Luego de aprobada la ley para excluir la selección en los colegios, rápidamente aparecieron los agoreros pronosticando el deceso del Instituto Nacional. Estos personajes están pintados para ser protagonistas de “En su propia trampa” por lo desubicados y despistados.
El Instituto no ha navegado durante más de 200 años en aguas calmas. De hecho, pienso que las turbulencias son su terreno de mayor fertilidad. Ahora enfrenta un nuevo desafío y hay que brindar por ello.
Por lo demás, el tema no es, ni nunca ha sido, la sobrevivencia del Instituto. El tema es cómo la educación pasa a constituir un espacio de fortalecimiento de la equidad y la igualdad en nuestro país. Para ello, la calidad de la educación es fundamental. Y para avanzar en este camino la ausencia de discriminaciones odiosas y antojadizas es simplemente fundamental. En este proceso, la inevitable tómbola en el IN para el 70% de sus ingresos, es simplemente un dato de la causa.
El tema no será qué tan fácil (o suertudo) se debe ser para ingresar al Instituto. El tema será otro: qué tanto se deberán esforzar los que ingresan, para mantenerse. Y acá sí que, actualmente, no da lo mismo estar o no en el Instituto. Con el cambio, será aún más relevante.
Si “el Nacional” tiene una vida incluso mayor que la de nuestra independencia, es porque en sus aulas, patios y oficinas se genera una mística especial, donde confluyen profesores con vocación por enseñar y provocar aprendizajes, alumnos que saben que tienen una tremenda carga histórica que deben honrar y conservar, apoderados que asumen que sus hijos son afortunados, pero no basta con ello para salir adelante y, por lo mismo, tienen que contribuir a que se logren los objetivos. En suma, es una comunidad educacional que integra a todos sus estamentos en un objetivo único y trascendente: hacer mejores personas que, además sean mejores alumnos, sin discriminaciones absurdas. Y cuando estas ocurren, es el mismo sentido de trascendencia lo que las extirpa rápidamente.El Instituto no ha navegado durante más de 200 años en aguas calmas. De hecho, pienso que las turbulencias son su terreno de mayor fertilidad. Ahora enfrenta un nuevo desafío y hay que brindar por ello.
Por esto mismo, la calidad del Instituto Nacional tiene poco que ver con la selección de entrada y mucho que ver con el clima y espíritu interno que se genera. Este ha sido el desafío matriz de cada rector y de cada profesor que ha pasado por esas aulas. También de cada apoderado/a y de cada institutano. Por eso, el tema de la selección parcial, no afectará significativamente al Instituto.
Ahora bien, si los restantes cuerpos legales de esta reforma, generan las condiciones para una educación de excelencia y, con ello, el foco institutano resplandece menos porque otros colegios comienzan a adquirir su propio brillo, bienvenido este escenario. Significa que de una vez por todas estamos logrando más oportunidades para todos nuestros estudiantes, es decir, estamos dando un paso tremendo para reducir significativamente las actuales patéticas brechas de inequidades en las oportunidades.
El Instituto Nacional seguirá siendo el primer foco de luz de la Nación. Espero que el gran cambio es que deje de ser el único, deje de ser el modelo con el que todos se comparan y sea solo uno actor más en una educación chilena que prepare a los niños y niñas para la vida en sociedad, para enfrentar múltiples desafíos y para explorar exitosamente sus particulares vocaciones y no solo para la universidad. Cuando la meta deje de ser la universidad y vuelva a ser la felicidad por el despliegue de la vocación de cada cual, ahí recién podremos comenzar a descorchar botellas para brindar.
Queda mucho por hacer. Pero que vamos bien encaminados…, no tengo dudas al respecto.
Comentarios
27 de enero
Mi querido amigo y compañero de curso por 8 años en el Instituto Nacional (generación del 72´) Hugo Vergara, ha puesto el enfoque en un aspecto que lamento no compartir.
Él se alegra porque se abran las puertas a la diversidad sin tener en cuenta el mérito académico.
Si nos remontamos a los orígenes de nuestro Instituto, y vemos la «visión estratégica», establecida por uno de sus mentores, el religioso Camilo Henríquez, que reza:
«El gran fin del Instituto es dar a la Patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor»
podremos entonces concluir que su destino siempre ha sido diferente, especial, único. Fue creado durante la Patria Vieja y es la institución más antigua de nuestro sistema educacional.
Llegar a ser un institutano siempre ha sido un privilegio, por mérito, no por «pitutos».
Hugo nos expresa que él espera «que el gran cambio es que deje de ser el único, deje de ser el modelo con el que todos se comparan y sea solo uno actor más en una educación chilena».
Yo querido amigo te rebato. Espero que siga siendo el Primer Foco de Luz de la Nación, y que muchos lo tengan como referente para su superación.
No creo que el querido y viejo IN desaparezca. Le han dado como escribió alguien por ahí «bajo la línea de flotación». pero escorado o no, seguirá navegando mostrando el rumbo a los demás.
Este gobierno que quita los patines y nivela para abajo, tendrá a su haber la vergüenza de haber intentado disfrazar sus complejos igualitarios cambiando el destino del colegio sin par, que ha sabido responder a sus precursores de la estatura de un Juan Egaña, o de don Manuel de Salas, por nombrar a dos de los más conspicuos, y ha estado siempre en el tope de la excelencia académica formando a la élite intelectual de Chile.
Y no hay que perder las esperanzas. Acciones como ésta serán tomadas en cuenta al momento de ir a las urnas para elegir un nuevo gobierno, y no me cabe la menor duda que la ciudadanía votará por quienes restablezcan las tradiciones más sentidas del alma nacional, y entre ellas, la vuelta en gloria y majestad del Instituto Nacional formador de los mejores sin importar su condición social, política, religiosa, étnica, Etc. Necesitamos formar generaciones con valores que mantengan nuestra identidad e idiosincracia, algo que en estos tiempos se ha ido diluyendo y desdibujando.
Quedan poco más de mil días. Aguanta Chile!
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28 de enero
Te agradezco tu comentario estimado Juan Antonio. porque me permite entrar en otros aspectos que me parecen relevantes:
1. Que tu opinión sea tan diferente a la mía, pese a tener la misma cuna educacional, revelan uno de los méritos del Instituto Nacional y, en general de la Educación Pública donde, en general, se aprende a vivir en un Chile real con infinitas perspectivas. Distinto es el caso de los colegios del “Barrio alto” en que, como lo dijo tan claramente hace algún tiempo un estudiante de una universidad privada “somos todos iguales”. Por lo mismo en la radical diferencia entre ambos, hay un gran valor implícito.
2. Si pensáramos que la calidad del IN está sostenida como pilar fundamental en la capacidad de descremar lo mejor de todos los colegios, solo estaríamos ninguneando a todo el quehacer académico y formativo del Instituto. En lo personal, me niego a aceptar tal premisa. Por lo demás, ese “descreme” tiene que ver esencialmente por notas (en Chile eso significa básicamente conocimientos) los que no pueden ser muy extrapolables al mundo adulto si aplican únicamente a conocimientos adquiridos hasta cuarto básico (en nuestra época, Juan Antonio) o hasta sexto básico, actualmente. Por lo mismo, la clave institutana no está acá. Está en lo que ocurre en sus aulas, no lo que sucede antes. Por lo mismo, en mi columna digo que lo importante no es “entrar”, sino “mantenerse”.
3. Terminas tu comentario estimado amigo, en la forma clásica de la derecha tradicional chilena, expertos en chaquetear. Cuando dices que se votará para “restablecer…”, aludes a una lógica de asumir que solo lo que haga tu corriente de opinión es lo bueno, y todo lo demás debe deshacerse. Con ello, la lógica del yo-yo, nos dejará siempre en el mismo sitio. Sitio en que la riqueza nacional se acumula escandalosamente en unos pocos, a costa de una escandalosa, también, carencia de oportunidades para la inmensa mayoría. La soberbia aquella es la que nos tiene como nos tiene. Si seguimos haciendo más de lo mismo, seguiremos siendo lo mismo. Y esto, al menos yo, no lo quiero para nada. Confío demasiado en mi país y, por lo mismo, sueño con mayores oportunidades para todos.
En resumen, estoy convencido de que la gracia del Instituto Nacional está en sus fortalezas internas y, con ellas, seguirá siendo un ejemplo y modelo en que muchos otros colegios sean cuna de grandes personas. Iluminando como solo el IN es capaz de hacerlo, pero sin inhibir la capacidad de iluminar de todos los otros colegios del país. Y todo esto, sin que en ello importe de alguna manera, la cantidad de billetes que porten en sus bolsillos los padres. Ese es mi sueño de país y en ese país el Instituto Nacional debe jugar el rol que le corresponde por convicción, naturaleza e historia.
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30 de enero
Estimado institutano, yo como institutano (1983)te recomiendo leer mi columna publicada en el Mostrador.
Creo que la meritocracia del ser Institutano..creo que debemos reunirnos y debatir mas cercanamente
Te invito a un café en Marzo..ya expuse en el Nacional estos puntos el 2013..Veamos un debate..
¿ que te parece?
http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/05/19/el-juego-del-ultimatum-y-el-instituto-nacional/
30 de enero
Hola Alvaro:
Te agradezco el haber escrito y compartido tu propia perspectiva. En realidad ya la había leído. Me pareció muy interesante, aunque creo que tu posición la compartiría solo si todo el tema de la calidad de la educación se circunscribiera a este tema de la No-Selección. Como claramente ello no es así, sino que solo una base que ayudará a trasparentar la efectividad de la institución, mantengo mi tesis de que, si todo el mérito del Nacional, se sostiene en la elección de grandes estudiantes, debería decir que el IN no tiene mérito alguno. Yo sí creo en el valor que suma el Instituto y, en él, este asunto de la selección, tiene que ser una variable muy menor.
Respecto del café, al margen de que se concrete o no, y de quien pague, me parece importante mantener público este debate para desmitificar este eje que ha instalado la derecha para dispararle a una Reforma que me parece fundamental y urgente de cara a un mejor país para las generaciones futuras.
Saludos y gracias de nuevo.
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