso se me apareció una chaba muerta camino a kidzania ofreciéndome ir a kidzania por la noche a los viejos ductos me dijo Que pase buena noche y si quiere algo chido valla a las noches de amigos eventos espesiales que hacen cada siervos meses y métase a los ductos están completamente oscuros y la hermana de mi amiga e dijo que a mi amiga le ofrecieron lo mismo y ella si fue y cuando algien entro y reportó que avía una cica como mi amiga por eso nunca vallan a kidzania

    Karla

    Les voy a contar una verdad de kidzania en la cabina se morbian los botones cuando no avía nadie siempre algien quería ir acompañado comentan que en la construcción un señor se ahorcó y se ve su reflejo y le creo a la tal palo porque mi emana fue la difunta la ahorcaron una chava como de 18años

Fernanda

Es terrible se me apareció un fantasma

    Mayte

    No te culpo también me pareció ver a algien colgado en el teatro